Alimentación México , México, Viernes, 13 de febrero de 2009 a las 16:13

Las salamandras se unen a las ranas en la crisis que está llevando a los anfibios a la extinción

Poblaciones de salamandras fácilmente visibles hace 40 años en México y Guatemala han desaparecido, y los ecosistemas empiezan a dar señales de alarma

Eva Aguilar/DICYT En la crisis ambiental que está llevando a los anfibios al borde de la extinción, las ranas no son las únicas que están desapareciendo de las regiones tropicales. Un grupo de científicos ha encontrado que poblaciones de salamandras que se veían con cierta facilidad hace 40 años en regiones del norte de América Central, han disminuido de forma severa y algunas de ellas ni siquiera han vuelto a ser observadas. Los resultados del estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California (Berkeley), la Universidad Autónoma de México y la Universidad de San Carlos (Guatemala), fueron publicados el lunes, 9 de febrero, en la edición electrónica de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

 

Al comparar las poblaciones de salamandras registradas entre el 2005 y 2006 en Guatemala y México con conteos previos realizados entre los años 1969 y 1978 en los mismos lugares, los investigadores encontraron que el porcentaje de reducción es hoy de un 80% a 90%, para la mayoría de los casos, aunque en otros es del 100%. Alrededor del volcán Tajumulco (costa oeste de Guatemala), por ejemplo, dos de las tres especies de salamandras que eran comunes hace cuatro décadas han desaparecido, mientras que la tercera fue casi imposible de localizar.

 

En México, el declive ha sido especialmente evidente en Cerro San Felipe, una reserva de la región de Oaxaca, entre las especies que viven a un altura de entre 2800 y 3000 metros. Allí, una de las especies más comunes, Pseudoeurycea smithi, ha desaparecido casi por completo. Donde los investigadores encontraban cientos de ellas en una sola mañana, sólo un par fue visto en los últimos diez años.

 

El problema se extiende hasta la capital mexicana. Al norte del Distrito Federal, en el Parque Nacional El Chico (Hidalgo), antiguamente un paraíso de salamandras, las poblaciones se han reducido radicalmente.

 

Lo que mata a las ranas, no mata a las salamandras

 

La comunidad científica atribuye el declive de las poblaciones de ranas en los trópicos a la alteración del hábitat, al uso de pesticidas y a la aparición de un hongo patógeno que produce quitridiomicosis, una enfermedad mortal para los anfibios. Sin embargo, los autores de este nuevo estudio han encontrado que la disminución en el número de salamandras no parece responder a estas causas.

 

“Nuestros datos indican que las infecciones por quitridiomicosis que han causado un declive masivo en ranas no parecen afectar de la misma manera a las salamandras. Quizás sean más resistentes a las infecciones pero no podemos decirlo de manera certera todavía. Estamos realizando experimentos de infectación en salamandras para ver cómo reaccionan en comparación con las ranas”, dijo a DiCYT Gabriela Parra Olea, de la Universidad Nacional Autónoma de México y una de las autoras del estudio publicado en PNAS.

 

Los investigadores se inclinan a pensar que el principal responsable del fenómeno es el cambio climático, dado que la disminución no se presenta en todas las especies: aquellas que son “especialistas” de un entorno determinado, como las que viven en puntos geográficos altos, son las que han encontrado mayores dificultades para sobrevivir. Mientras que aquellas especies que los biólogos llaman “generalistas” porque son capaces de vivir en una mayor variedad de hábitat, han mantenido estables sus poblaciones y en algunos casos el números de individuos incluso ha aumentado.

 

Las más afectadas, las especies de microhábitats

 

“No tenemos suficientes datos para decirlo con certeza, pero las salamandras que se están extinguiendo son las que originalmente habitaban los bosques altos. Al parecer, alguna modificación en su hábitat asociado al cambio climático es lo que lo está causando”, señala Parra. “Nuestros datos también indican que las especies más afectadas son las que son especialistas de un microhábitat, por ejemplo, las que solamente usan las bromelias para vivir. Las especies generalistas al parecer están bien, inclusive mejor que antes”.

 

Los autores señalan también que la disminución de salamandras en estos lugares ya ha empezado a tener consecuencias. Las salamandras son vertebrados muy comunes y dado el peso que tienen en términos de biomasa (cantidad de organismos vivos que viven en un lugar determinado), es de esperarse que su desaparición traiga serias repercusiones. Ello sin contar el papel relevante que en general tienen los anfibios en el control de plagas en los bosques.

 

“Algunos estudios demuestran que al mismo tiempo que están disminuyendo los anfibios, están disminuyendo especies de aves y serpientes que se alimentan de estos. El declive de los anfibios significa cortar un eslabón de la cadena alimenticia y las salamandras son un componente vital de los ecosistemas”, concluyó la investigadora.