Salud España , Salamanca, Lunes, 11 de mayo de 2015 a las 15:37

La Universidad de Salamanca nombra doctor honoris causa a Blake S. Wilson

El desarrollo de los implantes cocleares, los cuales permiten la recuperaci贸n de la audici贸n en personas completamente sordas ha sido el motivo principal de la investidura

EGA/DICYT La Universidad de Salamanca ha concedido el título de doctor honoris causa al profesor Blake S. Wilson en una ceremonia que ha tenido lugar en la mañana de hoy en el Paraninfo de la institución académica. Wilson es profesor e investigador de la Universidad de Duke de Estados Unidos y ha recibido el premio en investigación clínica médica Lasker-Debakey en 2013, que está considerado como el "premio Nobel americano", y el premio Fritz J. and Dolores H. Russ en 2015 por la contribución “a la ingeniería de implantes cocleares que permiten a los sordos oír”, además del homenaje que ha recibido en hoy en Salamanca.


El implante coclear es un dispositivo que sustituye el funcionamiento del oído interno y que proporciona audición a personas que no oyen o que tienen dificultades severas para ello. Enrique López Poveda, investigador del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCYL) de la Universidad de Salamanca y padrino del homenajeado, ha afirmado en declaraciones a los medios recogidas por DiCYT que “el profesor Wilson es una de las personalidades internacionales más destacadas en el ámbito de los implantes cocleares”.

 

"Sin las aportaciones de nuestro doctor honoris causa, las personas que disponen de estos dispositivos podrían oír sonidos pero no entender lo que oyen”, ha añadido el investigador de la universidad salmantina. Hoy en día, el implante coclear, gracias los avances que el profesor Wilson ha desarrollado, “permite que personas que nacen sordas puedan desarrollar un lenguaje y una educación normales”, ha destacado Poveda.


Por su parte, Blake ha señalado que “el implante coclear es la primera restauración importante que se ha hecho de un sentido humano en una intervención médica”. El alcance de este avance es muy significativo: “Hemos sido capaces de restaurar la audición en casi 450.000 pacientes".


Pulsos eléctricos artificiales


Mediante cirugía, se coloca el dispositivo sobre el cráneo, bajo la piel. El micrófono y el procesador de sonidos son externos y se sitúan detrás de la oreja. Esta parte se conecta con la interior por medio de una antena circular que se adhiere a la piel gracias a un imán que la une a una antena receptora interior. Un generador de impulsos eléctricos y una guía de electrodos se comunican con la cóclea, que es estimulada igual que en un oído sano, enviando una señal al cerebro por medio del nervio auditivo. La principal aportación de Wilson al desarrollo de los implantes cocleares ha sido diseñar el patrón de los pulsos eléctricos que emite el generador del implante.


Aunque hay mucho trabajo hecho, la investigación aún no ha terminado. “El dispositivo es ideal, pero no perfecto, los usuarios pueden comunicarse por móvil, y pueden distinguir el contexto de una conversación, pero ni siquiera los que oyen mejor son capaces de distinguir una conversación en un ambiente con ruido, y la percepción musical aún está lejos de ser satisfactoria”, ha explicado el doctor honoris causa, añadiendo que “aún hay espacio para mejoras y sigue existiendo variabilidad en función del usuario”, por lo que ahora los esfuerzos están encaminados a asegurar que todos los pacientes se beneficien de este avance.


Las diferencias del cerebro auditivo en distintas personas podrían explicar esta variabilidad en la experiencia de los usuarios. "Una persona que ha estado sorda durante 30 años puede recibir información sonora, pero las partes auditivas del cerebro de esa persona son distintas a las de otra que se haya quedado sorda recientemente, la cual tendrá los circuitos neuronales intactos, el tamaño correcto de las neuronas y las sinapsis”, por lo que “un paciente que haya perdido la audición hace tiempo puede estar en una desventaja” agrega el investigador.


Colaboración con la Universidad de Salamanca


Blake y Poveda trabajan juntos para mejorar los implantes actuales. “Estamos trabajando juntos para reproducir una parte importante de los procesos cerebrales que controlan de los ciclos de retroalimentación del oído interno, del que se encarga el sistema eferente, mediante el cual el cerebro controla el funcionamiento del oído en una persona con audición normal, y del que las personas con implantes cocleares carecen”, ha explicado el doctor de la universidad americana.


El proyecto del INCYL consiste en sincronizar implantes cocleares en los dos oídos. Estos dos implantes podrían reproducir el modelo del funcionamiento natural del oído para conseguir una mejor percepción auditiva. La clave estaría en hacer que el procesador de un implante se comunique con el del oído contrario y viceversa, de manera que ejerzan mutuamente un control cruzado como el del cerebro auditivo.


La popularización de los implantes


En la rueda de prensa anterior a la ceremonia, Blake ha explicado que en la actualidad hay "25 millones de personas sordas en el mundo, es decir, menos del 2% de todos ellos poseen ahora un implante coclear”. Sin embargo, las operaciones para colocar implantes cocleares crecen exponencialmente. “Estimamos que para principios del 2020 haya alrededor de un millón de personas con implantes cocleares, ya que el número de pacientes a los que se les implanta el dispositivo anualmente es de entre 20.000 y 30.000, pero esta cifra crece con mucha rapidez”, asegura. La implementación depende del dinero disponible y de la infraestructura médica, por eso “hay un largo camino por recorrer, especialmente en los países con bajos ingresos”. Por eso, su objetivo es "llegar al mayor número de personas reduciendo los costes”.


Debido a las condiciones de vida para la mayor parte de la población, se estima que el número de personas que necesiten una ayuda auditiva aumente en un futuro, según explica el profesor Blake, por dos causas principales. En primer lugar, "vivimos en ambientes cada vez más ruidosos y esto lleva a unas pérdidas auditivas severas". En segundo lugar, "cada vez hay más personas que viven más tiempo y el deterioro auditivo se acentúa con la edad”. Por el contrario, "cada vez nacen menos personas con problemas auditivos debido que han aumentado nuestros conocimientos y podemos prevenirlo".