Medio Ambiente Costa Rica , Guanacaste, Miércoles, 03 de junio de 2015 a las 10:00

El cambio climático y el efecto de El Niño convertirán a Guanacaste en una zona árida

Su producción agropecuaria debería explorar nuevas especies de animales y cultivos más acordes con ese tipo de clima

UNA/DICYT El radiante sol y ambiente seco que se presenta en la provincia de Guanacaste entona con el azul cristalino de las aguas de sus exóticas playas en el Pacífico Norte de Costa Rica, al punto de convertirlo en un sitio preferido por nacionales y extranjeros para pasar sus vacaciones y generar, a su vez, la fuente de ingresos de algunas familias de la zona. Sin embargo, al lado del paisaje de arena, sol y mar azul acecha una devastadora sequía que pone en apuros a pequeños y medianos productores de esta región.

 

Aunque su nombre pareciera inofensivo, el fenómeno conocido como El Niño Oscilación Sur (ENOS) es el causante de la sequía que hoy tiene a los campesinos guanacastecos al borde de la desesperación. Este fenómeno nace de la interacción y calentamiento anormal de las aguas superficiales del océano con la atmósfera en el Pacífico tropical. Al manifestarse se da un cambio en la presión atmosférica, lo cual deriva en una variación en la circulación del aire, que a la vez modifica el patrón de lluvias.

 

Datos del Instituto Meteorológico Nacional (IMN) indican que si bien en setiembre y octubre lloverá más que en julio y agosto, se mantendrá un carencia de lluvias de entre 25% y 50% y Guanacaste será la provincia más afectada con escasez de precipitaciones: 40% en setiembre, 25% en octubre y 50% en noviembre.

 

Producción árida

 

Ante este panorama, el Centro Mesoamericano para el Desarrollo Sostenible del Trópico Seco de la Universidad Nacional (Cemede-UNA) realizó un seminario con un destacado panel de especialistas para analizar el problema de la sequía y buscar posibles soluciones.

 

Luego de profundizar en el análisis de la sequía, algunos expertos consideraron que a largo plazo Guanacaste será una región más árida, para lo cual es esencial adaptar su producción al clima; es decir, productos y especies más acordes con las zonas semiáridas y áridas.

 

Algunas de las especies que podrían incorporarse en la producción pecuaria son los rumiantes menores como ovinos y caprinos, que se adaptan a zonas áridas y generan diversos productos de comercialización como la carne, lácteos, piel y lana, entre otros. En cuanto a productos agrícolas, podría pensarse en nopal, cactus, pastizales para forraje, maíz y diferentes tipos de tubérculos como la yuca.

 

La experiencia con productos en zonas áridas es muy común en México. En una publicación del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático de México se mencionan productos como guayule, pitahaya, mezcal, jojoba, candelilla, lechuguilla, orégano y zamandoca, procesados para diferentes usos.

 

Adaptación al cambio

 

Irina Katchan, investigadora del Centro Nacional de Alta Tecnología de Costa Rica (CENAT), comentó que el impacto del fenómeno de El Niño en Guanacaste obedece a un descenso importante de las precipitaciones durante la estación lluviosa. Además, los veranillos podrían ser más extensos e incluso juntarse, por lo que se reducirá significativamente las lluvias en la zona.

 

Adicionalmente, la experta recomendó implementar reservorios de agua llovida, además del uso de semillas más resistentes al calor y, en el caso del sector ganadero, implementar cercas vivas, acondicionar sombras y facilitar un alimento adicional al ganado, a fin de garantizar la seguridad alimentaria. “Buscar otras opciones para el sector agropecuario, quizá ya no es el arroz de riego sino otro cultivo más apropiado y beneficioso para la zona”. Dado que este fenómeno presenta su mayor apogeo en diciembre, Katchan prevé que se extienda hasta los primeros meses de 2016.

 

Ricardo Radulovich, investigador de la Escuela de Ingeniería Agrícola de la Universidad de Costa Rica (UCR), manifestó que la producción de Guanacaste podría evolucionar hacia una agricultura de cultivos perennes adaptables a estaciones secas; es decir, una agricultura más extensiva, menos demandante y de menor calidad o para usos de biocombustibles u otras aplicaciones. Aseveró que si bien es muy precipitado catalogar a Guanacaste como región árida, si es conveniente explorar desde ya algunos productos de zonas áridas, como los cactus.

 

Al respecto, Carlos Cruz, investigador de la Sede Regional Chorotega de la UNA, indicó que para afrontar esta situación se debe reforzar la investigación sobre los fenómenos de sequía. Además, reivindicar los métodos y técnicas de los campesinos e indígenas de cara al fenómeno. Aseveró que es importante el concepto de adaptación al cambio climático y en temas de cultivos sería apropiado. “A la vez, podemos fortalecer otros cultivos ya adaptados como el maíz. Por eso se debe investigar para elaborar planes de prevención”.

 

Andrea Suárez, coordinadora del Hidrocec-UNA, respalda la idea de innovar hacia otros cultivos más adaptados a climas secos. “Es selección natural, lo que no se adapta no sobrevive. Ya hay cultivos mejorados y para eso sirve la ingeniería en genética de cultivos, variar la semilla o bien buscar otras alternativas productivas mejor adaptadas”. A largo plazo, Suárez visualiza una provincia más árida y con mayores conflictos en torno al agua.

 

Rigoberto Rodríguez, director del Cemede-UNA, comentó que en cuanto a medidas específicas, algunas son esenciales como almacenar agua, implementar tecnología en la producción agropecuaria y mejorar el manejo de quemas en potreros para resguardar la biodiversidad, pero reconoció que aún hace falta planificar a largo plazo. De igual forma, aseveró que es fundamental la adaptación. “Hay que ubicar la agricultura en el clima y no el clima en la agricultura y si es necesario hacer cambios en las formas de producción”.

 

Oscar Vásquez, representante del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en Guanacaste, mencionó que algunas acciones de mitigación y adaptación en el sector pecuario se enfocan en conservación y uso racional del recurso hídrico, construcción de apartos y rotación de pasturas, siembra de bancos forrajeros, desarrollo de sistemas silvopastoriles y mejoramiento genético. Mientras que en el sector agrícola se han implementado variedades de ciclo corto, uso de sombra de café, desarrollo de sistemas agroforestales, control de plagas y enfermedades y protección de áreas de recargo, entre otros.