Alimentación Brasil , Brasil, Jueves, 29 de junio de 2017 a las 07:14

Describen un nuevo mecanismo de acción inflamatoria del ácido úrico

Ni los altos niveles de esta sustancia ni las lesiones mecánicas ocasionadas por su presencia en forma de cristales provocan la reacción, según indica un estudio realizado en el Centro de Investigación en Procesos Redox en Biomedicina

AGENCIA FAPESP/DICYT Todo transcurre muy rápido, en cuestión de milisegundos. Las reacciones químicas entre el ácido úrico y las enzimas presentes en el torrente sanguíneo son determinantes para desencadenar procesos inflamatorios que acarrean serios problemas de salud: la presencia de piedras en los riñones, gota y enfermedades cardiovasculares, tal como la aterosclerosis.

 

Aun en concentraciones plasmáticas (en la parte líquida de la sangre) consideradas normales, el ácido úrico puede iniciar una reacción perjudicial para los tejidos. Éste fue el descubrimiento que realizaron científicos del Centro de Investigación en Procesos Redox en Biomedicina (Redoxoma), un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) que cuenta con el apoyo de la FAPESP.

 

Los investigadores estudiaron el mecanismo químico de transformación del ácido úrico en el organismo y su modo de reacción con otras proteínas. El resultado de este trabajo, en cuyo marco de identificaron los principales blancos de reacción del ácido úrico, salió publicado en un artículo en The Journal of Biological Chemistry.

 

Se sabe que la acumulación de ácido úrico en el torrente sanguíneo forma una especie de “piedritas” o “cristales” que causan lesiones en las articulaciones, que resultan en una inflamación profunda de los tejidos. Los investigadores del Redoxoma lograron probar que no necesariamente tiene que producirse el proceso de formación de cristales para que exista un efecto negativo en los vasos sanguíneos.

 

“El daño que causa el ácido úrico es silencioso, pues aun cuando no provoque gota, puede ser metabolizado por las enzimas hemeperoxidasas, produciendo intermediarios altamente reactivos. Estos intermediarios son el radical libre del ácido úrico y el hidroperóxido de urato”, dijo Flávia Carla Meotti, docente del Departamento de Bioquímica del Instituto de Química de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil.

 

El hidroperóxido de urato es un compuesto clave en la inflamación vascular. Los investigadores del Redoxoma lograron demostrar que este compuesto reacciona de manera rápida y preferencial con las proteínas peroxirredoxinas, que existen en abundancia en las células sanguíneas.

 

“Para detectar qué proteínas están más sujetas a reaccionar con el hidroperóxido de urato, nuestro grupo observó y calculó el tiempo necesario para que ocurra la reacción entre el hidroperóxido de urato y esas proteínas”, dijo Meotti.

 

La oxidación de las peroxirredoxinas por acción del hidroperóxido de urato puede tener efectos sobre la función celular. “La reacción entre peroxirredoxinas e hidroperóxido de urato puede alterar el patrón de expresión de otras proteínas y dejar a la célula más apta para liberar mediadores proinflamatorios, alimentando así un ciclo vicioso de respuesta inflamatoria”, dijo Meotti.

 

Según la investigadora, el hecho de demostrar la producción del hidroperóxido de urato en la inflamación constituye una novedad. “Durante la inflamación, las células producen una serie de compuestos oxidantes para combatir a los microorganismos invasores. La formación del oxidante hidroperóxido de urato en esas mismas condiciones es inédita y viene investigándosela desde hace ocho años en nuestro grupo, en colaboración con científicos de Nueva Zelandia”, dijo.

 

La investigación se enfoca en la perspectiva de servir de ayuda en el diagnóstico de lesiones vasculares e incluso en la búsqueda de blancos terapéuticos para su uso en la prevención de enfermedades cardiovasculares.

 

“Nosotros hacemos investigación básica. Con base en nuestros descubrimientos, será posible insertar un nuevo factor que ayude a predecir el riesgo de desarrollo de aterosclerosis, además de proponer alternativas tendientes a prevenir este cuadro”, dijo Meotti.

 

El efecto paradójico del ácido úrico

 

El ácido úrico es un producto de la degradación de los ácidos nucleicos (ADN y ARN). Durante su evolución, el ser humano dejó de expresar la enzima que degrada al ácido úrico y pasó a acumularlo en la sangre.

 

“A esta característica evolutiva siempre se la consideró una ventaja, pues el ácido úrico tiene propiedades antioxidantes, es decir, es capaz de donar electrones y así opera en el combate contra los radicales libres y otras sustancias oxidantes. Por otra parte, al donar tan sólo un electrón de su capa de valencia, una reacción que se produce con las hemeperoxidasas, el ácido úrico en sí mismo se convierte en un radical libre”, dijo Meotti.

 

“La combinación de este radical libre con el superóxido forma entonces el hidroperóxido de urato. Ambos, el radical libre de ácido úrico y el hidroperóxido de urato son, en paradoja con el ácido úrico, dos potentes oxidantes”, añadió la investigadora.