Alimentación Costa Rica , Heredia, Lunes, 06 de octubre de 2014 a las 13:08

Una fórmula para salvar especies en peligro de extinción

Una innovadora propuesta de dos estudiantes de la UNA, podría salvar especies en peligro sin frenar el desarrollo económico

UNA/DICYT Desarrollo económico y conservación ambiental parecen enanitos de cuentos diferentes, hermanos que no se llevan, el Caín y el Abel de todo país. Dos estudiantes de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional (UNA) están decididos a demostrar lo contrario. Se trata de Paulina Vargas y Esteban Calderón, cuya tesis para optar por el grado de licenciatura en Biología Tropical, abre un nuevo camino en la forma de pensar la conservación.

 

Con binoculares en mano, libreta, fotos satelitales y una mochila llena de conocimientos se internaron en los fragmentos de bosque que aún sobreviven a la expansión piñera, en Pital de San Carlos.

 

Contando monos

 

Pacientemente, durante un año, contabilizaron la cantidad de monos congo que habitan en 8.400 hectáreas seleccionadas, entre bosque y plantación de piña: 561 individuos en total. Sus característicos sonidos matutinos y sus disminuidos hábitats, debido a una actividad piñera que reduce cada vez más sus “hogares” a pequeños “parches”, facilitó el conteo. Del territorio elegido, solo un 10% posee cobertura boscosa, las consecuencias ya saltan a la vista: “la concentración de monos por fragmento es elevada; eso es grave, porque su alta competencia por hojas y frutos, base de su dieta, reduce los recursos disponibles, esto podría disparar su mortalidad, condicionar su capacidad de reproducción o introducir alteraciones genéticas”, explicó Paulina Vargas, una de las autoras del estudio.

 

Además del inventario en lo que a monos congos se refiere, Vargas y Calderón elaboraron un diseño del paisaje, esto es, una idea gráfica acerca de la distribución boscosa. Las fotografías satelitales disponibles fueron claves.

 

A esta altura de la investigación, ambos estudiantes se preguntaron cómo poner a salvo al congo en medio de su laberinto piñero. Lo que idearon, podría marcar la pauta para rescatar a decenas de especies en peligro de extinción: “ellos desarrollaron una metodología para entender la conectividad del paisaje; el producto final es una propuesta de cómo se deben conectar esos parches para que los monos puedan sobrevivir en ese ambiente tan hostil”, subrayó Liliana Piedra, tutora del proyecto.

 

Armando el rompecabezas

 

La iniciativa se compone de tres medidas: reforestar las zonas de protección de ríos y nacientes que hoy conectan los pedazos aislados de bosque, en un margen de 15 metros si se trata de quebradas, y de 200 metros para el caso de nacientes; construir puentes aéreos capaces de comunicar dos porciones de vegetación separadas por una carretera; y finalmente, implementar cercas vivas: “en aquellas cercas convencionales, consiste en sustituir los postes por árboles, para que el alambre de púas haga su recorrido, esto permite que los monos puedan utilizar las copas de esos árboles para atravesar de un fragmento boscoso a otro, ampliando su limitado rango de acción. Los puentes aéreos y la reforestación persiguen ese mismo fin de conectar lo que hasta hoy está fragmentado”, describió Paulina Vargas.

 

La promesa de concretar las medidas, sin que esto signifique paralizar la actividad piñera, arroja una luz: “pensamos que es una propuesta de conectividad viable, sensata, no le vamos a decir a un productor piñero que hay que tirar aquí una línea recta de árboles en medio de su piñal, se trata de aprovechar los recursos ya existentes, cercas y ríos por ejemplo, para conectar porciones de bosque hasta ahora aisladas”, concluyó Esteban Calderón, coautor del estudio.

 

La investigación fue difundida recientemente entre vecinos, propietarios de piñeras y funcionarios del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) de Pital de San Carlos. De todos goza de opiniones favorables.

 

Los propulsores del estudio buscan alguna fuente de financiamiento para su implementación, mientras los sectores involucrados muestran disponibilidad para su ejecución.

 

 

 

De monos y piñas

El congo es una de las 4 especies de monos en el país. Habita en diversidad de ambientes que comprenden bosques secundarios, bosques húmedos, secos, nubosos y manglares. Son animales diurnos y relativamente sedentarios, con poca actividad social. Viven en grupos de alrededor de 20 individuos.

 

Según la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña (CANAPEP), en Costa Rica existen 42 mil hectáreas sembradas de piña, un área equivalente a los cantones de Santa Bárbara, Belén, Escazú, Alajuela centro, Curridabat y Tibás. Casi la mitad de la actividad piñera se concentra en la Zona Norte.

 

Estimaciones de esta misma organización indican que en nuestro país hay 1.330 productores, de ellos 1.200 son pequeños, 95 medianos y 35 grandes. Del área total en producción, el 35% pertenece a comercializadoras y el 65% a productores independientes, dentro de los cuales se encuentran varias cooperativas y asociaciones de pequeños y medianos productores.