Tecnología Costa Rica , Costa Rica, Jueves, 14 de noviembre de 2013 a las 10:28

Simulan dónde podría caer ceniza en una erupción del Volcán Irazú

Utilizan 52 escenarios posibles, con variantes como la dirección del viento y la altura a la que llegaría la columna de ceniza

TEC/DICYT Investigadores del Tecnológico de Costa Rica (TEC) y la Universidad Nacional (UNA) crearon un modelo de simulación con el cual se puede ver las zonas más propensas donde caería ceniza en caso de una nueva erupción del Volcán Irazú.

 

Utilizando 52 escenarios posibles, con variantes como la dirección del viento y la altura a la que llegaría la columna de ceniza, pudieron crear un mapa en el que se detalla los sitios del Área Metropolitana donde caería la ceniza y la probabilidad de que eso ocurra.

 

Esto se creó con los datos históricos que se tienen disponibles de la última erupción del Volcán, en 1963, como por ejemplo las publicaciones que se hicieron en el periódico La Nación de los sitios donde se registró caída de ceniza y la cantidad de esta.

 

Gustavo Barrantes, profesor de la Escuela de Ciencias Geográficas de la UNA, explicó que todo depende de la intensidad de la erupción. Explicó que las erupciones más pequeñas son las más probables que ocurran y en más frecuencia, sin embargo estas afectarían una zona más pequeña. Puso el ejemplo de una eventual erupción pequeña donde la ceniza y material caerían dentro del mismo cráter, sin afectar zonas más allá.

 

Las erupciones más grandes, las que afectarían una mayor zona, llegando incluso hasta Escazú, son de las menos probables y las que se presentan con menor frecuencia. Una de estas fue la que se registró en 1963.

 

Agregó también que con el modelo pretendieron crear un índice que muestra el nivel de amenaza de caída de ceniza. Este sería utilizado por tomadores de decisiones para el ordenamiento territorial y gestión de riesgo, como por ejemplo tomar las previsiones de modificar las inclinaciones de los techos para que la ceniza no se acumule y colapse la estructura.

 

Barrantes también explicó que si llegara a suceder una erupción real del Volcán, si se logran determinar la altura de la columna de ceniza y la velocidad y dirección del viento; ellos podrían extraer de la simulación el escenario que crearon con esas características y así conocer las áreas que se podrían ver afectadas.

 

El profesor del TEC, José Castro, explicó que están creando una herramienta web con la cual cualquier persona podría consultar las simulaciones que se crearon. Podría escoger la velocidad del viento, la intensidad de la erupción y otros datos y observar los resultados desde su computadora.

 

Todas las simulaciones se desarrollaron con un equipo computacional especializado en Estados Unidos. Aquí en el TEC, mediante un clúster de computadoras, se creó la visualización de los diferentes escenarios generados por una erupción en un mapa de gran detalle y resolución.

 

Barrantes agregó que, además de la herramienta web, el equipo que trabajó en el proyecto pondrá este otro mapa más detallado en una página web para que los interesados lo descarguen y lo consulten cuando deseen.

 

El gris saludo presidencial

 

En marzo de 1963, el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, estaba de visita en nuestro país. En Cartago, desde 3 432 metros de altura, el Volcán Irazú expulsaba la ceniza que le irritaría los ojos y la que se tendría que sacudir de su cabeza.

 

En ese preciso mes, el volcán más alto de Costa Rica inició su actividad eruptiva, la cual se prolongaría hasta 1965.

 

Debido a la altura y la posición del Irazú, Gustavo Barrantes explicó que el viento hace que las cenizas se dirijan hacia San José y no tanto hacia Cartago, como se pensaría por su proximidad.

 

Así sucedió en esos años. San José se estaba llenando de ceniza. Los pobladores barrían y barrían las calles, sus casas, los motores de los carros; se tapaban la cara como podían, con bolsas plásticas o tela.

 

Los curiosos no faltaron y en las fotografías de la época se pueden ver personas en lo más alto del volcán observando las emanaciones de ceniza desde una distancia que para muchos podría parecer peligrosa.

 

En Cartago no se sintieron tanto los efectos de la ceniza como en San José. En aquella provincia sucedería algo diferente pero relacionado con la expulsión de ese material volcánico.

 

Las constantes emanaciones fueron provocando una acumulación de ceniza en las cercanías del Irazú. Las lluvias aportaban un ingrediente más para lo que sucedería en diciembre de 1963: una avalancha que bajó por el cauce del río Reventado y arrasó con la comunidad de Taras.

 

¿Por qué sucedió?

 

Una publicación en la revista Nature explicó qué fue lo que sucedió al interior del volcán Irazú y que provocó esta última gran erupción.

 

Según el artículo escrito por Philipp Ruprecht, vulcanólogo del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia en Nueva York, la actividad de 1963 fue producto del aumento del magma desde el manto terrestre a lo largo de unos pocos meses, cuando anteriormente se pensaba que esto sucedía durante miles de años.

 

Según la noticia de Europa Press donde se reseña esta investigación, “la sabiduría convencional sostiene que el magma del manto que alimenta esas erupciones se eleva y permanece durante largos periodos de tiempo en una cámara de mezcla de varios kilómetros por debajo del volcán”.

 

Pero lo que encontraron los científicos en la ceniza que expulsó el Irazú les indicó que el magma subió en muy poco tiempo desde el manto hasta la cámara de magma del volcán. El coautor del estudio, Terry Plank, geoquímico de Lamont-Doherty, dijo en la noticia que para esto debe existir un conducto entre el manto y la cámara. “Nos gusta llamarlo la carretera del infierno”, agregó.

 

La prueba para estas afirmaciones se halló en las cenizas, ya que en esta se encontraron minerales diferentes a los que se podrían encontrar en una erupción en la que el proceso de elevación del magma se haya prolongado por miles de años. Lo que encontraron en los minerales fue que las erupciones de magma eran muy frescas.

 

Desde esta erupción de 1963, el volcán Irazú ha tenido poca actividad, excepto por la erupción freática de 1994 que provocó varias avalanchas hacia el sector norte y expulsión de ceniza.

 

Con el trabajo del Tecnológico de Costa Rica y la Universidad Nacional, los especialistas cuentan con una herramienta más para prever los efectos que podría tener una nueva actividad volcánica y que ayudará a que las autoridades estén mejor preparadas y tomen acciones para disminuir las consecuencias en las poblaciones cercanas.