Salud España , Salamanca, Viernes, 05 de febrero de 2010 a las 18:48

Un estudio pretende determinar qu茅 partes del cerebro se relacionan con el autismo

Los investigadores de la Universidad de Salamanca correlacionan el bajo rendimiento en pruebas neuropsicol贸gicas con las conductas autistas

JPA/DICYT Investigadores de Salamanca están desarrollando un proyecto de investigación que trata de identificar fallos neuropsicológicos asociados a partes concretas del cerebro en niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Esta investigación se basa en un estudio anterior que ha permitido identificar de forma precoz casos de autismo en las provincias de Zamora y Salamanca. Se trata de realizar pruebas experimentales para correlacionar el déficit de conducta propia del autismo con un bajo rendimiento en pruebas neuropsicológicas, lo que convertiría a éstas últimas en una herramienta de identificación y tratamiento precoz.

 

El equipo de investigación de Ricardo Canal Bedia, profesor del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos de la Universidad de Salamanca y miembro del Instituto Universitario de Integración en la Comunidad (Inico), explica a DiCYT que la investigación se inician una vez seleccionados los niños de pocos meses sospechosos de sufrir autismo, de Zamora y Salamanca, y otros con retraso mental, que a pesar de sufrir este problema presentan características distintas en este tipo de pruebas y, por lo tanto, pueden servir de grupo de control.

 

Entre las pruebas que realizan, validadas internacionalmente desde el punto de vista neuropsicológico, aunque no relacionadas con el autismo de la forma en la que pretende hacerlo este estudio, está la denominada DNMS, que consiste en el aprendizaje de una regla. Por ejemplo, "el niño aprende que si coge un objeto, obtendrá un premio, pero a medida que se le presentan más objetos tiene que coger siempre el nuevo, de manera que al cabo de cierto número de ensayos descubre que lo importante es la novedad", indica el experto. Pues bien, "este estudio sobre desarrollo infantil se relaciona con la zona prefrontal del cerebro y está vinculado al sistema de reconocimiento de emociones", explica Ricardo Canal.

 

En la misma línea, en la prueba AnoB, se esconde un objeto bajo una de las dos tazas que se le muestran y se van cambiando, de manera que se trata de una prueba de aprendizaje y memoria. Esta prueba de relación social y comunicativa está relacionada con la parte dorsolateral del cerebro.

 

Una tercera prueba requiere la participación de activa de la madre para ver la reacción ante un suceso de incertidumbre que marca unas claras diferencias entre niños autistas y niños con retraso mental, especialmente comunicativos en esta prueba. "El niño y la madre juegan con una caja, pero en un momento dado la caja se mueve por control remoto. Ante el desplazamiento, la madre finge asustarse. Así, los especialistas analizan la reacción del niño ante la información emocional de la madre, un hecho clave, puesto que en nueve de cada 10 casos los niños con autismo no lo tienen en cuenta", señala el especialista.

 

La investigación está financiada por el Plan Nacional de I+D+i y por el momento está incompleta, ya que los científicos esperan alcanzar un volumen de pruebas que sea suficientemente representativo. En cualquier caso, consideran que por primera vez están demostrando que este tipo de pruebas pueden ser tan discriminativas de TEA como otras conductas más empleadas en el diagnóstico.