Alimentación Colombia , Bogotá D.C., Martes, 03 de mayo de 2016 a las 17:15

Un hongo que afecta a los anfibios está en Colombia desde los 80

Investigaciones de las universidades Javeriana de Bogotá y de la San Francisco State University

UNIVERSIDAD JAVERIANA/DICYT El hongo que afecta a los anfibios en el mundo y origina alarma entre los herpetólogos por el elevado número de ejemplares muertos en diversos lados del globo terráqueo se detectó en Colombia en muestras colectadas desde los años 80.


Investigadores de las universidades Javeriana de Bogotá y de la San Francisco State University (SFSU, por sus siglas en Inglés), en Estados Unidos, confirmaron durante el estudio realizado en ranas y salamandras de páramos de la cordillera Oriental de Colombia que el hongo Batrachochytrium dendrobatidis (Bd) está presente en algunos de los 200 ejemplares estudiados, los cuales hacen parte de la colección de anfibios del Museo de Historia Natural “Lorenzo Uribe, S.J.” de la Pontificia Universidad Javeriana.


Cuatro estudios llevados a cabo en Colombia hallaron este patógeno durante salidas de campo, y uno con muestras del museo de la Javeriana, es decir, con ranas colectadas vivas o encontradas muertas en campo. Precisamente es el trabajo realizado por la Universidad Javeriana y la SFSU el que hace un aporte con ranas de museo, por lo que la investigación Detección del hongo Batrachochytrium dendrobatidis en la colección de anfibios perteneciente al Museo Javeriano de Historia Natural “Lorenzo Uribe S.J.” de la Pontificia Universidad Javeriana reunirá información que podrá unirse a trabajos internacionales como el realizado por el grupo del laboratorio a cargo de Vance T. Vredenburg, de la SFSU, quien integra los trabajos de este tipo para tratar de precisar la distribución a nivel mundial de este hongo y para establecer programas de conservación de anfibios. Se puede conocer más de este trabajo puede ingresar a http://www.vredenburglab.com y para mapas con la distribución de la infección del Bd, en http://www.bd-maps.net/.

El trabajo científico


“El estudio, financiado totalmente por la Javeriana, se diferencia de otros realizados en el país porque se incluyeron zonas protegidas, como los páramos. Se analizaron 200 ejemplares de estas regiones y se trabajó con especies antes no estudiadas; además se realizaron pruebas moleculares de detección del ADN de esporas del hongo, con una técnica muy específica y exacta”, resaltó Julio Mario Hoyos Hoyos, investigador del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de la Pontificia Universidad Javeriana (PUJ) de Bogotá.


Angélica Arenas Rodríguez, bióloga y estudiante de Doctorado en Ciencias Biológicas de la PUJ, explicó que los ejemplares de anfibios utilizados empezaron a ser recolectados desde principios de los años 80: “en esos años no se conocía el hongo, no se hablaba de él, fue solo hasta finales de los 90 cuando se comenzaron a encontrar grandes cantidades de anfibios muertos en diversos países y regiones, y se iniciaron estudios internacionales para establecer la causa de su muerte. La colección de la Javeriana sirvió para evidenciar que la presencia del patógeno estaba presente en ranas y salamandras de páramos desde antes de que se conociese el efecto devastador en el mundo, pero que hasta ahora se hace visible con este tipo de investigaciones”.


En total se tomaron 400 muestras o barridos, es decir, los investigadores pasaron un copito de algodón sobre la piel de los anfibios de la colección y se enviaron a la Universidad de San Francisco, en donde el equipo que reúne los estudios mundiales, analizó el ADN tomado de los anfibios hallando ADN de esporas del hongo en especies en las que otros estudios nos lo hicieron debido a las técnicas usadas.


Un valor agregado del estudio de la Javeriana es que los ejemplares tienen información de la fecha y lugar de recolección, lo que permite ubicar espacio-temporalmente la presencia del hongo en esos años. Los investigadores, buscando la asociación de parámetros ambientales, solicitaron información a las corporaciones autónomas regionales y al Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), para establecer si los datos de humedad, temperatura y precipitaciones evidenciaban alguna relación entre el ambiente y la distribución geográfica, el tiempo de la recolección y la presencia del hongo en los anfibios, para así tratar de entender si esto propició la infestación del hongo y la afectación de los anfibios. Sin embargo, no se encontró un patrón de distribución definido o de relación de las variables ambientales con la presencia del hongo.

Cómo ataca el hongo


El Bd es un hongo que tiene esporas que se mueven en el agua lo que facilita que estén en el ambiente.
“El patógeno puede sobrevivir en poca cantidad de agua o humedad, además flagela, es decir, cuando está en un medio acuático puede moverse, lo que conlleva que entre en contacto con la piel del anfibio adulto y busque las zonas donde hay queratina. Luego comienza a entrar al cuerpo del animal y se expande en este, lo que le genera al ejemplar laceraciones y no le permite, por ejemplo, a la rana mudar de piel o secretar sustancias para humedecerla. El hongo va matando poco a poco al anfibio por la resequedad. El anfibio muere por una infección general y por un desequilibrio inmunológico en su cuerpo. En los renacuajos, el patógeno se establece en el disco oral o en la zona de la boca y digiere la queratina presente en los dentículos por lo que los renacuajos mueren por inanición”, explicaron los investigadores.


Hoyos resaltó que el Bd está en gran parte del mundo, es como una pandemia. “Nadie sabe a ciencia cierta cómo se reprodujo el hongo o cómo pudo llegar a todo el mundo. Por eso la importancia de las colecciones, como la de la Javeriana, porque se puede identificar dónde y cuándo se hallaron especies con el patógeno, convirtiéndose así en una especie de biblioteca para encontrar información del hongo en especies anfibias”.
Marcela Franco Correa, PhD. del Departamento de Microbiología de la Facultad de Ciencias de la Javeriana, comentó que “Colombia era prácticamente una mancha negra, por no tener datos de si existía el hongo o no, pero gracias a este tipo investigaciones podemos trabajar con los mismos estándares internacionales”.


La científica recuerda que la alarma se prendió cuando los investigadores comenzaron a viajar a diversas regiones de Colombia y hallaron que el hongo se había propagado. Nos recuerda que las ranas son controladoras de plagas en el mundo por ser casi que exclusivamente carnívoras, concretamente artropodívoras (se alimentan de artrópodos, es decir, de insectos, arañas, etc.) y que sin anfibios se dañaría la cadena trófica.


Referente a cómo llegó el hongo al país, la investigadora Marcela Franco nos dice que tal vez puedo arribar hace años por el tráfico de animales, especialmente de Europa o África; también se presume que pudo llegar transportado por el aire, pero no lo considera muy probable. Durante las últimas décadas rebajó el número de anfibios en el mundo, según cifras internacionales más de 300 especies están cerca de la extinción y se desconoce cuántas han desaparecido tanto en zonas bajas como altas, altitudinal o latitudinalmente, por causa de este hongo.


Los investigadores javerianos ven el postconflicto como una posibilidad para emprender investigaciones en las zonas y regiones que antes eran de alto riesgo para visitar por el conflicto armado, teniendo en cuenta que en estas áreas ha podido quedar resguardada mucha de la biodiversidad de nuestro país. Si esto es posible en un futuro cercano, se podrá establecer si este peligro microscópico de anfibios está en todo el país.