Alimentación España , León, Miércoles, 28 de noviembre de 2007 a las 16:41

Una tesis de la Universidad de León mide de forma experimental la erosión provocada por la lluvia en distintos tipos de suelo

La investigación, realizada en Portugal, ha desarrollado varios aparatos para comprobar la pérdida de suelo provocada por distintas intensidades de lluvia

Isidoro García Cano/DICYT El tipo de erosión que más se produce en España es la hídrica, un proceso que se inicia con el impacto de las gotas de lluvia en el suelo, provocando su disgregación. Las consecuencias son la pérdida de capacidad del suelo (se reducen la fertilidad y la retención del agua) y, en última instancia, la pérdida del suelo mismo. Se calcula que en más de un tercio de la cuenca mediterránea española se pierden 15 toneladas de suelo por hectárea al año. En este campo, una joven investigadora de la Universidad de León ha realizado un estudio para medir de forma experimental cuánto suelo pierde un terreno a causa de la lluvia. Incluso ha diseñado aparatos para medirlo con materiales como embudos y tubos de pvc.

 

El estudio de María Fernández Raga, investigadora del Departamento de Física y Química Aplicadas de la Universidad de León (ULE), forma parte de su tesis sobre Parámetros de la lluvia y aplicación en el campo de la erosión. "Mi objetivo era calcular la erosión producida por la lluvia en los fenómenos tormentosos", comenta a DICYT. El trabajo se ha realizado en Aveiro (Portugal) por contar con el apoyo de un proyecto de investigación internacional, Erosfire, que estudia la erosión provocada por la lluvia en terrenos afectados por incendios forestales.

 

Sin embargo, el trabajo de Fernández Raga era distinto, ya que pretendía estudiar los efectos de la splash erosion, la erosión provocada sólo por la lluvia, no por la escorrentía (frecuente en terrenos calcinados). Además, la investigadora de la ULE pretendía "diferenciar entre las intensidades de lluvia que realmente afectan a la erosión del suelo y las que no". Según Fernández Raga, esta diferenciación no consta en la bibliografía: "sólo se había hecho el cálculo total de erosión producida pero sin tener en cuenta la intensidad de la lluvia".

 

Instrumentos 'artesanales'

 

Para medir la intensidad de la lluvia se instaló en Aveiro, cerca de las parcelas de muestreo, un drisdrómetro, aparato que mide la intensidad de la lluvia mediante un haz láser, además de una estación meteorológica clásica. El resto de los instrumentos que utilizó la investigadora leonesa los realizó con sus propias manos a base de instrumentos como embudos, filtros de café y tubos de pvc. "No había nada desarrollado y tampoco teníamos financiación", comenta Fernández Raga.

 

Basándose en la bibliografía, la investigadora desarrolló cuatro aparatos para medir la cantidad de suelo que se pierde en varios tipos de terreno que habían sido sometidos a tratamientos distintos (terrazas, repoblaciones, etc.) Un palo de madera rodeado de papel de laboratorio servía para "comprobar la altura a la que llegaban las salpicaduras provocadas por la lluvia". Tras secar el papel en un horno se pesaba para ver cuánto había aumentado de peso y saber la cantidad del suelo desprendido. "Este aparato me indicaba sobre todo la intensidad de la lluvia", explica Fernández Raga, “ya que, a mayor intensidad, más capacidad para mover suelo".

 

Dos embudos unidos con un filtro de café en medio y colocados a dos centímetros del suelo (para que no se mancharan por la escorrentía) medían la cantidad del suelo movilizada por la lluvia en un metro, la distancia a la que se colocaban en la parcela. El suelo salta al interior por efecto de la gota de lluvia; luego se quita el filtro y se pesa la cantidad de terreno del interior. Según la investigadora, éste fue el sistema que mejor funcionó, ya que diseñó otros para comparar resultados.

 

Aplicación

 

En cuanto a los resultados, según Fernández Raga son aún muy preliminares, ya que la mayor parte de su estancia se consumió desarrollando el método y el protocolo a seguir. En cada una de las seis parcelas analizadas colocaba 11 aparatos de cada tipo. Así, en una segunda fase del estudio volverá a Aveiro para aplicar este sistema. "Me interesa sobre todo estudiar las tormentas convectivas, las de verano", comenta. "Son más fuertes y producen mayor erosión por salpicadura".

Lo que sí pudo comprobar es que el suelo de terrazas es mucho más erosionable, "porque se había removido y perdido la estructura del suelo, incluso sin tener pendiente". Esto ocurre tanto en el campo, con lluvia natural, como en el laboratorio, con muestras de cada parcela y un simulador de lluvia. Según la investigadora, este sistema de medición se puede aplicar "en cualquier tipo de suelo", porque se han tomado como muestras parcelas distintas (terrazas, laderas, con y sin vegetación). Además, "el suelo y las tormentas de Portugal son parecidos a los de España".