Salud Argentina , Argentina, Miércoles, 02 de marzo de 2016 a las 09:43

Descubren un adyuvante para vacunas administradas por vía oral

Una proteína de la bacteria Brucella permitiría activar la respuesta inmune y evitar la degradación de los antígenos en el tracto gastrointestinal

CONICET/DICYT Un equipo de científicos argentinos descubrió que una proteína de las bacterias del genero Brucella llamada U-Omp 19 puede servir como adyuvante para vacunas administradas por vía oral. Los adyuvantes, cuando se habla de vacunas, son moléculas que se adjuntan al antígeno –pequeña porción del patógeno contra el cual se quiere lograr protección- para incrementar la respuesta inmune contra el microorganismo. El uso de adyuvantes es entonces fundamental para que las vacunas puedan generar protección, salvo en el caso de las vacunas vivas, en las cuales los patógenos son introducidos vivos, aunque atenuados.

 

“Las vacunas por vía oral ofrecen la gran ventaja de ser sencillas administrar y tener un costo más bajo. Sin embargo no es fácil lograr una respuesta inmunológica a partir del ingreso de antígenos a través del tracto gastrointestinal, por un lado porque el intestino tiene un alto nivel de tolerancia –esto explica que no genere inmunidad frente a la comida- y por otro lado porque en el tracto digestivo la enzimas degradan al antígeno, lo cual disminuye su capacidad de acción”, explica la directora del proyecto, Juliana Cassataro, investigadora independiente del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas “Dr. Rodolfo A. Ugalde” – Instituto Tecnológico Chascomus (IIB-INTECH, CONICET-UNSAM).

 

Lo que primero que detectó el equipo es que U-Omp 19, obtenida de la membrana externa de Brucella spp., era útil si se usaba como antígeno para lograr inmunidad contra la brucelosis en ratones.

 

“Luego continuamos los estudios y pudimos verificar que como adyuvante administrado por vía oral, U-Omp 19 tenía capacidad de inducir una respuesta inmune. Es decir que lograba activar las células presentadoras de antígeno e incrementar la cantidad de antígeno en el interior de las mismas y desatar así una respuesta inmune específica contra el mismo. Finalmente, y esto es lo más novedoso, vimos que esta proteína también actuaba como un inhibidor de proteasas, lo que evitaba que el antígeno se degradara, lo cual lleva al aumento de su vida media y por lo tanto de su capacidad para inducir una respuesta inmune”, cuenta Andrés Esteban Ibañez, becario posdoctoral del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP), primer autor del artículo publicado recientemente en Journal of Controlled Release.

 

Las vacunas orales pueden generar inmunidad sistémica, es decir contra infecciones que ingresan por sangre; o por vías mucosales, las cuales son regularmente usados por los patógenos para ingresar al organismo. Es justamente esto último lo que más destacan los investigadores.

 

“Muchos microorganismos ingresan al huésped a través de las mucosas del tracto gastro intestinal. Por eso es importante generar un adyuvante que evite que los antígenos introducidos oralmente se degraden y que permita generar una respuesta local para brindar protección a las mucosas”, explica Ibañez.

 

Hasta el momento no existen muchos adyuvantes para la administración oral de vacunas que puedan considerarse buenos. “Para lograr respuestas inmunes en ratones suelen utilizase dos potentes adyuvantes: la toxina de cólera, producida por el Vibrio cholerae, y la enterotoxina lábil, sintetizada por Escherichia coli.

 

Pero en humanos estas moléculas producen cólera y diarrea del viajante, respectivamente, por lo que su uso queda descartado”, afirma Cassataro. “Por otra parte, las dos vacunas vía oral que se administran actualmente, la Sabin y la rotavirus, son vacunas vivas atenuadas que, por lo tanto, no necesitan de adyuvantes”, continúa la investigadora.

 

Hasta ahora U-Omp 19 ha sido probada en ratones para vacunas contra la toxoplasmosis y enfermedades infecciosas causadas por las bacterias de Salmonella. Tanto una como las otras son transmitidas comúnmente por animales y suelen contagiarse a través de la ingesta de alimentos o de agua contaminados. Los experimentos resultaron exitosos en ambos casos, lo cual alienta las expectativas de los investigadores de que el adyuvante pueda ser útil para generar respuestas inmunes a más enfermedades.