Ciencia España , Valladolid, Miércoles, 15 de noviembre de 2017 a las 10:00

Estudios de ADN antiguo aportan luz sobre la evolución de las poblaciones prehistóricas en la Península Ibérica

Tras analizar el ADN de 344 individuos procedentes de 56 yacimientos arqueológicos concluyen que tan solo en el Neolítico antiguo se registró un aporte poblacional externo significativo

Cristina G. Pedraz/DICYT Un equipo de científicos de ocho países coordinados, entre otras instituciones, por la Universidad de Valladolid (UVa), en estrecha colaboración con el Departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona, el Instituto Arqueológico Alemán-Madrid, ha estudiado ADN mitocondrial antiguo para profundizar en la dinámica poblacional y los movimientos migratorios que se produjeron en la Península Ibérica durante la Prehistoria tardía, entre el Neolítico (5500 aC) y el Bronce Antiguo (1500 aC). Tras analizar el ADN de 344 individuos procedentes de 56 yacimientos arqueológicos, los investigadores concluyen que tan solo en el Neolítico antiguo se registró un aporte poblacional externo significativo, en concreto, de individuos originarios de Oriente Próximo.

La agricultura llegó por primera vez a la Península Ibérica alrededor del 5700 aC. Sin embargo, los datos disponibles sobre la estructura genética y la evolución de las poblaciones en diferentes áreas geográficas de la Península desde entonces eran escasos. Para tratar de llenar este vacío, desde 2011, un equipo compuesto por más de 40 arqueólogos de distintas universidades , museos y servicios de patrimonio de Hungría, Alemania, España, Estados Unidos, Portugal, Brasil, Austria y Suiza, ha trabajado en el proyecto ‘Reconstruction of the population dynamics of the Iberian Peninsula between the Neolithic and the Bronze Age based on aDNA-analysis’, financiado principalmente por la Fundación Alemana para la Investigación Científica (DFG).
 

En la coordinación de las labores de este proyecto ha participado el Departamento de Prehistoria de la Universidad de Valladolid (UVa), en concreto, el equipo dirigido por el profesor Manuel Rojo Guerra, quien subraya en declaraciones a DiCYT que con los estudios de ADN antiguo “se pueden llegar a aclarar muchos de los problemas arqueológicos planteados sobre la neolitización y la evolución de las poblaciones hasta el Bronce Antiguo”.
 

En concreto, se ha reunido información genética de 344 individuos procedentes de 56 sitios arqueológicos de la Península Ibérica que datan del Neolítico, la Edad del Cobre y la Edad del Bronce (entre el 5500 y el 1500 aC, aproximadamente). El ADN mitocondrial de 125 de ellos había sido ya objeto de otras publicaciones, mientras que el de otros 213 individuos ha sido analizado en el marco de este proyecto, constituyendo el conjunto de datos arqueogenéticos de la Península más grande recopilado hasta la fecha.
 

Este material ha sido comparado con los datos existentes de Europa Central y la cuenca de los Cárpatos obtenidos anteriormente por el equipo internacional, y se ha evidenciado una evolución distinta.


Siempre se ha considerado que la colonización de la Península Ibérica se produce a través del Mediterráneo pero, desde punto de vista genético, el trabajo, publicado hoy en ‘Scientific Reports’, apunta que los grupos que vienen del Mediterráneo son muy similares a los que vienen de Centroeuropa.
 

“En el periodo analizado, el único momento en que se observa una llegada relativamente masiva a la Península Ibérica es en el Neolítico antiguo. Se trata de grupos cuyo origen es Oriente Próximo y desde el punto de vista genético son muy parecidas, sino idénticas, a las poblaciones de Centroeuropa. El origen es similar y homogéneo, por tanto, son poblaciones que se expanden tanto por Centroeuropa como por el Mediterráneo”, detalla Rojo Guerra, una situación que se observa particularmente en el estudio de los individuos de la cueva de Els Trocs, en el Pirineo oscense.
 

Una mezcla rápida e intensa
 

A diferencia de la situación observada durante el Neolítico temprano y medio en Europa Central y Sudoriental, las poblaciones de la Península Ibérica muestran una interacción mucho más compleja e intensa entre los cazadores-recolectores locales y las poblaciones neolíticas recién llegadas desde Oriente Próximo.
 

“Estos neolíticos se mezclan pronto con las poblaciones locales, con los mesolíticos. Lo hemos visto reflejado con bastante fiabilidad porque en el neolítico medio y final, los haplogrupos (variaciones encontradas en el ADN mitocondrial humano o ADNmt) de la mayoría de individuos analizados, pertenecen a poblaciones mesolíticas y del paleolítico superior pero también a neolíticos”, subraya el investigador de la UVa.
 

Posteriormente, mientras que en el Neolítico final y en la Edad del Cobre Europa se convierte en un lugar de tránsito continuo de poblaciones, procedentes tanto de regiones del este como de las estepas (cultura de yamna), en la Península Ibérica los haplogrupos de los individuos analizados proceden fundamentalmente de poblaciones locales, salvo en casos excepcionales, como un individuo localizado en el yacimiento de Las Yeseras, en Madrid, con un haplogrupo más frecuente en África occidental y central que sugiere una conexión con las costas del noroeste de África en tiempos prehistóricos.

 

 

 

Referencia bibliográfica:
Szécsényi-Nagy, A., Roth, C., Brandt, G., Rihuete-Herrada, C., Tejedor-Rodríguez, C. et al. (2017). “The maternal genetic make-up of the Iberian Peninsula between the Neolithic and the Early Bronze Age”. Scientific Reports