Alimentación Portugal , Portugal, Martes, 11 de septiembre de 2018 a las 08:56

Una plaga invasora podría alterar el funcionamiento de las redes de espacios protegidos en la Península Ibérica

Prácticamente la mitad de los bosques de coníferas de la Red Natura 2000 y más de dos tercios de los situados en los corredores entre espacios protegidos, están ya dentro de la zona infectada por el nematodo de la madera del pino

CGP/DICYT El impacto económico que la entrada, establecimiento y dispersión de especies invasoras está causando en las finanzas de los países que las sufren, debido, entre otros, a la mortalidad, daños y pérdida de vitalidad en los cultivos agrícolas, es bien conocido. Menos se ha tratado, en comparación, el impacto que estas especies invasoras causan en los ecosistemas forestales como generadores de bienes y servicios a la colectividad, como hábitats de especies silvestres autóctonas y, en definitiva, como reservorios de diversidad biológica, de compleja cuantificación económica.


Estos impactos son especialmente preocupantes en los espacios protegidos, declarados para asegurar un estado de conservación favorable de hábitats y especies autóctonas, como son los espacios incluidos en la mayor red de espacios protegidos coordinada a nivel internacional, la Red Natura 2000 en la Unión Europea.
Una investigación realizada por Begoña de la Fuente, de la Universidad Politécnica de Madrid, y Pieter Beck, del Joint Research Center (JRC) de la Comisión Europea, evalúa algunos de los impactos que estas especies pueden causar, o están ya causando, en los espacios protegidos de la Red Natura 2000 en la Península Ibérica.


Su estudio se centra en el impacto que el nematodo de la madera del pino podría provocar en los bosques de coníferas incluidos dentro de los espacios de la Red Natura 2000 en Portugal y, en especial, en aquellos hábitats que, declarados como prioritarios por su singularidad o escasez por la Directiva Hábitats de la Unión Europea (92/43/CEE), son en estos momentos particularmente vulnerables a los efectos potencialmente devastadores de este microscópico organismo.


El nematodo de la madera del pino (‘Bursaphelunchus xilophilus’) es una peligrosa plaga invasora capaz de matar el árbol que infecta en cuestión de semanas, si se dan las condiciones climáticas idóneas para ello, como ocurre en la gran mayoría de la Península Ibérica. Desde su accidental introducción en Europa, cerca de Lisboa, en 1999, se ha extendido a más de la mitad del territorio portugués y, actualmente, representa una amenaza de primer orden para los bosques de coníferas de España y, más a largo plazo, de otros países europeos. Este nematodo, oriundo de Norteamérica, ha causado ya de hecho enormes pérdidas durante las últimas décadas en los bosques de Asia, donde consiguió entrar y expandirse con anterioridad a su más reciente aparición en Europa.


Pérdida de conectividad


El estudio también evalúa en qué medida la expansión de esta nociva plaga podría provocar una pérdida de conectividad entre los espacios forestales protegidos, es decir, limitar el flujo de especies autóctonas y de los genes, semillas y polen que portan, de unos espacios a otros. Esa pérdida de conectividad “tendría un efecto pernicioso sobre la salud y persistencia de nuestros ecosistemas, especialmente en un contexto cambiante (por el cambio climático y otros factores) en el que las especies necesitan reajustar sus áreas de distribución, moviéndose a través del territorio, para adaptarse a estas dinámicas”, explica a DiCYT De la Fuente.


En concreto, el estudio identifica y caracteriza los corredores ecológicos prioritarios para el movimiento de las especies forestales entre los espacios protegidos de la Red Natura 2000 en Portugal. Estos corredores prioritarios, o grandes vías de comunicación para la naturaleza, “son los que contribuyen en mayor medida a que los espacios protegidos no queden reducidos a islas en el territorio, sino que formen parte de una red conectada y efectiva capaz de garantizar a largo plazo la viabilidad de los hábitats y especies que motivaron la declaración de estos espacios”, agrega.


Los resultados del estudio muestran que, hasta la fecha (con datos de las zonas infectadas de octubre de 2016), prácticamente la mitad (49%) de los bosques de coníferas de la Red Natura 2000, y más de dos tercios (68%) de los situados en los corredores prioritarios entre espacios forestales protegidos, están ya dentro de la zona infectada por el nematodo. Estos porcentajes, ya muy elevados, podrían verse aumentados durante los próximos años en Portugal e incluso empezar a afectar pronto a espacios protegidos de España, dada las tasas y zonas de expansión previstas para el nematodo de la madera del pino en la Península Ibérica, tal como se han cuantificado recientemente mediante un modelo predictivo desarrollado y validado también por la Universidad Politécnica de Madrid y el Joint Research Centre de la Comisión Europea.


Los resultados ponen de manifiesto que la amenaza de esta plaga invasora “se cierne especialmente sobre los hábitats prioritarios de dunas costeras donde determinadas especies de pinos (‘Pinus pinaster’), altamente vulnerables al nematodo, juegan un papel fundamental dentro del ecosistema, no solo como fijadores del suelo sino como posibilitadores de las condiciones microclimáticas necesarias para que se desarrollen las demás especies que componen su cortejo florístico, así como la fauna asociada a estas formaciones vegetales”, detalla la investigadora, quien agrega que el impacto de la muerte de estos árboles podría comprometer severamente la persistencia a medio plazo de estos hábitats prioritarios.


Las zonas más frágiles


Finalmente, el estudio identifica las zonas más críticas y frágiles dentro de los corredores prioritarios, los llamados cuellos de botella, donde la estrechez del corredor y la degradación de las condiciones del territorio en las zonas adyacentes al mismo (en el sentido de ser poco adecuadas para el movimiento de las especies forestales) hacen que la funcionalidad del corredor esté en mayor riesgo de verse interrumpida por la acción de la plaga si ésta provoca la muerte del escaso arbolado que lo sustenta. Los resultados muestran que las zonas infectadas por el nematodo cubren ya la mayoría de estas áreas críticas (60%), “lo que alerta del riesgo de debilitamiento del conjunto de la red ecológica y de incrementar el aislamiento de hábitats y espacios como los que proporcionan protección a las dunas costeras”, asegura la experta.


Así, los resultados del estudio ponen de manifiesto el importante impacto que el nematodo del pino está teniendo ya dentro de los espacios protegidos, “y aún en mayor medida fuera de los mismos, por la infección de áreas boscosas que juegan un papel fundamental como corredores facilitadores del movimiento de las especies autóctonas entre los espacios forestales protegidos, y que carecen de protección o medidas de gestión específicas para asegurar a largo plazo la continuidad de esa función conectora”.


A juicio de la investigadora, esto evidencia “la necesidad de medidas de control de la plaga que consideren no sólo el impacto de ésta por invasión directa de los bosques ubicados dentro de las áreas protegidas”, sino también “por la afección indirecta sobre los espacios protegidos que supone la infección de otros bosques de coníferas situados fuera de la Red Natura 2000 pero que juegan un papel conector de vital importancia para el funcionamiento del conjunto de la red de espacios protegidos”.

 

 

 

Referencia
De la Fuente, B., y Beck, P. S. (2018). “Invasive Species May Disrupt Protected Area Networks: Insights from the Pine Wood Nematode Spread in Portugal”. Forests, 9(5), 282.