Alimentación España Madrid, España, Viernes, 21 de junio de 2013 a las 19:33

El declive de las aves a escala global

BirdLife International presenta el ‘State of the World’s Birds’, un informe que sirve de indicador del deterioro de la naturaleza en general y del descenso de especies

AFM/SEOBirdlife/DICYT El descenso de las poblaciones de aves del planeta deja ver el evidente deterioro que sufre el medio ambiente global y que está afectando a toda la vida sobre la Tierra, incluido el género humano. A pesar de ello, la recuperación de algunas especies amenazadas ha sido exitosa y demuestra que restaurar el planeta es posible y que se puede hacer a un coste relativamente pequeño. Esa inversión es vital para asegurar nuestro propio futuro.


El informe State of the world’s birds: Indicators for our changing world (Estado de las Aves del Mundo: indicadores de nuestro mundo cambiante), se ha dado a conocer hoy en el Congreso Mundial de BirdLife International, que se celebra esta semana en Ottawa (Canadá), y que aglutina a 121 ONGs de todos los países y cuenta con 13 millones de socios y seguidores y 7.000 grupos locales.


La principal preocupación que se trata en el Congreso Mundial de BirdLife International muestra que la avifauna mundial sigue deteriorándose, ya que numerosas especies están cerca de la extinción y muchas otras muestran un declive escalonado. Las aves se enfrentan a numerosas amenazas, pero la destrucción y degradación del hábitat -en buena parte por las prácticas agrícolas- y el impacto de las especies invasoras son los dos motores más importantes del deterioro.

 

Una de cada ocho especies de aves se enfrenta a la extinción


BirdLife International es la autoridad oficialmente designada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) para informar sobre las aves que deben ser incluidas en la Lista Roja de especies en extinción. En la última revisión, 1.313 especies (una de cada ocho del total mundial) fueron clasificadas como amenazadas, y de ellas, 189 están consideradas como “En Peligro Crítico”. Desde el año 1500 se estima que se han perdido ya 150 especies de aves, un ritmo de desaparición que supera varias veces la pauta natural de extinción.

Entre las aves amenazadas más afectadas están por ejemplo grandes aves marinas como los albatros (el 77% de las distintas especies están amenazadas), grullas (73%), cotorras (29%), faisanes (21%) y palomas (20%). En general, las de gran tamaño y las que tienen tasas de reproducción bajas o territorios reducidos son las más vulnerables, aunque también desaparecen las aves más comunes.


Estas, están sufriendo también un agudo descenso en todo el mundo, haciéndonos ver que hay problemas ambientales generales que están llevando a una erosión generalizada de la biodiversidad.
 

Las aves: reflejo del medio natural


El informe State of the World’s Birds muestra una radiografía del estado de la naturaleza global, puesto que las aves, por su ubicuidad y sensibilidad a las alteraciones de su entorno, son un gran indicador de lo que ocurre en el medio natural. “Los pájaros son un barómetro ambiental certero y fácil de leer y que permite ver claramente las presiones que nuestra actual forma de vida está provocando en el medio ambiente”, afirma Leon Bennun, el director científico de BirdLife International.


Un gran ejemplo de ello es el trabajo que han llevado a cabo las organizaciones de BirdLife International para identificar los lugares naturales más importantes del mundo, conocidos como Important Bird and Biodiversity Areas (Áreas Importantes para las Aves y la Biodiversidad) o IBA por el acrónimo en inglés empleado internacionalmente.. Hasta ahora, se han documentado 12.000 lugares que ocupan entre un 6% y un 15% de la superficie terrestre de cada continente.

 

Salvar la naturaleza es una inversión de futuro

 

Las IBA representa la mayor red global de lugares importantes para la biodiversidad, pero sólo un 28% de ellas están completamente amparadas por alguna figura de protección legal. El coste real de proteger y gestionar las 12.000 IBA del mundo sería de 57.000 millones de dólares por año, afirma el State of the World’s Birds. Si a eso se le sumase la inversión necesaria para mejorar el estado de las especies amenazadas de todos los grupos biológicos, conservar la naturaleza tendría un coste estimado de 80.000 millones por año.
“Las sumas pueden parecer grandes, pero son pequeñas en comparación con los presupuestos de los gobiernos. Además, ese dinero debería ser visto como una inversión, no como un gasto”, asegura Stuart Butchart, jefe de Ciencia de BirdLife International. “Por encima de todo, la biodiversidad apuntala todos los sistemas planetarios de soporte vital, y para sobrevivir y prosperar tenemos que cuidar de ella”, remacha Stuart Butchar.

 

La conservación funciona

El State of the World’s Birds ha demostrado que la conservación funciona. Cuando las amenazas para la avifauna se acometen con medidas bien orientadas, se obtienen éxitos ya que algunas especies han sido sacadas del borde de la extinción mostrando espectaculares resultados en su recuperación, así como de hábitats degradados.


“Se puede llevar a cabo una conservación de la naturaleza efectiva y que funcione. Es hora de ponerlo en práctica y de que ocurra de forma generalizada. El resultado será un mundo mucho más sano en todos los sentidos y que además seguirá siendo diverso y atractivo también”, concluye Leon Bennun, director científico de BirdLife.
 

La situación en España


Según los resultados del Programa Sacre de seguimiento de aves en primavera, en España existe un declive en aves tan conocidas como gorriones o golondrinas, y especies cinegéticas como la perdiz, la tórtola o la codorniz. Lo más sorprendente es que el fenómeno tiene lugar tanto en las regiones templadas como en las tropicales y en todo tipo de hábitats, como campos de cultivo, bosques y humedales, aunque los estudios que SEO/BirdLife realiza desde 1998 muestran un descenso general de las especies ligadas a medios agrícolas y un aumento de las asociadas con medios forestales como la tórtola turca, pico picapinos o el pinzón vulgar.