Salud Portugal , Portugal, Jueves, 14 de julio de 2011 a las 17:15

Malaria contra malaria: parásitos aventajados conspiran para evitar una segunda infección

Los resultados de un estudio plantean la necesidad de revaluar el uso de suplementos de hierro en regiones donde la malaria es endémica

Eva Aguilar/DICYT Parásitos causantes de malaria que han alcanzado el torrente sanguíneo de un paciente, pueden "conspirar" contra la invasión de nuevos parásitos, previniendo de esta manera el desarrollo de una segunda infección. A esta conclusión ha llegado un grupo de investigadores que ha descubierto que parásitos del género Plasmodium son capaces de activar los mecanismos de regulación del hierro en el hígado, restringiendo la disponibilidad del mineral que una nueva infección necesitaría para progresar.

 

De acuerdo con los autores del estudio, cuyos resultados fueron publicados en la edición de junio de la revista Nature Medicine, este descubrimiento tiene implicaciones en los esfuerzos globales de reducir la transmisión de la malaria y podría llevar a revaluar la administración de hierro como suplemento nutricional en regiones donde la enfermedad es endémica.

 

Tras la picadura de una hembra del mosquito Anopheles infectada con Plasmodium, el parásito entra en el organismo y migra inmediatamente al hígado, donde infecta a los hepatocitos (células del hígado) y se multiplica antes de viajar al torrente sanguíneo. Allí invade los glóbulos rojos y sigue multiplicándose, provocando la ruptura de las células de la sangre, y liberando a su vez sustancias que desencadenan los síntomas propios de la malaria: fiebres altas, dolores de cabeza, náuseas y vómitos, escalofríos, tos. Según la Organización Mundial de la Salud, en las regiones tropicales del planeta la malaria todavía afecta a más de 200 millones de personas al año y mata a un millón, siendo los niños menores de cinco años los más afectados.

 

Personas que viven en áreas en las que existe un alto índice de infección pueden recibir al año cientos de picaduras del mosquito que transmite la enfermedad. Esto lleva a que pacientes que ya presentan parasitemia (acumulación de parásitos en la sangre) estén continuamente expuestos a nuevas infecciones, lo que aumenta sus posibilidades de morir. No obstante, y a diferencia de lo que podría esperarse, estudios anteriores señalan que niños mayores de cinco años expuestos desde la infancia a la picadura del mosquito presentan cierto nivel de inmunidad a nuevas infecciones.

 

El papel del hierro en el riesgo de infección

 

Para buscar una explicación a esta semi-inmunidad observada en pacientes jóvenes, investigadores de Portugal, Reino Unido, Estados Unidos y Brasil establecieron un modelo en ratones, cuyo objetivo era descifrar la relación que existe entre las dos primeras fases por las que pasa el parásito (en el hígado y en el torrente sanguíneo) y el metabolismo del hierro. Está bastante aceptado dentro de la comunidad científica que, tanto en el hígado como en la sangre, el Plasmodium necesita hierro para crecer y multiplicarse.

 

Los investigadores descubrieron que los parásitos que ya han alcanzado la fase sanguínea estimulan la síntesis de la hepcidina, la hormona producida por el hígado que se encarga de la regulación del metabolismo del hierro en los humanos y otros mamíferos. Al aumentar la producción de hepcidina, la cantidad de hierro disminuye y los parásitos que acaban de invadir el hígado mueren de hambre.

 

"Nuestros descubrimientos desafían la idea de que la infección en diferentes tipos de células es independiente, lo que podría tener un impacto en las futuras investigaciones en el campo de las enfermedades infecciosas", señala María Mota, investigadora del Instituto de Medicina Molecular de Portugal y líder del estudio, citada en un comunicado de prensa de la institución.

 

"Ahora que entendemos cómo los parásitos de la malaria protegen su territorio de otros competidores, seremos capaces de mejorar este mecanismo natural de defensa para combatir el riesgo de las infecciones con malaria", agrega Hal Drakesmith, del Instituto de Medicina Molecular Weatherall de la Universidad de Oxford, Reino Unido, y otro de los autores del estudio.

 

Según el investigador, estos resultados también obligan a hacer una revisión de los programas de salud en los que se recomienda administrar hierro para combatir la anemia en regiones donde la malaria es endémica; aunque, agrega Drakesmith, son necesarios más estudios al respecto.

 

Los autores citan en el informe el ejemplo de un ensayo clínico sobre la administración de suplementos de hierro a niños menores de cinco años en una región de Tanzania donde la malaria es altamente endémica, que mostró un aumento significativo de infección y riesgo de muerte en aquellos infantes que recibían el mineral.

 

"La profunda y poco entendida anemia que acompaña a la enfermedad, podría deberse en parte a la respuesta de la hepcidina", concluyen los investigadores. "Entender cómo las diferentes fases de vida del Plasmodium interactúan con el estado nutricional e inmunológico de los hospederos [pacientes] de diferentes edades, podría beneficiar los esfuerzos actuales de controlar la malaria".