Alimentación España , Salamanca, Jueves, 22 de noviembre de 2012 a las 13:22

Los expertos reclaman una apuesta por la biotecnología vegetal aplicada

Ningún estudio científico riguroso cuestiona la seguridad de los alimentos transgénicos, según los especialistas que participan hoy en las II Jornadas sobre Transgénicos Agrícolas

JPA/DICYT Esta tarde se inauguran las II Jornadas sobre Transgénicos Agrícolas, que organiza la Asociación de Biotecnología de Salamanca (ABSAL) en el Edificio Dioscórides de la Facultad de Biología de la Universidad de Salamanca. Durante dos días, los expertos presentarán el estado de los estudios en torno a esta cuestión. Algunos de ellos han explicado a DiCYT que España tiene un buen nivel en la investigación básica sobre plantas transgénicas, pero que la legislación europea es muy restrictiva en relación a los alimentos transgénicos, de manera que la investigación aplicada apenas se puede desarrollar.

 

Uno de los ponentes será Gonzaga Ruiz de Gauna, coordinador de la Plataforma Tecnológica Española de Biotecnología Vegetal (BIOVEGEN), un foro científico y tecnológico que reúne a empresas, organismos públicos de investigación, fundaciones y universidades, entre otros, que buscan sobre todo “mejorar la competitividad” en el sector impulsando la incorporación de las nuevas tecnologías.

 

“La biotecnología vegetal es un conjunto de técnicas que se basan en la revolución tecnológica que han traído la Genómica, la Proteómica o la Metabolómica con el objetivo de mejorar los procesos de producción”, ha explicado en declaraciones a DiCYT. En este contexto, la ingeniería genética es sólo una parte, aunque para los expertos es evidente que permite avances muchos más rápidos que otras técnicas más tradicionales.

 

La legislación europea sea tan restrictiva en materia de transgénicos que en la actualidad sólo se está cultivando en el continente una variedad de maíz resistente a una plaga conocida como ‘taladro del maíz’. Sin embargo, en otros continentes estas restricciones no existen y Europa se está quedando atrás “por razones no científicas, sino de opinión pública o de proteccionismo económico”.

 

Según Ruiz de Gauna, “no hay ningún estudio científico serio y riguroso que cuestione la seguridad alimentaria de los alimentos transgénicos”, de manera que estos cultivos estarían al menos al mismo nivel que los procedentes de la agricultura convencional, una actividad que por definición reduce la biodiversidad. “Precisamente, lo que pretende la ingeniería genética es hacer más sostenible la agricultura a través de la tecnología”, añade, puesto que las mejoras introducidas en las plantas evitarían tener que utilizar productos químicos contra las plagas o para mejorar el crecimiento, entre otras posibilidades.

 

La investigación básica sí está permitida y, de hecho, “es una herramienta fundamental para estudiar los mecanismos que rigen el funcionamiento de las plantas, igual que los ratones transgénicos lo son para estudiar las enfermedades en el caso de los animales y del ser humano”, explica Ruiz de Gauna, que también es gerente de la Asociación para el Fomento de la I+D Tecnológica en Genómica Vegetal (INVEGEN). Sin embargo, considera que en los próximos años se debe "poner el foco en la ciencia aplicada".

 

El Ciale, "centro puntero"

 

En general, España se sitúa en la actualidad entre los 10 primeros países en investigación biotecnológica con “centros punteros” en el contexto mundial, entre los que el experto cita al Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (CIALE) de la Universidad de Salamanca.

 

Uno de los investigadores de este centro, Óscar Lorenzo, que además es secretario de la Sociedad Española de Fisiología Vegetal, también interviene hoy en las jornadas para hablar sobre la tecnología vegetal transgénica y la no transgénica, ya que existe la posibilidad de conseguir modificaciones genéticas en las plantas sin acudir directamente a la transgénesis, es decir, sin la introducción de genes exógenos en las células de un organismo vegetal. Las dos opciones son “válidas y complementarias”, asegura.

 

Sin embargo, recurrir a la biotecnología vegetal clásica a través de cultivos ‘in vitro’ es un proceso más lento y complejo. En algunos cultivos, como el tomate, “hay que ir trabajando por partes y seleccionando las células hasta reconstruir la planta completa”, explica. Por eso, el científico de la Universidad de Salamanca valora poder trabajar con transgénicos al menos en el ámbito de la investigación, porque así los científicos europeos siguen generando conocimiento a la espera de que en un futuro se puedan aplicar.