Alimentación España , Zamora, Martes, 24 de marzo de 2009 a las 16:44

Un estudio revela los beneficios econ贸micos de la agricultura ecol贸gica

El director de la finca experimental 'La Higueruela', en Toledo, destaca las ventajas de este tipo de agricultura en la siembra de cereales y leguminosas de secano

Beatriz Blanco García/DICYT Los 16 años de trabajo en la finca experimental La Higueruela, situada en Toledo, han venido a demostrar los beneficios tanto económicos como medioambientales que puede reportar la agricultura ecológica en los campos de toda España. Llevados a cabo por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), bajo la dirección de Carlos Lacasta Dutoit, estos años de estudio han  determinado que esta actividad no sólo ayuda al medioambiente sino a la reducción en los costes por prescindir de insumos como fertilizantes y herbicidas. Los resultados de este trabajo los ha expuesto hoy su director en el marco de unas jornadas organizadas por la Diputación de Zamora.

 

“Llevamos 16 años con este experimento, el más antiguo. Con él hemos conseguido convencernos de que es posible hacer una agricultura sostenible, mantener la fertilidad de nuestros suelos, controlar las hierbas y la erosión, aumentar la biodiversidad, el número de hierbas e insectos en la zona y evitar la contaminación de nitratos”, enumera orgulloso Lacasta Dutoit. De ahí que se hable de una “rentabilidad energética, ya que en el aspecto de los precios no se puede controlar. Con la agricultura ecológica, la energía que yo aporto al sistema es más de la que obtengo, algo que no se da en la agricultura convencional”, añade.

 

Según ha precisado Lacasta, que hoy ha participado en las Jornadas sobre los beneficios de la agricultura ecológica sobre cereales y leguminosas organizadas por la Diputación zamorana , “las labores superficiales y verticales, además de mejorar las características químicas, físicas y biológicas de los suelos, resultan más rentables”. Además, “la fertilización en agricultura ecológica se basa en el uso de rotaciones con leguminosas y en los residuos de cosecha, haciendo más viables, económica y ambientalmente, estos agrosistemas de secano”. Por último, el uso de herbicidas se hace innecesario “por el empleo de rotaciones de cultivo en las áreas cerealistas, además de la siembra tardía y el cultivo en líneas agrupadas”, explica.

 

Un alternativa a la agricultura actual

 

La idea de este estudio, que se desarrolla dentro del Centro de Ciencias Medioambientales, donde también se desarrollan otros aspectos como la agricultura de precisión o conservación o temas como la erosión o la depuración de aguas, surgió, según su director, “porque se veía que los datos revelaban que el modelo actual de agricultura no estaba funcionando, que existían unos límites productivos importantes y que los balances estaban siendo negativos”.

 

Con la búsqueda de alternativas surgió este proyecto. “De forma natural empezamos a trabajar varios especialistas, para ver la actividad del suelo, cómo funcionaba el reciclado de residuos o la dinámica de los nutrientes”, recuerda Lacasta. “Eso nos permitió montar un proyecto solamente de agricultura ecológica que hemos ido ampliando a varios niveles, ya que este tipo de agricultura no sólo tiene por objetivo producir alimentos de calidad, sino también respetar los recursos y mejorarlos, como el mantener la biodiversidad, no perder el suelo o trabajar para evitar la erosión. Es un sistema que integra toda la información de nuestro paisaje y entorno, con lo que aumentamos la biodiversidad, al ser los propios organismos los que controlen las plagas y las enfermedades”, revela.
 

Un necesario cambio de mentalidad en los agricultores
 
A pesar de los claros beneficios que presenta la agricultura ecológica, muchos trabajadores del campo todavía son reticentes a este significativo cambio en sus tierras. “El sector tiene reticencias, como todos los humanos al cambio”, reconoce Lacasta.”En este momento, en las tierras de secano va a empezar una situación de crisis económica con la que no les va a quedar otro remedio que abrir los oídos y escuchar otras formas de producir, que no son muy diferentes a las que ya utilizan. Lo único es que hay que introducir son pequeños cambios, como el volver a las rotaciones para respetar los ciclos de reciclado de nutrientes, evitar los monocultivos, aprovechar las leguminosas para fijar nitrógeno, o usar los residuos de las cosechas como fuente energética”, enumera.

El mensaje es claro: “la agricultura, tal y como se está haciendo ahora, no puede seguir” y, según Lacasta, existen dos salidas. O una agricultura de precisión “donde los recursos se empleen de forma muy individualizada y la tecnología de informática y satélite toma las decisiones”, o la agricultura ecológica, “donde la responsabilidad pasa al agricultor”. El mensaje para la gente del campo está, según Lacasta, “en sus propias cuentas. Verían que lo que están haciendo ahora, en muchas ocasiones, no es viable, a pesar de la tradición y las rutinas. El cambio a ecológico lleva a cambiar de modelo, sin herbicidas ni fertilizantes, y con un cambio por ello en las prácticas agrícolas, con las miras más puestas en el cielo y la tierra”, finaliza.