Ciencia España , Valladolid, Mi茅rcoles, 16 de julio de 2014 a las 15:38

El valor de las especies forestales para la alimentaci贸n de comunidades de N铆ger

Segunda Jornada de Green Meeting, organizado por Profor en el nuevo espacio de trabajo Lab Valladolid

CGP/DICYT Mañana miércoles, 16 de julio, tendrá lugar en el nuevo espacio de trabajo Lab Valladolid la segunda Jornada de Green Meeting, El árbol que nos alimenta, una charla-debate sobre el valor de las especies forestales para comunidades de Níger a cargo de Dolores Agúndez de la Universidad de Valladolid. La actividad está organizada por la Asociación de Profesionales Forestales de España (Profor).

 

Los Green Meetings son una serie de charlas en formato diálogo, entre 45 minutos y 1 hora de duración, donde se abordan las distintas problemáticas medio ambientales así como su interacción con aspectos socioeconómicos del país de origen, en el que vive o trabaja el ponente. Los ponentes realizan una breve presentación audiovisual en la que se introducen los temas a tratar. Después de las preguntas y discusión que generen estos temas, se prevé un tiempo para establecer networking donde los asistentes y el ponente podrán conocerse y establecer contactos, en torno a un vaso de zumo, vino o refrigerio.


En el caso de la charla El árbol que nos alimenta, tiene como objetivo conocer cómo y por qué se llevan a cabo plantaciones de especies forestales en países como Níger con un alto grado de desertificación y sin mucha vegetación.


Según explica Agúndez, este país ubicado en el oeste del África subsahariana cuenta con unas condiciones ecológicas extremas. “Dos terceras partes de su superficie son desérticas. El clima es tropical seco y cuenta con cuatro regiones agroclimáticas. El 12 por ciento de su superficie es cultivable aunque solo el 4 por ciento está cultivada y un 1 por ciento tiene cubierta forestal (rodales y árboles dispersos)”, detalla. Asimismo, el país cuenta con unos 15 millones de habitantes distribuidos en ocho grupos lingüísticos, aunque el idioma oficial es el francés, y es uno de los países más pobres del continente: el 40 por ciento del PIB se corresponde con actividades agrícolas y ganaderas de subsistencia. “Las especies forestales cumplen un importante papel en la seguridad alimentaria, como alternativa a los periodos de carencia de alimentos, de cerca de un mes y medio al año”, precisa la investigadora en palabras recogidas por DiCYT.

Los objetivos específicos del trabajo que ha llevado a cabo han sido, por un lado, “determinar el consumo de especies forestales alimenticias durante los periodos de escasez de alimentos” y, por otro, “saber qué proporción de la dieta ocupan estos productos, cuáles eran las partes de las plantas que se comen, dónde se recogen, identificar las amenazas que tienen estos árboles a través de la percepción de la población y comprobar si existen diferencias de opinión entre hombres y mujeres en cuanto a las especies prioritarias señaladas”.


Para ello, recuerda, se acercaron a dos poblaciones de cada zona agroecológica estudiada entre mayo y octubre de 2011 y realizaron una serie de encuestas. “Se citaron 45 especies que se utilizaban como fuente de alimento en época de escasez, aunque algunas de ellas se consumían durante todo el año”, apunta. De estos árboles, “se aprovecha principalmente para la alimentación los frutos, las hojas e incluso las flores”. En cuanto a las amenazas, “todas las especies que se citaron se encontraban según ellos bajo algún tipo de amenaza, las más importantes la sequía, el propio aprovechamiento que hacen de la especie, las plagas y enfermedades, la roturación, el pastoreo o la calidad del suelo, entre otras”.

 

Las especies citadas como prioritarias, agrega la investigadora, “son aquellas a las que todavía tienenacceso y señalaron que había generación, lo que puede indicar un cierto grado de conservación por parte de las poblaciones rurales hacia esos árboles”. En relación al género, “las tareas de cultivo están bien diferenciadas entre hombres y mujeres, no tienen el mismo patrón en la producción de los alimentos, pero sí tienen criterios coincidentes a la hora de priorizar las especies y la misma percepción de sus amenazas”, concluye. Este estudio puede constituir el inicio de un programa de conservación participativo de las comunidades locales y otras instituciones de la administración forestal, en colaboración con la Universidad de Maradí (Níger).