Ciencia México Ensenada, Baja California, Lunes, 04 de julio de 2011 a las 15:44

Un crucero investigará el funcionamiento de los ciclos biogeoquímicos a 1.500 metros de profundidad

La misión del Xiximi 2, que zarpó el día 2 de julio, pretende entender el gran rompecabezas biológico, geológico y químico del Golfo de México

CICESE/DICYT Siete meses después de haber concluido el crucero oceanográfico conocido como Xiximi-1, el día 2 de julio zarpará de Tuxpan, Veracruz, el segundo de estos cruceros, el Xiximi 2, a bordo del cual Justo Sierra reunirá una tripulación integrada mayoritariamente por personal científico del CICESE. Comienza así el primer programa de investigación que busca entender el funcionamiento de los ciclos biogeoquímicos de los nutrientes, del carbono, del oxígeno (entre otros) a más de 1.500 metros de profundidad en una vasta región del Golfo de México; cómo se propagan a la red trófica y a las pesquerías, y pretende, al mismo tiempo, detectar la probable presencia de hidrocarburos en aguas profundas mexicanas provenientes del derrame de la plataforma DeepWater Horizon ocurrida entre abril y julio de 2010.


Ante esta perspectiva, el jefe del crucero, el Dr. Juan Carlos Herguera García, investigador del Departamento de Ecología Marina del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), identificó tres grandes retos para el programa: entender los datos que empiezan a salir de los laboratorios encargados de procesar las muestras del primer crucero y unificarlos para poder ofrecer una imagen más completa, rigurosa y con un sentido global de lo que es la realidad; obtener una fuente de financiamiento para poder realizar más cruceros y para continuar procesando las muestras, y lograr que el programa crezca y se incorporen en él más instituciones de educación superior mexicanas, sobre todo las asentadas en el litoral del Golfo de México.


Respecto a las características del crucero Xiximi-2 (en náhuatl, xiximi significa “derrame”), la Dra. Sharon Herzka Llona, investigadora del Departamento de Oceanografía Biológica del CICESE y responsable de entender qué tipo de ecología sostiene el Golfo de México y cómo interacciona con los ciclos biogeoquímicos, explicó que tendrá una duración de 17 días -del 2 al 18 de julio-, con un derrotero –plan de crucero- muy similar al del Xiximi-1, pues esto permite comparar a través del tiempo (entre otoño y verano) lo que está pasando en la parte superior de la columna de agua, que es muy estacional.


Los 21 tripulantes científicos que irán a bordo del buque oceanográfico de la UNAM son prácticamente los mismos que completaron el Xiximi-1 entre el 4 y el 23 de noviembre de 2010. En aquella ocasión realizaron muestreos en 46 estaciones, cubriendo un amplio derrotero por la parte central y profunda del Golfo de México. Esta vez serán 40 estaciones, aunque en dos de ellas se ha programado repetir la toma de muestras debido a que el grupo de microbiología quiere tener una réplica de la colecta que se hará a lo largo de toda la columna de agua. De los tripulantes científicos confirmados, 15 pertenecen al CICESE, cuatro al Instituto de Investigaciones Oceanológicas de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y dos al Instituto Mexicano del Petróleo (IMP).

 

Financiación

 

Respecto a la financiación, Sharon Herzka dijo que, en esta ocasión, proviene del Fondo Institucional (FOINS) del CANACYT, el cual, además de cubrir el tiempo del barco, se utilizará para alquilar un spray glider (un sofisticado equipo oceanográfico de muestreo que navega de manera autónoma realizando transectos y enviando datos vía satélite cada vez que cumple un ciclo, en el que sube y baja hasta profundidades de mil metros) y para cubrir el costo de la segunda parte del análisis de muestras del primer crucero. Cabe recordar que el Xiximi-1 y el coste del análisis de la primera parte de las muestras que ahí se obtuvieron fue financiado por el INE gracias a un convenio con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).


Sin embargo, no está definido todavía con qué recursos se cubrirán los análisis de esta campaña. El INE ha pedido una propuesta de gastos para tal efecto, pero como explican tanto Sharon Herzka como Juan Carlos Herguera, se requiere una fuente de financiamiento permanente pues se pretende establecer una línea base de cuáles son las condiciones en la parte central del golfo, donde la profundidad alcanza más de 3 mil metros. Por ello, la capacidad de financiar un programa de investigación de estas características, con todo y la carga de soberanía nacional que lleva implícita, es un desafío para los científicos. El primero de tres que identificó Juan Carlos Herguera.

 

Retos científicos de la expedición

 

Uno de los retos fundamentales para los científicos es el de entender los datos que están empezando a salir de los diferentes laboratorios que procesan las muestras colectadas en el primer crucero. “Estamos todavía en un punto muy temprano como para ofrecer conclusiones de lo que estamos viendo, y nos falta todavía trabajo. El problema es cómo conjuntamos, cómo hacemos los enlaces con los demás para poder ofrecer una imagen mucho más completa y mucho más rigurosa de lo que es la realidad. Y creo que ese es un gran desafío que está por delante. Todavía no hemos hecho ese ejercicio. Hemos empezado a comunicarnos entre nosotros (…) si quieres de una manera informal, pero creo que nuestro gran desafío científico es unificar eso en algo que tenga un sentido global. Global, desde el punto de vista que todos los datos estén engarzados entre sí, y tengan sentido”, indicó el Dr. Herguera García.


Existe también un desafío más abierto en el que se trata que el programa crezca con la participación de otras instituciones. La Dra. Sharon Herzka recordó que el esquema original para entender la naturaleza del Golfo de México y determinar cómo se afectaron las aguas nacionales con el derrame frente a Louisiana en abril de 2010, era que la UNAM se hiciera cargo de los estudios costeros entre la frontera con Estados Unidos y la costa de Tabasco, el CINVESTAV en la plataforma de Yucatán, y el CICESE en aguas profundas.


Otro aspecto que destaca en este programa de investigación es la utilización de un planeador submarino autónomo, el spray glider. Este pequeño vehículo eléctrico cuenta con sensores que permiten tomar datos de manera continua y por largos periodos de tiempo desde la superficie hasta una profundidad de mil metros, y de transmitirlos vía satélite cada vez que emerge.