Alimentación España Ponferrada, León, Jueves, 08 de octubre de 2009 a las 16:44

Un sat茅lite de Brasil y China registra por primera vez la evoluci贸n de un tipo de pino en Castilla y Le贸n

La Universidad de Le贸n desarrolla un modelo de plantaciones de pino radiata

Antonio Martín/DICYT Cuando fue lanzado hace dos años, el satélite CBERS-2 incorporó cámaras fotográficas con diferentes capacidades: alta resolución espacial, para observar la planificación urbanística en China; gran capacidad de almacenaje de datos frecuentes y no tan detallados, para monitorizar la deforestación y la expansión agropecuaria en Brasil. Esos objetivos han apuntado por primera vez a Castilla y León para un trabajo de investigación de la Universidad de León. En el punto de mira de esta creación sinobrasileña está la evolución de las plantaciones de un tipo de pino con un crecimiento muy rápido y buena madera para la industria en los extremos del norte de la comunidad autónoma, las comarcas de El Bierzo (León) y Merindades (Burgos).

 

"Queremos conocer cómo crece en Castilla y León el pino radiata con el objetivo de ver introducir mejoras en las zonas donde ya se gestionan plantaciones y de determinar nuevos lugares de plantación", explica a DiCYT Alfonso Fernández Manso, coordinador de un grupo de investigadores del Departamento de Ingeniería y Ciencias Agrarias. Para alcanzar esta meta, un proyecto de investigación en que están involucrados científicos de Alemania, Nueva Zelanda y España trata de mejorar el seguimiento de las plantaciones a través del uso de imágenes por satélite. Por parte española está el equipo de Fernández Manso, de la Escuela Superior y Técnica de Ingenierías Agrarias de Ponferrada. Por eso, el CBERS-2 (China-Brazil Earth Resources Satellite, en sus siglas en inglés) ha enfocado hacia las zonas castellanoleonesas donde abunda esta conífera: zonas de repoblación bercianas y en el Valle de Mena. En la acción ha colaborado el Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil (Inpe, en portugués).

 

A través del crecimiento de los ejemplares de las plantaciones (los primeros fueron plantados aproximadamente hace 40 años) y del análisis de los anillos del tronco, los científicos tratan de conocer cómo ha evolucionado la especie en cada zona. De este modo, podrán establecer la relación con el suelo y el clima para saber si es posible llevar el pino radiata a otros lugares más meridionales. El Bierzo y Merindades se encuentran en las zonas de cambio del clima atlántico y el mediterráneo de la Península Ibérica. El pino radiata está extendido por toda la vertiente cantábrica. Originario de una pequeña zona de California (Estados Unidos), en los últimos años se ha extendido especialmente por Australia, Chile y Nueva Zelanda de la mano de la industria maderera.

 

Modelo de crecimiento

 

El proyecto de investigación, que forma parte de la tesis doctoral de Eva Sevillano, empieza ahora a dar sus primeros resultados. Los científicos bercianos han establecido un modelo de crecimiento dinámico para las plantaciones de Pinus radiata D. Don en El Bierzo, dado que, al encontrarse en una zona de transición entre climas, presenta unas características propias. "Variando algunos datos, es exportable para otros lugares", indica Fernández Manso. Los investigadores registraron el crecimiento de parcelas de pinos con diferentes rangos de edad (desde jóvenes de 7 años a 36, en su máxima expansión). A través de placas metálicas y de una numeración, los investigadores pudieron comprobar la evolución de cada ejemplar. El muestreo se realizó en 2003 y 2007. Este modelo incluye tres variables (área de la base del árbol, número de árboles por hectárea y altura dominante) y ha proporcionado predicciones satisfactorias para un intervalo de tiempo de tres años.

 

El trabajo, publicado en Investigación agraria. Sistemas y recursos forestales, "permite establecer normas para definir cuándo se deben cortar los árboles y la distancia adecuada para una mejor gestión de la plantación", explica el especialista. En la actualidad, el pino radiata ocupa unas 15.000 hectáreas de El Bierzo y unas 2.000 en Valle de Mena. La gestión es diversa y estas plantaciones están en manos de empresas mineras, la Administración o silvicultores particulares. En todo caso, indica Fernández Morán, "el pino radiata ocupa zonas que antes estaban destinadas a actividades agrícolas y ganaderas y por el éxodo rural han sido abandonadas". Por lo tanto, a pesar de ser una especie introducida, "no compite por el territorio con las autóctonas".