Alimentación Venezuela , Venezuela, Miércoles, 30 de marzo de 2016 a las 09:15

La variabilidad genética de las ranas plataneras aporta luces sobre su evolución

El aislamiento provocado por la amplia separación geográfica entre representantes de una misma especie posibilita la diferenciación entre sus miembros. En algunos casos las diferencias son tan grandes que pueden surgir nuevas especies

IVIC/DICYT Hypsiboas pugnax e Hypsiboas crepitans son los nombres científicos de estos anuros que hacen vida en Venezuela. A pesar de ser muy abundantes en territorio nacional es poco lo que se conoce sobre su ecología, patrones de distribución y conductas, según indicó el biólogo de la Universidad de Los Andes y ponente en el III Simposio Venezolano de Evolución, Moisés Escalona.


El vacío de información incluso ha dificultado la identificación de los individuos pertenecientes a cada especie. La confusión puede estar asociada a la extensa distribución geográfica entre las poblaciones, así como a las diferencias morfológicas y a las variaciones en las vocalizaciones entre los individuos.

 

“Las investigaciones que estamos realizando nos van a permitir comprender el grado de variabilidad genética en las ranas plataneras y su taxonomía”, afirmó el biólogo durante su intervención en la jornada realizada en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).


Entender las relaciones de afinidad evolutiva de estos seres ofrece datos de valor para conocer su biología y conducta. Las ranas cumplen un importante papel en la red trófica de los ecosistemas al intervenir en el flujo de materia y energía. Este grupo participa en el control natural de plagas, pues se alimentan de algunos insectos.


Dos especies para Venezuela


H. crepitans posee una amplia distribución en el territorio nacional. Su presencia ha sido advertida en zonas cercanas a las costas, en la sabana del parque nacional Canaima y hasta en lugares sobre los 2.000 metros de altura. Los estudios realizados por Escalona han determinado que se puede hallar a miembros de esta especie en zonas muy secas tales como el enclave árido de Lagunillas, ubicado en el estado Mérida.


Es una rana nocturna y arborícola con una gran variabilidad en su coloración, tamaño, vocalización reproductiva y sitios de canto, según se reseña en la Guía Ilustrada de los Anfibios del Parque Nacional Canaima, publicada por Ediciones IVIC.


La investigación sugiere que los anuros de la zona norte de Suramérica denominados H. crepitans representan un linaje diferente al de esta misma especie encontrados en el este de Brasil.


Por su parte, H. pugnax ha sido reportada en la zona occidental del país, específicamente en localidades cercanas al nivel del mar como la vertiente del Lago de Maracaibo (estado Zulia), así como en la vertiente llanera de la cordillera de Mérida. Las investigaciones desarrolladas por Escalona indican que el patrón de distribución de esta especie es más amplio de lo que se conocía, e incluso ha descrito zonas donde ambas ranas coexisten.


En el caso de esta otra rana, los resultados advierten que los individuos del occidente de Venezuela forman parte de un linaje disímil a H. pugnax en la cordillera oriental de Colombia. Las diferencias apreciadas entre estos anfibios sugieren que las cordilleras (de Colombia y de Mérida) pueden estar actuando como una barrera que impide el flujo genético.


Los anfibios corresponden a un grupo muy diverso del que se han descrito alrededor de 7.800 especies en el mundo. Están presentes en todos los continentes, a excepción de la Antártida, y poseen una gran cantidad de estrategias reproductivas y de protección frente a los depredadores.


Son los tetrápodos más antiguos y exitosos. Sin embargo, actualmente también son los vertebrados más amenazados en el planeta. La destrucción de hábitats, la propagación de enfermedades causadas por hongos y los efectos del cambio climático global podrían ser responsables de la desaparición de 126 especies de anfibios en los últimos 100 años.