Alimentación España Valladolid, Valladolid, Miércoles, 11 de febrero de 2004 a las 14:20

Valladolid sobrepasa en casi 10 decibelios el nivel de ruido aconsejable por las autoridades sanitarias

El Centro Municipal de Acústica comenzará a funcionar en breve con el objetivo de controlar las emisiones del tráfico rodado

Beatriz G. Amandi/DICYT La ciudad de Valladolid registra un ruido ambiental de entre 65 y 70 decibelios, lo que supone entre cinco y 10 puntos por encima de la cifra aconsejable por las autoridades sanitarias. El Centro Municipal de Acústica, que se pondrá en marcha en unas semanas, tratará de controlar las emisiones de ruido de los vehículos en la ciudad.

 

Cuatro sonómetros controlan los ruidos en las calles de Valladolid, con la finalidad de establecer un punto de partida que permita conocer la situación y aportar medidas que reduzcan la presión acústica de los ciudadanos. Para ello se utiliza como baremo el decibelio A (dBA), puesto que es la medida que recoge el sonido de forma más parecida a como lo hace el oído humano.

En este sentido, los resultados obtenidos hasta el momento muestran que los ruidos habituales en las calles se sitúan entre los 65 y los 70 decibelios, mientras que los niveles aconsejables se sitúan entre los 55 y los 60 decibelios. Según indica a DICYT el director de Calidad de la Red de Control de Contaminación Atmosférico, Onofre Carlos González Marcos, el nivel de ruidos únicamente se reduce algo por las noches, momento en que la media alcanza los 45 decibelios.

En la ciudad de Valladolid, las mediciones se realizan en cuatro estaciones situadas en Vega Sicilia, La Rubia, Arco Ladrillo 2 y Santa Teresa, y los niveles que presentan son similares en todos los casos, consecuencia de la gran cantidad de tráfico rodado que hay en las zonas. Según señala a DICYT el Onofre Carlos González, el ruido es acumulativo y, si bien los decibelios se incrementan de manera notable cuando pasa un camión de gran tonelaje o una moto especialmente ruidosa, lo cierto es que la medición de los ruidos sigue una escala logarítmica, no aritmética, de modo que la suma de decibelios de cada uno de los agentes que intervienen hacen que el resultado final sea más elevado.

Igualmente, Onofre Carlos González apuntó que, al tratarse de una escala logarítmica, el resultado obtenido supone que cada tres decibelios se duplica la presión sonora, de modo que las subidas son especialmente acentuadas, al igual que también las reducciones cuando se consiguen.

En las próximas semanas también se pondrá en marcha en Valladolid un Centro Municipal de Acústica ubicado en el camino viejo de Simancas, y cuyas funciones serán, entre otras, ejercer de controlador de los ruidos en los vehículos. En estas nuevas instalaciones se podrán realizar mediciones en condiciones adecuadas para saber si un vehículo está cumpliendo o no las normativas vigentes, igual que ocurre en cuando un vehículo tiene que pasar en la ITV los controles de emisión de gases contaminantes.

Todas estas medidas forman parte de un plan que pretende conseguir que se cumpla la Agenda 21 europea en lo que se refiere a normativa de ruidos, que según indica el director de Calidad de la Red de Control de Contaminación, es especialmente rigurosa.

Esta normativa afectará también a los vehículos del propio ayuntamiento, como son los camiones de la basura o los vehículos de limpieza de calles, que suponen un importante foco de contaminación acústica y que deberán ir renovándose con el fin de mejorar este aspecto. 

Problemas de salud


La normativa relativa a la contaminación acústica está basada en los perjuicios que para las personas supone una exposición a niveles altos de ruidos. En este sentido, el catedrático de Otorrinolaringología de la Universidad de Valladolid Luis María Gil Carcedo apunta que un elevado nivel de ruidos afecta al ser humano en dos aspectos.

Por un lado, en la audición, puesto que puede provocar sordera por ruido traumático. Señala el experto que a partir de 85 decibelios se puede estar provocando una sordera y este nivel de ruido es el que se encuentra en la calle cuando un camión de gran tonelaje arranca o cuando está funcionando una máquina radial o fresadora. Uno de los lugares donde más sufre el oído es en las discotecas, donde los jóvenes soportan de modo continuado potencias de entre 90 y 95 decibelios.

El otro aspecto en que afecta de manera notable la exposición al ruido es en el estado general, puesto un ruido elevado altera el ritmo cardiaco y provoca secreción gástrica (que puede derivar en ulceras). Otro aspecto en el que influye, de modo indirecto, es en los reflejos de las personas, puesto que disminuyen el tiempo de reacción ante estímulos, tanto acústicos como luminosos.

Luis María Gil Carcedo también señala que existen estudios que demuestran que la pérdida de calidad auditiva en las personas de entornos urbanos es muy superior a la de las personas que habitan en el medio rural, más tranquilo y con menos ruido.