Alimentación España , Ávila, Viernes, 18 de abril de 2008 a las 14:21

Una tesis estudia mapas de orientación hechos a partir de fotogrametría aérea

Estas representaciones son imprescindibles para la práctica de las carreras de orientación

Marta Martín Gil/DICYT En España no es un deporte muy conocido, pero en otros países del mundo, sobre todo en los escandinavos, las carreras de orientación son casi una forma de vida llegando, incluso, a formar parte del currículo educativo de los estudiantes. Se trata de competiciones, ya sea esquiando, en bicicleta o a pie, en las que los participantes deben trasladarse campo a través entre dos puntos situados en el terreno, pasando antes por otros puntos de control y ayudados únicamente por estos mapas de situación.

 

Ángel Luis Muñoz es profesor de Cartografía en la Escuela Politécnica en Ávila de la Universidad de Salamanca y ha centrado su tesis doctoral en este tipo de mapas. Bajo el título Los mapas de orientación. Caracterización, análisis normativo y evaluación de la calidad externa, el profesor Muñoz ha estudiado unos mapas que tienen una diferencia clara con el resto de cartas. “Todos los mapas, con independencia de su utilidad, parten de unas fases comunes en su elaboración”, comienza a explicar, y “en lo que realmente se diferencian es en la adaptación que hace luego el cartógrafo en el campo para repensar la información geográfica que se representa en función de las necesidades que va a tener la persona que lo tiene que utilizar”.

 

El papel de la tecnología

 

En el caso de los de orientación, ese mapa base sufre una profunda revisión por parte de los especialistas que tienen que adaptarlos a los deportistas, revisión en la que juegan un papel definitivo las nuevas tecnologías, sobre todo aquellas relacionadas con la fotogrametría aérea. “Los resultados se adaptan a través de esta técnica”, recalca el profesor de Cartografía, que explica paso a paso cómo se lleva a cabo el proceso. “En primer lugar, es necesario tomar una fotografía aérea de la zona, que después habrá de ser restituida”, comenta. ¿Y qué significa que una foto es restituida? “Que se corrigen las deformaciones que pudiera tener la imagen, ya que las fotografías aéreas responden a una proyección cónica”, aclara.

 

“Sobre esta imagen no se podrían tomar medidas con una escalilla”, continúa, “porque la escala de la foto va variando. Así, con unos aparatos que se llaman restituidores y mediante unos procesos de cálculo, lo que se hace es que se va rectificando la foto”. Esta restitución se lleva a cabo mediante ordenador. “Hacemos cambios en la geometría de la foto para que ésta tenga finalmente propiedades métricas”, concluye.

 

Una vez que la información ha sido restituida a través de la foto, debe ser confirmada a pie de terreno por un especialista. “Eso se hace desde hace muy poco usando tecnología moderna, como un cable PC con conexión GPS”, aclara. Así, la información de la fotografía ya restituida se incorpora a un fichero digital y permite situarse al cartógrafo justo en el sitio donde se encuentra, pero sobre la imagen de la fotografía, para ir redibujando todos los elementos del mapa que se consideren necesarios, ya sean ríos, árboles, un vallado o una roca, todo lo que pueda orientar al deportista. “Lo cierto es que ésta es una aplicación novedosa en el contexto de la cartografía”, asegura el autor de la tesis, “ya que hasta ahora se usaban métodos tradicionales, como situarse a través de referencias o de la información contenida en otro tipo de cartografía”.

 

Un cambio en la perspectiva de evaluación de un mapa
Una de las novedades del estudio radica en que Ángel Luis Muñoz ha evaluado la calidad externa de este tipo de mapas pretendiendo ofrecer una nueva perspectiva sobre dicha tarea. “El enfoque tradicional de la calidad de los mapas pasa por un punto de vista técnico que mide su precisión, pero yo he cambiado esa perspectiva”, anuncia el profesor, “y trato de medir la calidad del mapa en función del usuario, viendo si la carta se adecua o no al uso que se le va a dar, a sus necesidades”. Y es que, como concluye el cartógrafo de la Universidad de Salamanca, “la calidad externa de un mapa mide la adecuación al uso y al nivel de riesgo que se esté dispuesto a asumir”.