Salud España , León, Martes, 03 de febrero de 2015 a las 15:49

El Ibiomed identifica efectos antiinflamatorios del entrenamiento de fuerza en personas mayores

Un equipo de investigadores del Instituto de Biomedicina de la Universidad de León (Ibiomed) ha identificado efectos antiinflamatorios del entrenamiento de fuerza en personas mayores.

Cristina G. Pedraz/DICYT En la actualidad, la sociedad tiene que hacer frente a una gran población de personas mayores que paulatinamente es menos independiente y a medida que su salud se va deteriorando requiere de más cuidados. Se trata no sólo de un problema de salud y social, sino que también tiene importantes repercusiones económicas.


En este sentido, la inactividad física es frecuente en esta población, y existe una evidente relación entre sedentarismo, edad y elevación de los marcadores inflamatorios. La inflamación crónica desempaña un papel integral en el desarrollo y progresión de diversas enfermedades relacionadas con la inactividad y la edad, como la diabetes tipo 2, la arterioesclerosis, la osteoporosis y otras enfermedades crónicas. Por ello, es necesaria la realización de un programa de actividad física de fuerza adaptado específicamente a personas mayores, de manera que se incrementen los beneficios y se reduzcan los potenciales efectos nocivos asociados a la inactividad.


Aunque en los últimos años se ha avanzado considerablemente en el conocimiento de las respuestas y adaptaciones fisiológicas del ejercicio de fuerza a nivel molecular, todavía se desconocen los mecanismos por los que el ejercicio, y concretamente el ejercicio de fuerza, tiene un efecto antiinflamatorio.


La comunidad científica ha otorgado en los últimos tiempos especial importancia a la participación de los receptores de señalización Toll (TLRs) en el envejecimiento (proteínas de transmembrana a las que se unen diversos ligandos). Entre los TLRs, los receptores 2 y 4, los mejores caracterizados de los encontrados en mamíferos, controlan muchos procesos inflamatorios, activando diferentes vías de señalización que regulan la respuesta inflamatoria e inmune a través de la inducción de diversas citoquinas proinflamatorias.


El objetivo del estudio realizado por el Ibiomed, como explica la investigadora María José Cuevas González, ha sido “profundizar en el conocimiento de los mecanismos moleculares que determinan cómo los programas de ejercicio físico de fuerza suprimen la expresión del receptor Toll 4 y alteran la capacidad de producción de citoquinas inflamatorias asociadas al envejecimiento”.


Para ello, tomaron una muestra de 26 hombres y mujeres con una edad media de 69 años y los dividieron en dos grupos: un grupo control, que no realizó ningún tipo de actividad física, y un grupo ejercitado, que siguió un programa de ejercicio de fuerza durante ocho semanas. Tras el aislamiento de células mononucleares obtenidas de sangre periférica se analizaron, antes y después de la intervención, los contenidos protéicos de los receptores Toll 2 y 4, así como de diversas proteínas implicadas en las rutas dependiente e independiente de MyD88 (factor de diferenciación mieloide 88) y en la vía de señalización del factor de transcripción NF-kappa B, la proteína quinasa activada por mitógenos (MAPK) y los factores reguladores de la transcripción de interferones (IRF). También se estudió en dichas muestras el ARN mensajero y la proteína de Hsp60 y 70. Finalmente, y con objeto de investigar la posible influencia del ejercicio sobre la inflamación asociada al envejecimiento, se analizó la expresión génica de las citoquinas proinflamatorias IL-10 y TNF-alfa, así como las concentraciones plasmáticas de proteína C reactiva.
Efectos antiinflamatorios


Según Cuevas González, los resultados obtenidos “ponen de manifiesto que la realización de un programa de entrenamiento de fuerza de ocho semanas de duración produce una disminución significativa en la expresión basal de los receptores TLRs, induciendo un estatus antiinflamatorio en los ancianos”. En este contexto, el entrenamiento “parece tener efecto tanto en la ruta dependiente como en la ruta independiente de MyD88”. Los datos también demuestran que diferentes rutas de señalización, como NF-κB, MAPK y diversos factores de transcripción de la familia IRF, “parecen estar moduladas en respuesta al ejercicio a través de TLRs”.


Además, los efectos antiinflamatorios inducidos por el ejercicio de fuerza sobre la ruta de los TLRs se asocian a cambios en la expresión de Hsp70, y posiblemente, Hsp60, “lo que también podría proporcionar mayor protección frente a otras patologías asociadas a la edad”, asegura la investigadora.


Programas de entrenamiento de fuerza


Así, el estudio demuestra que el ejercicio de fuerza “representa una herramienta adecuada para inducir adaptaciones antiinflamatorias positivas en ancianos”. Aunque los resultados obtenidos provienen de una investigación de carácter eminentemente básico, “darían un apoyo científico al uso clínico de programas de ejercicio físico basado en el entrenamiento de la fuerza”. Además, dada la situación económica actual, “es especialmente interesante considerar nuevas estrategias terapéuticas para frenar las comorbilidades asociadas a la edad cuando los tratamientos actuales frente a las mismas son, en ocasiones, de elevado coste y con efectividad o tolerancia limitada”.


El equipo científico del Ibiomed trabaja desde hace más de una década en los mecanismos moleculares implicados en los efectos beneficiosos de la actividad física regular sobre la salud en distintos colectivos, específicamente en ancianos. En los últimos tres años han prestado especial atención a los beneficios del ejercicio sobre los mecanismos de la inflamación en ancianos, gracias a financiación proveniente del Plan Nacional de I+D, una actividad investigadora que se prorrogará en los próximos años, ya que se ha financiado la continuación del proyecto.

 

 

 

Referencia bibliográfica:
Rodríguez-Miguélez, P., Fernández-Gonzalo, R., Almar, M., Mejías, Y., Rivas, A., De Paz, J.A., Cuevas, M. J., González-Gallego. J. (2014). “Role of Toll-like receptor 2 and 4 signaling pathways on the inflammatory response to resistance training in elderly subjects”. Age, 36(6), 1-13 doi: 10.1007/s11357-014-9734-0