Alimentación España , León, Viernes, 30 de abril de 2010 a las 16:07

La Universidad de León busca nuevas técnicas para el estudio del reciclaje de estiércol, gallinaza y purines

El grupo de Ingeniería Química y Ambiental estudia los sistemas de análisis del proceso de creación de biogás a raíz de residuos orgánicos

AMR/DICYT El elevado ritmo de vida de las sociedades occidentales, como la española, ha traído consigo una espectacular generación de residuos. Hogares e industrias producen desechos que los científicos tratan de reutilizar para convertir este material ahora inservible en una futura fuente de riqueza. Una parte de los residuos que terminan en los centros de tratamiento son de origen orgánico. Tradicionalmente, se han empleado sistemas biológicos para obtener de este material residual un subproducto reutilizable en aplicaciones agrícolas. Un grupo de investigación de la Universidad de León trabaja actualmente en la búsqueda de nuevas técnicas que, a la postre, no sólo permita la recuperación de los residuos orgánicos urbanos, sino también del estiércol, la gallinaza y los purines.

 

El equipo, del Área de Ingeniería Química y Ambiental de la institución académica leonesa, trabaja desde hace diez años en el ámbito del tratamiento de los residuos orgánicos, en concreto, en los procesos de biometanización. La biometanización, o digestión anaerobia, es un proceso de descomposición de la materia orgánica de la que se obtiene biogás y un material sólido con elevado número de nutrientes que pueden ser útiles para el crecimiento de las plantas. El grupo está formado por ingenieros agrónomos, químicos y licenciados en Ciencias Ambientales, entre otros.

 

Los científicos han estudiado recientemente la calidad del material orgánico resultante del proceso de digestión y han analizado uno de los métodos empleados para conocer los detalles de este proceso. "El proceso de digestión anerobia es complejo", explica a DiCYT Xiomar Gómez, del equipo investigador, "pero puede resumirse en un conjunto de etapas que se suceden en serie, que van desde la destrucción de la materia orgánica compleja a compuestos solubles, para ser aprovechados por los microorganismos, y las transformaciones sucesivas de intermediarios ácidos hasta la conversión final en un gas combustible, conformado principalmente por metano y dióxido de carbono". El material empleable en agricultura es el subproducto final de todo este proceso.

 

Análisis termogravimétrico

 

Un tipo de análisis de todo este complejo proceso, denominado termogravimétrico, permite relacionar el comportamiento térmico de los materiales con el grado de estabilización alcanzado durante el proceso, esto es, correlaciona cómo se comportan los diferentes residuos orgánicos con los subproductos (bioetanol o la base para nuevos abonos) que de él se obtienen. Los resultados de sus indagaciones han confirmado "la utilidad de esta técnica en la aplicación a la evaluación de la estabilidad alcanzada", indica la especialista. Estos resultados se pretenden extrapolar en el proceso de biometanización de otros residuos, como son el estiércol de ganado vacuno, la gallinaza y los purines.

 

En las últimas fechas, los expertos han ahondado en el conocimiento de estos sistemas. Un artículo publicado recientemente por este equipo en Bioprocess and Biosystems Engineering ha mostrado detalles del proceso de digestión. Existe en él una etapa intermedia en la que se forma y acumulan moléculas complejas que posteriormente son degradadas, según su tiempo de permanencia en el digestor. Los investigadores terminan recomendando el "análisis termogravimétrico como técnica analítica rápida y fiable para la determinación de la estabilización de la materia orgánica de los residuos".

 

El grupo de investigación posee una amplia trayectoria de publicaciones científicas, centradas en temas de digestión anaerobia como los rendimientos de distintos residuos como deyecciones ganaderas o de procedencia de mataderos.