Alimentación España , Galicia, Jueves, 09 de noviembre de 2017 a las 13:15

Reconocimiento oficial de las primeras variedades gallegas de olivo

Las descripciones de las variedades de olivo “Brava gallega” y “Mansa gallega” han sido aprobadas por resolución de la Dirección General de Producciones y Mercados Agrarios, un hito en la comunidad autónoma

Misión Biológica de Galicia-CSIC/DICYT Las investigaciones del grupo de Viticultura de la Misión Biológica de Galicia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dirigido por Carmen Martínez, han permitido el reconocimiento oficial de dos variedades de olivo autóctonas de Galicia, “Brava gallega” y “Mansa gallega”, en virtud de la resolución de la Dirección General de Producciones y Mercados Agrarios del 23 de octubre de 2017.

 

Por primera vez dos variedades gallegas de olivo obtienen el reconocimiento oficial y legal. El patrimonio varietal del olivo en la comunidad autónoma, desconocido hasta la fecha, se convierte así en el más occidental de la Europa continental. Su recuperación tiene un innegable interés en el momento actual, en el que el consumidor busca nuevos productos de alta calidad, ligados al terruño, así como prácticas de cultivo y elaboración saludables y respetuosas con el medio ambiente.


La existencia de olivos y su cultivo en Galicia se extiende principalmente por el sur de la provincia de Lugo y distintos puntos de las provincias de Ourense y Pontevedra. Los olivareros, una vez se alcance la producción necesaria de planta, podrán comenzar a plantar “Brava Gallega” y “Mansa Gallega” y a utilizar la denominación de estas variedades en las etiquetas de sus aceites embotellados.

 

Con alrededor de 1.200 variedades descritas, de las que solo un pequeño número se emplean para producir aceites comerciales, España presenta la mayor diversidad del mundo y es también primera en superficie (Andalucía concentra el 62% del total).


El grupo de Viticultura de la Misión Biológica de Galicia (CSIC) abrió hace más de un lustro una línea de investigación sobre olivo autóctono gallego. La dirección General de Ganadería e Industrias Agroalimentarias de la Xunta de Galicia, a través de César Iglesias, presentó una solicitud de reconocimiento oficial de las descripciones de Brava gallega y Mansa gallega a los responsables del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. La solicitud se acompañó del envío de datos científicos sobre las citadas variedades de olivo por parte de la Misión Biológica de Galicia (CSIC), que incluyeron: la descripción botánica detallada de sus hojas, características de las aceitunas, de los huesos o endocarpos, de su perfil de ADN, etc., además de aportar referencias históricas sobre su cultivo, demostrar la existencia de ejemplares centenarios y el empleo tradicional de sus frutos para la elaboración de aceites.

 

En la actualidad está en marcha un proyecto de investigación financiado por la Fundación Juana de Vega, cuyo objetivo es continuar con la recuperación del olivar autóctono gallego y su puesta en valor. En el marco de este proyecto la Misión Biológica de Galicia (CSIC) colabora con la Asociación de Productores de Aceite de Oliva de Galicia (APAG) y la Asociación de Viveristas del Noroeste (ASVINOR), para facilitar planta de estas variedades al sector a la mayor brevedad posible, de acuerdo con los cauces establecidos por la normativa vigente.

 

“Aunque el noroeste de España no estaba considerado como área de cultivo tradicional de esta especie, el cultivo del olivo ha estado presente desde tiempos inmemoriales, siendo citada su existencia por Herrera en 1513 o por Hidalgo-Tablada, en 1870. La importancia que el olivo tuvo en la antigüedad en esta zona, queda patente por la existencia de numerosos restos arqueológicos, como lagaretas primitivas destinadas al prensado de la aceituna de los siglos I-II A. C.”, explica Carmen Martínez. “La desaparición del cultivo en Galicia no fue debida a la falta de calidad de sus aceites, sino a los altos impuestos sobre los olivos decretados por el Conde Duque de Olivares en la primera mitad del siglo XVII, tal y como se recoge en la bibliografía”.