Ciencias Sociales España , Salamanca, Mi茅rcoles, 24 de marzo de 2010 a las 17:15

Los expertos buscan asociar nuevos servicios a las bibliotecas digitales

Un especialista de la Universidad de Valladolid explica en Salamanca que podr铆an ponerse en contacto dos investigadores que trabajen sobre el mismo tipo de material

JPA/DICYT Las bibliotecas digitales son algo más que un lugar en la red donde depositar los contenidos que ya existen en otros formatos. El hecho de poner a disposición de usuarios normales o investigadores textos, imágenes, vídeos o cualquier otro material puede ser aprovechado para asociar otro tipo de servicios. Así lo ha explicado hoy Pablo de la Fuente Redondo, responsable del Grupo de Recuperación Informática y Bibliotecas Digitales de la Universidad de Valladolid, que ha impartido una conferencia sobre este tema en la Universidad Pontificia de Salamanca.

 

"Antes, cuando hablábamos de bibliotecas digitales, nos referíamos a un conjunto de materiales que se han digitalizado para ponerlos disposición de la gente. Ese enfoque era correcto y adecuado, pero a medida que pasa el tiempo lo que se busca es proporcionar cada vez más servicios que se parezcan a lo que ofrece una biblioteca tradicional y otros que aprovechen las posibilidades de la informática para poner en contacto, por ejemplo, a investigadores que trabajan sobre el mismo tipo de libros o en cualquier otro tipo de objeto digital", ha señalado el experto en declaraciones a DiCYT.

 

El Grupo de Recuperación de Información y Bibliotecas Digitales de la Universidad de Valladolid se dedica "a investigar y desarrollar bibliotecas digitales y temas relacionados con recuperación de información en textos", comenta. Con respecto a esto último, un aspecto clave es analizar las regularidades que presentan los textos para comprimirlos, de manera que "la posibilidad de usar menos espacio en disco o menos tiempo para transmitir en la red esta información supone una ventaja significativa". La reducción puede llegar a dejar un archivo por debajo del 30%, con lo cual, "transmitir la información será más rápido sin que cueste mucho comprimirla o descomprimirla".

 

En cuanto a la digitalización de las bibliotecas tradicionales, aún queda mucho por hacer, según Pablo de la Fuente. "No está todo digitalizado y uno de los problemas para hacerlo es el coste", indica. "Por un lado, necesitamos dispositivos rápidos a la hora de digitalizar y, por otro, no todo lo que se digitaliza se hace con una calidad suficiente para que sea visible en internet", señala. Sin embargo, no todo es cuestión de informática, puesto que lo más caro del proceso de digitalización está en la contratación de otros profesionales de apoyo. Por ejemplo, "en la Biblioteca Virtual Cervantes, que digitaliza textos literarios, el mayor coste es de las personas que corrigen el texto, porque muchas veces en el proceso se cometen errores".

 

Aún así los avances son significativos, por ejemplo, "la Biblioteca Nacional participa en proyectos europeos y cada vez tiene más fondos digitalizados y los escáneres son cada vez mejores, pero en el mejor de los casos un manuscrito antiguo se puede digitalizar en un día y luego hay que pasar un proceso de calidad, porque puede haber muchas imágenes que el escáner haya introducido o que no tengan calidad y se vuelvan a repetir", apunta.


Por otra parte, Pablo de la Fuente lamenta que los usuarios de las bibliotecas habitualmente desconocen las posibilidades que tienen de acceder a textos, vídeos y otro tipo de materiales. "Un problema es la difusión de todos los fondos que existen, habitualmente están en islas separadas, cada uno ha formado su biblioteca, contiene sus propios fondos y, si el usuario no se sabe la dirección a la que acudir, no los encuentra", afirma. Por eso, "quizá haga falta una especie de portal relacionado con las bibliotecas digitales, de manera que si uno quiere buscar vídeos, pueda hacerlo a través de múltiples bibliotecas digitales". Para conseguir esa especie de Google de bibliotecas digitales "nos queda bastante camino por recorrer", aunque en Europa hay experiencias en este sentido. En este sentido, el experto apuesta porque se trate de un buscador que no lleve a contenidos concretos, sino a las propias bibliotecas en función del contenido que se desea.