Ciencia España , Cantabria, Viernes, 10 de julio de 2015 a las 18:37

Una mosca de hace 105 millones de años con la carga de polen en su abdomen

El ámbar de El Soplao (Cantabria) ofrece pruebas de una polinización fósil

IGME/DICYT Actualmente la mayoría de los ecosistemas terrestres están dominados por las plantas con flores (angiospermas), pero en el Cretácico, hace unos 105 millones de años, los bosques estaban principalmente formados pro gimnospermas. Estas incluyen, por ejemplo, los pinos, los abetos y las cicas y presentan una polinización debida al viento.

 

Cuando uno piensa en la polinización le viene a la mente una abeja cubierta de polen, pero en ese periodo geológico no existían las abejas ni las mariposas. Aparte de las abejas y algunos parientes cercanos, hoy existen otros cuatro grupos principales de insectos que polinizan las plantas: las mariposas con espiritrompa, los escarabajos, los trips y las moscas.

 

El ámbar de El Soplao (Cantabria) está proporcionando nuevas especies de insectos y nuevas claves sobre cómo era la vida en los bosques del Cretácico, cuando la actual península ibérica era una gigantesca isla. Los investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), de la Universidad de Barcelona (UB) y de la Universidad Complutense descubrieron recientemente unas moscas muy raras de una familia que se extinguió antes de que lo hicieran los dinosaurios. Junto con otros investigadores españoles y de Estados Unidos (universidades de Harvard, Cornell y del American Museum of Natural History de Nueva York) han demostrado que estas moscas se alimentaban de néctar con una larga trompa muy especializada y que polinizaban gimnospermas, según publica la revista Current Biology.

 

Las moscas zhangsólvidas de dos especies distintas están perfectamente conservadas en el ámbar cántabro y una de ellas presenta una mancha de cientos de granos de polen de una posible bennettital, un tipo de planta gimnosperma que apareció en el Triásico y se extinguió en el Cretácico Superior. Las plantas atraen a los insectos con ciertos “regalos”, por ejemplo, el energético y dulce néctar, para que se produzca el transporte de su polen entre las estructuras florales, y ocurra la polinización. Se trata de una relación de simbiosis fundamental para el sostenimiento de los ecosistemas terrestres y para la elevada productividad de la agricultura que alimenta a la humanidad. La investigación muestra que la estructura interna de la larga trompa de estas moscas se ha conservado a un nivel microscópico, según ha mostrado la tomografía computarizada y el microscopio electrónico de transmisión. Los investigadores han podido demostrar que estas moscas tomaban el néctar acercándose a ellas en vuelo batido, de forma similar a los colibríes.


Se conocen unos pocos casos similares en el mundo de insectos que quedaron fosilizados en ámbar mientras acarreaban polen de una flor a otra. Estos nuevos fósiles cántabros muestran una relación muy estrecha entre las moscas y las bennettitales hace 105 millones de años. ¿Por qué no se han encontrado insectos en ámbar tan antiguo acarreando polen de angiospermas? Un hallazgo así sería de gran relevancia ya que por entonces las angiospermas empezaban a ser dominantes en los ecosistemas diversificándose en muchísimas especies. Si los insectos estaban ya especializados para alimentarse de estructuras florales de gimnospermas, es prácticamente seguro que el trascendental paso a las angiospermas debió de producirse por entonces.