Alimentación España , España, Martes, 24 de octubre de 2017 a las 07:42

Un escarabajo venenoso muy "deseado"

Produce un veneno muy potente que se conocía como la "viagra medieval" y que, supuestamente, pudo influir en la muerte de Fernando el Católico y Simón Bolívar

MNCN/DICYT Conocido en todo el mundo por su uso en la medicina popular, este bello insecto ya atrajo la atención de personajes como Plinio e Hipócrates. También aparece en la literatura en obras de autores como Gabriel García Márquez o el británico Roald Dahl. Produce un veneno muy potente que se conocía como la "viagra medieval" y que, supuestamente, pudo influir en la muerte de Fernando el Católico y Simón Bolívar. El Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) alberga una importante colección de cantáridas, algunas de las cuales proceden de colecciones históricas de conocidos entomólogos españoles.

La cantárida (Lytta vesicatoria), conocida antiguamente como la "mosca española", es un coleóptero de color verde metálico con reflejos cobrizos al que gusta posarse sobre flores de escobas y piornos (Cytisus spp.). La voz cantárida se incluyó en la edición de 1780 del Diccionario de la lengua castellana reducido a un tomo para su más fácil uso, en el que se definía así: "Especie de mosca venenosa de color verde, y de calidad acre y corrosiva, que hecha de polvos se aplica en parches a los enfermos de ciertos casos".

 

Al igual que otros escarabajos de la familia Meloidae, las cantáridas son capaces de sintetizar cantaridina, una sustancia a la que se atribuyen propiedades medicinales y afrodisíacas, pero que puede llegar a ser muy tóxica. La cantaridina fue aislada en 1810 por el químico francés Pierre Jean Robiquet, que también descubrió la codeína en el opio.

 

Los antiguos griegos ya utilizaban estos insectos por sus propiedades vesicantes; los médicos recurrían a ellos cuando querían extraer los humores de los enfermos ya que al reventar las ampollas que se formaban en la piel supuraban los fluidos. Las cantáridas se capturaban, se secaban y se trituraban, obteniéndose un polvo iridiscente de olor desagradable. Este polvo se usaba como medicamento tópico para tratar enfermedades de la piel; se pensaba que podía curar las verrugas, el herpes o la lepra. También se consumía por vía oral para tratar enfermedades urogenitales. Por su efecto en la dilatación de los vasos sanguíneos de los genitales era una sustancia muy cotizada, utilizándose como afrodisíaco desde tiempos de Hipócrates.

 

Pero la utilización de la cantaridina no estaba exenta de problemas debido a su elevada toxicidad. Hay que tener en cuenta que la dosis letal para el 50% de la población (LD50) es de 0,5 mg/kg y dosis orales de cantaridina de menos de 65 mg han resultado letales. Lo cierto es que su ingestión, aunque no llegue a provocar la muerte, tiene muchos efectos secundarios sobre el aparato urinario, pudiendo ocasionar serios problemas renales como la hidropesía (edemas) que ocasionó la muerte de Fernando el Católico. La leyenda dice que en su afán de dar descendencia a su joven esposa Germana de Foix tomó vigorizantes que le ocasionaron la fatal enfermedad.

 

La popularidad de las cantáridas también ha llegado a la literatura de la mano de Gabriel García Márquez o del escritor británico Roald Dahl. En su novela El general en su laberinto, el Nobel colombiano recrea los últimos días de Simón Bolívar y habla del tratamiento con cantaridina. Por su parte, Dahl refiere su uso como estimulante sexual en su novela Mi tío Oswald, la historia de un donjuán millonario al que su sobrino describe como "el mayor fornicador de todos los tiempos".

 

Aunque la cantaridina es lo que ha hecho popular a los escarabajos de la familia Meloidae, también resultan interesantes por otros aspectos de su biología como es su complejo ciclo vital. Sufren hipermetamorfosis, es decir, pasan por estadios larvales más complejos que los de otros insectos con metamorfosis completa y en sus fases larvarias parasitan a ortópteros e himenópteros.

 

Extensión

 

Los meloidos constituyen una pequeña familia dentro de los coleópteros que se distribuyen por la mayor parte del planeta. En la península ibérica y Baleares se conocen 64 especies, un número muy elevado si se compara con otros países europeos. Lytta vesicatoria se extiende por la mayor parte de Europa y Asia paleártica, siendo uno de los meloidos más comunes en Europa central y occidental. En España se encuentra en las zonas montañosas de la mitad norte peninsular, localizándose en Serra de São Mamede (Portugal) el límite meridional en la península ibérica.

 

A diferencia de las poblaciones europeas, en las que es frecuente en fresnos (Fraxinus spp.), las cantáridas ibéricas de las que se tienen datos de captura se encontraron sobre flores de escobas y piornos del género Cytisus. Las citas ibéricas en fresnos se limitan a una del naturalista zaragozano Asso del Río, en Daroca en 1784 y otra del entomólogo Miquel Cuní y Martorell, en 1881 en los Pirineos catalanes.

 

Esta especie ilustra el valor y la utilidad de las colecciones científicas. Aunque Lytta vesicatoria se ha citado repetidamente en toda la península ibérica y estudios antiguos señalaban su abundancia en Andalucía, una investigación reciente llevada a cabo en el MNCN, en la que se han utilizado sus colecciones científicas junto a las de otras instituciones, atribuyen esas citas a confusiones con otra especie: Lagorina sericea. Ha sido el estudio minucioso de las colecciones lo que ha permitido delimitar correctamente su distribución en la península ibérica.