Ciencias Sociales España , Burgos, Martes, 13 de julio de 2010 a las 18:58

Un museo de dimensiones mundiales

El MEH se perfila como el referente de toda una red de recursos en torno a Atapuerca

Elena Rodríguez Montes/DICYT Once años después de que por primera vez se hablara en la ciudad de la posibilidad de crear una infraestructura que dotara de la dimensión que se merecen a los yacimientos de Atapuerca, la idea se ha hecho realidad. Hoy se inauguró oficialmente el Museo de la Evolución Humana, uno de los tres pilares del Complejo de la evolución que reina en el centro de la capital burgalesa, junto al CENIEH y al auditorio- palacio de Congresos. La reina Doña Sofía, que hace un año visitaba las excavaciones en la Sierra burgalesa y cortaba la cinta del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, fue la encargada de inaugurar el MEH, que se perfila como un referente sobre el estudio y la divulgación de la vida de nuestros antepasados a nivel mundial. 

 

Precisamente esta fue la idea que el presidente de la Junta, la Administración que ha liderado el proyecto con una inversión de 70 millones de euros, incluida la musealización, insistía en esa dimensión internacional. Juan Vicente Herrera aseguró que el museo, junto con el Cenieh, los propios yacimientos de la sierra y los centros para la recepción e información de los visitantes que se están construyendo las localidades de Atapuerca e Ibeas de Juarros “convierten a Burgos en sede del sistema de lugares y equipamientos más completo del mundo sobre la evolución humana”. Herrera también destacó en su discurso el valor científico de los contenidos que alberga el Museo gracias a la “implicación personal” de los actuales codirectores, José María Bermúdez de Castro, Eudald Carbonell y Juan Luis Arsuaga, así como el compromiso de los mismos para la progresiva adaptación a los nuevos descubrimientos y avances que se produzcan en el futuro. Finalmente, el presidente de Castilla y León reseñó la “inigualable oportunidad” que supone el MEH para atraer y fijar talento y actividad científica, cultural y económica, a través de la puesta en valor de “tan singular y enorme riqueza”.

 

El edificio que alberga el MEH, diseñado por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg, ganador del concurso internacional de ideas que se convocó hace once años y donde hay que buscar el origen de este proyecto, cuenta con una superficie total de 15.000 metros cuadrados y está dividido en cuatro plantas. Como nota más destacada, la evocación topográfica de la Sierra de Atapuerca está presente tanto en el exterior del museo, que desciende a través de terrazas hasta el río Arlanzón, como en la disposición de sus espacios interiores. En definitiva, todo un despliegue arquitectónico, expositivo y tecnológico que impulsará el trabajo que se realiza en los yacimientos.

 

Concepción del MEH

 

El Museo de la Evolución Humana está llamado a comunicarse con todos los públicos de forma universal y además, por razón de su concepción y contenido, nace con una enorme potencialidad. En primer lugar se concibe como la antesala visual de los yacimientos, cuya visita es una experiencia insustituible, que ayudará a comprender la Sierra in situ y al revés, Atapuerca facilitará al visitante un esquema que le permitirá asimilar mejor el discurso museístico.

 

Por otra parte, el MEH busca el enfoque dinámico de la especie humana y por eso recoge datos científicos derivados de investigaciones procedentes de muy diversas disciplinas y por eso persigue poner de manifiesto el papel del hombre como centro de las civilizaciones. Asimismo, el Museo esconde una reflexión sobre cuestiones tan actuales como el cambio climático o el aprovechamiento de los recursos naturales, ya que nos muestra al hombre interactuando con su entorno ambiental y social y explicándonos su adaptación al cambio de los eco sistemas.

 

Distribución del museo

 

La evocación del paisaje de la Sierra de Atapuerca en las terrazas de vegetación exteriores al Museo inicia ya al visitante en los contenidos expositivos que se distribuyen en un espacio amplio y luminoso. En el centro de este espacio abierto destacan cuatro prismas paralelos, separados por profundos cortes verticales, con un ligero desnivel en su parte superior, que también contiene vegetación de la Sierra. En el prisma número 1 vemos la Sierra hace 50.000 años y encontramos al Homo neanderthalensis con los animales que habitaron este espacio como caballos, ciervos o hienas. El prisma número 2 nos traslada 350.000 años atrás y nos muestra al Homo heidelbergensis entre quejigos, encinas, aulagas y majuelos; y especies animales como osos, leones y ciervos pequeños. En el tercero, 600.000 años atrás, se mantiene la especie humana anterior en un paisaje templado, pero más húmedo, con hayas, encinas, robles y brezos. Y el prisma número 4 nos hace retroceder 850.000 años atrás, de la mano del primer europeo, el Homo antecessor, una especie que nació en Atapuerca y revolucionó la historia de la evolución humana.

 

Toda la información que nos ofrece el MEH está dispuesta a lo largo de cuatro plantas. La planta -1 sitúa al visitante en la prehistoria y los protagonistas son los yacimientos y los emblemáticos fósiles que en ellos han aparecido, los originales. Allí recibimos una clase práctica de arqueología, paleontología y antropología. Entre los restos más llamativos encontramos el Cráneo número 5, Miguelón, perteneciente a un homínido que vivió hace 500.000 años y que se encontró en la Sima de los Huesos; se trata del más completo y mejor conservado del registro fósil mundial. Nos toparemos también con el frontal y el maxilar hallados en la Gran Dolina que permitieron descubrir la nueva especie, el Homo antecessor, con una antigüedad de más de 800.000 años y que son superados en antigüedad (850.000 años) la mandíbula Letizia de esta especie. En las vitrinas no falta la pelvis Elvis, hallada en la Sima de los Huesos y muy bien conservada; perteneció a un homínido de hace más de medio millón de años y es la más completa del registro fósil mundial del Homo Heidelbergensis. En cuanto a restos de industria lítica, destaca el bifaz Excalibur, otra de las sorpresas de la Sima de los Huesos, con una antigüedad cercana a los 400.000 años y que constituye una herramienta simbólica puesto que pudiera explicar posibles ritos funerarios, como han comentado en numerosas ocasiones los codirectores de las excavaciones.


La planta 0 nos cuenta la evolución biológica, la historia de la vida en la Tierra, la Teoría de la Evolución de Darwin y las características biológicas exclusivas de los humanos entre las que destaca el cerebro. En un gran espacio circular estará la Galería de los Homínidos más representativos, los protagonistas de la evolución reproducidos de forma hiperrealista a partir de los datos facilitados por los científicos. La planta 1 explica la evolución cultural a partir de las manifestaciones que identifican a los grupos humanos (conocimientos, innovaciones, creencias, comportamientos...) y se nos habla del hábitat, tecnología, alimentación, movilidad y creatividad, o del dominio del fuego. La planta 2 recrea los tres ecosistemas: la selva, la sabana y la tundra- estepa como explicación de las fluctuaciones climáticas, como escenario de las dificultades de supervivencia como explicación de las adaptaciones del hábitat.