Salud España , Salamanca, Martes, 20 de octubre de 2009 a las 18:50

"Españoles y mexicanos tenemos que aprovechar mejor el potencial de la UNAM"

Francisco Bolívar Zapata, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 1991, impulsa desde Salamanca la colaboración entre científicos de las dos orillas

José Pichel Andrés/DICYT La Universidad Nacional de México (UNAM) protagoniza titulares y es objeto de elogios en estos días por la concesión del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2009, que recogerá en Oviedo el próximo viernes, 23 de octubre. Sin embargo, no es el primer galardón que la prestigiosa institución académica mexicana recibe de manos de Don Felipe. Uno de los miembros de la UNAM reconocido anteriormente con esta distinción es el bioquímico Francisco Gonzalo Bolívar Zapata, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 1991. A pocas horas de volver a la capital asturiana 18 años después como miembro de la delegación de la UNAM, Bolívar Zapata ha estado en Salamanca para visitar hoy el Centro de Investigación del Cáncer y tratar de impulsar colaboraciones entre los científicos españoles y los de su país.

 

"La UNAM tiene una tradición muy importante en Ciencia que se consolida a mediados del siglo pasado, cuando se profesionaliza el proceso de la investigación a través de contratos más estables a profesores e investigadores", ha asegurado el científico en declaraciones a DiCYT. Por eso, no es de extrañar que aparte de su conocido potencial en el área de Humanidades, la universidad mexicana sea también un referente iberoamericano en Ciencias. "En México y en la UNAM hay grupos de excelencia", afirma, destacando que "muchos de los profesores son hijos y nietos de españoles, como es mi caso, que emigraron durante la Guerra Civil".

 

De hecho, una de las razones por las que recibe el Príncipe de Asturias se apoya en esta acogida a los profesores españoles. "Gracias a esas raíces tenemos más relaciones con las universidades españolas", que han buscado el reconocimiento a la UNAM, aunque Bolívar Zapata destaca también el "compromiso con las tareas de investigación, docencia y divulgación" de su Universidad, asegurando que "allí hay un espacio que los españoles y los mexicanos debemos tratar de aprovechar mejor", sobre todo en situaciones de "sequía en los presupuestos". En este sentido, "tenemos que ser más imaginativos en la búsqueda de colaboraciones y estrategias novedosas e inteligentes y compartir mejor nuestras capacidades", añade.

 

El investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM, ubicado en Cuernava (Morelos), destaca a otros científicos de su universidad que han recibido el Premio Príncipe de Asturias, una lista en la que se encuentran el físico Marcos Moshinsky, el ingeniero sismico Emilio Rosenblueth, el médico Ricardo Miledi, el astrofísico Guido Münch y el neurólogo Pablo Rudomín. En su opinión, recibir estos galardones "representa un reconocimiento a una institución de liderazgo en la Ciencia y en las Humanidades y Ciencias Sociales, así que esperamos que de esto salga más sensibilidad, conocimiento y comprensión de que está haciendo buena investigación, y que a partir de esto puedan surgir más colaboraciones". Estos premios "deben reconocer lo bueno, pero al mismo tiempo deben estimular las cosas importantes que aún tenemos que hacer", agrega.

 

En este sentido, la Universidad de Salamanca ha sido la primera en firmar un acuerdo para la movilidad estudiantil, pero a lo largo de estos días la delegación de la UNAM visitará Madrid, Zaragoza y Oviedo con objetivos similares. "Estos acuerdos pueden ayudar a conseguir más fondos y posibilidades más amplias de colaboración", afirma el científico.

 

El apasionante reto de la Bioinformática

 

Si los futuros convenios se trasladan al área de la investigación, Bolívar Zapata, que ha sido presidente de la Academia Mexicana de las Ciencias, destaca que su país es fuerte en disciplinas como Biología molecular, Biomedicina, Ecología y biodiversidad, Ingeniería, Ciencias de la Tierra y Física. "Pienso que hay un buen número de áreas en las que México tiene un liderazgo reconocido por las publicaciones y las maneras de evaluarlas por los impactos de éstas, aunque también hay áreas en las que hay que hacer esfuerzos más importantes" apunta. 

 

Además, existirían campos de investigación como la Proteómica o la Genómica, en los que "tenemos que hacer un esfuerzo más inteligente para compartir nuestras capacidades, porque se están desarrollando a tal velocidad, y se está generando tal cantidad de información biológica y bancos de datos que todo ello exige una estrategia nueva en la Bioinformática", asegura. Se trata de un reto "apasionante y preocupante": si los científicos serán capaces de procesar la información y compartirla con la sociedad o ponerla a disposición de los hospitales, por ejemplo.
 

Para superar este reto científico y otros muchos, el invetigador cree imprescindible la colaboración, aunque también reclama más atención por parte de la sociedad y la política para colocar a su país en la primera línea de la producción científica. "Hemos intentado que los gobiernos de la República y el Congreso de México canalicen recursos cada vez más importantes hacia la investigación. Esto no se ha dado en la medida que queremos porque aún no existe la cultura en la sociedad mexicana de entender que la Ciencia y la Educación Superior son palancas y elementos de transformación fundamentales en los países desarrollados. Tenemos que avanzar e insistir en que tiene que haber recursos más importantes si queremos competir internacionalmente y generar un conocimiento adecuado para solucionar los problemas de México y de fuera de México", añade. 
 

Bacterias a la carta para crear compuestos útiles 
 

Francisco Bolívar Zapata ha aprovechado su visita al Centro del Cáncer de Salamanca para explicar en una conferencia sus líneas de investigación más recientes, que giran en torno al microorganismo Escherichia coli. "Es una de las bacterias mejor conocidas desde hace mucho tiempo y sirve de modelo para la investigación de muchos grupos", ha señalado. "Me interesa entender la fisiología de la célula, saber cómo funciona, en particular el aspecto de los genes involucrados en el metabolismo central, los genes que permiten que la célula pueda usar el carbono como fuente de energía para producir otras células", ha comentado.


El interés de esta línea de investigación radica en poder usar este conocimiento para el desarrollo de "bacterias útiles para la sociedad", asegura, es decir, bacterias transgénicas que tengan aplicaciones concretas. De hecho, la concesión en 1991 del Príncipe de Asturias tuvo mucho que ver con el desarrollo de herramientas que ayudaron a aislar genes para crear bacterias genéticamente modificadas que producen a su vez proteínas humanas.


"Ahora, queremos desarrollar células que produzcan de manera eficiente no sólo proteínas sino también metabolitos con valor comercial, que son moléculas que la propia célula fabrica", explica. En concreto, "estamos interesados en la producción de moléculas de tipo aromático", señala, "lo que estamos haciendo es desarrollar células modificadas genéticamente para que produzcan en grandes cantidades algunos de estos metabolitos, por ejemplo, el shiquimato, que es precursor del conocido fármaco Tamiflu, usado como antiviral".

 

De hecho, "hay muchos fármacos de este estilo, realizados a partir de compuestos aromáticos", asegura. En esto sentido, uno de los aspectos más relevantes es que en la actualidad la mayoría de los fármacos de este estilo se están logrando mediante productos químicos que contaminan el medio ambiente, así que la idea es "ir sustituyendo estos procesos por otros naturales que permiten lograr compuestos de valor comercial".