Salud España , Salamanca, Viernes, 03 de junio de 2011 a las 18:11

El cerebro ajusta el procesamiento de los sonidos cuando hay p茅rdida auditiva

El Instituto de Neurociencias de Castilla y Le贸n ha recibido hoy la visita de un experto de la Universidad de Oxford, que comparte intereses con los cient铆ficos de Salamanca

JPA/DICYT La manera de procesar los sonidos por parte del cerebro es un tema de gran interés para muchos neurocientíficos, entre ellos, algunos expertos del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl), con sede en Salamanca. El cerebro es capaz de adaptarse a diferentes circunstancias y, entre ellas, también reacciona ante la pérdida de audición que pueden sufrir, por ejemplo, las personas mayores. Este es el campo de investigación de un grupo de científicos del Departamento de Fisiología, Anatomía y Genética de la Universidad de Oxford, que ha visitado hoy el Incyl.

 

En concreto, Andrew King ha impartido un seminario dirigido a los especialistas de Salamanca en el que ha mostrado su trabajo. “Estamos interesados en conocer cómo el cerebro procesa los sonidos y también en cómo este procesamiento puede cambiar en función del aprendizaje o del resto de sonidos que hay en el ambiente”, ha afirmado en declaraciones a DiCYT. En definitiva, su objetivo es saber “cómo de plástico es el cerebro y el sistema auditivo”.

“A la edad de 60 años, alrededor del 50% de la gente pierde audición, así que estamos interesados en saber cómo el cerebro se ajusta a estos cambios”, apunta. Precisamente, en este aspecto los investigadores de la Universidad de Oxford han realizado algunos descubrimientos importantes.

 

“La corteza cerebral, que es la parte del cerebro más desarrollada, se comunica con lugares inferiores del cerebro y justamente en esa comunicación es donde está ocurriendo esa plasticidad”, declara. El equipo de Andrew King estudia la audición en humanos, pero también cuenta con modelos animales para realizar experimentos equivalentes y comprobar los resultados.

 

Por el momento, este grupo de la Universidad de Oxford no tiene proyectos de investigación en común con el Instituto de Neurociencias de Castilla y León, pero “sí tenemos intereses comunes”, comenta King, de manera que en el futuro podría plantearse colaboraciones.