Alimentación España Valladolid, Valladolid, Martes, 27 de enero de 2004 a las 11:49

Valladolid vigila la calidad del aire a través de nueve estaciones meteorológicas distribuidas por diferentes zonas

La ciudad renueva su aire una vez cada veinte días y la calidad depende de las condiciones meteorológicas

BGA/DICYT La Red de Medición de la Contaminación Atmosférica de Valladolid dispone de siete estaciones meteorológicas propias y dos asociadas con la empresa Alabe Sergas, que permiten conocer minuto a minuto la evolución en la calidad del aire de la capital con detalle.

Estos datos, obtenidos y vigilados diariamente, permiten establecer si es necesario adoptar medidas cuando los índices de alguno de los componentes vigilados presentan ratios no adecuados.

En total, las estaciones miden seis componentes que pueden resultar peligrosos para los humanos: óxidos de azufre (SO2); material particulado PM10 (de diez micras o menos de tamaño) y PM2,5 (partículas inferiores a 2,5 micras); óxidos de nitrógeno (NO/NO2); monóxido de carbono (CO); benceno tolueno xileno (BTX) y ozono (O3).

El ozono se mide para controlar los niveles en los que aparece en las capas bajas de la atmósfera, ya que, mientras que a algunos científicos les preocupa la posibilidad de que esté desapareciendo en las capas altas; una alta concentración en la zona donde están las personas puede resultar venenosa.

En este sentido, se puede realizar una prueba muy sencilla para comprobar lo tóxico que puede llegar a ser, ya que en las zonas boscosas, hay una mayor concentración de ozono que en las ciudades y, tras pasar un día en el campo, aunque no se haya realizado un esfuerzo físico importante, muchas personas muestran síntomas de cansancio, derivados de haber estado respirando un aire con una elevada concentración de este gas.

Según indicó a Dicyt el director del Servicio de Medio Ambiente de Valladolid, José Carlos García, el aire de la ciudad se renueva, aproximadamente, una vez cada veinte días, frente a otros lugares del mundo, como las islas británicas, donde se puede llegar a renovar tres veces en el mismo día. Esto se debe a una situación geográfica distinta, puesto que mientras que en las islas los vientos procedentes del mar permiten esa renovación, en la meseta castellana se da la circunstancia de que no tiene ese contacto con el mar y, además, los movimientos de las corrientes de aire, de modo circular, empujan la contaminación de otras zonas como la cantábrica o la mediterránea hacia el centro, concentrándose aquí.

Otra falsa creencia es que el aire del centro de la ciudad esté más contaminado que el aire de las afueras, puesto que según indica José Carlos García, esto no es así siempre, sino que depende del elemento concreto que se esté midiendo. Además, en el centro de la ciudad, la emisión de gases de acción humana contribuye a compensar los excesos de algunos componentes, gracias a la reacción química que provocan. Este es el caso del ozono, que tiene una concentración atmosférica más peligrosa en las afueras, que en la urbe.


 

Funcionamiento de las estaciones
Las estaciones meteorológicas están distribuidas por diferentes puntos de la ciudad que van desde la Plaza Zarzuela, el cementerio del Carmen, el Paseo del Cauce, Santa Teresa, el Puente Regueral, Arco Ladrillo, Labradores hasta La Rubia y Vega Sicilia. El emplazamiento exacto se puede conocer en la página web del Ayuntamiento.

Cada una de ellas mantiene vigilados los ratios de los componentes del aire que aparecen en su zona. No todas miden los mismos, sino que se trata de optimizar los recursos, estableciendo la medición en función de las criterios preestablecidos.

Los kioscos meteorológicos disponen de tres chimeneas, dos más grandes y otra más pequeña. En algunas de las estaciones se ha instalado ya el micrófono que permite medir también la contaminación acústica de la ciudad y que ya está funcionando en algunas de ellas, aunque aún no se ha inaugurado todo el sistema.

Las dos chimeneas grandes son las encargadas de recoger el aire para las muestras de material particulado, mientras que la pequeña recoge el aire utilizado para hallar los índices del resto de contaminantes, mediante alguna de sus características físicas o físico-químicas, a través de la tecnología más avanzada que utiliza métodos químicos y de luminiscencia.

Estos datos son analizados y transmitidos, inmediatamente, a un centro de información que los procesa y los hace públicos en la página web del Ayuntamiento, que permite verlos en tiempo real.