Alimentación Brasil , São Paulo, Viernes, 13 de abril de 2018 a las 07:37

Diversificar las fuentes y disminuir las pérdidas para seguir teniendo agua

Un evento sobre seguridad hídrica organizado por la FAPESP reunió en Brasil a expertos de áreas tales como ingeniería química, geociencias, gestión ambiental, economía y agronomia

AGÊNCIA FAPESP/DICYT - En tiempos de eventos extremos y de aumento de la demanda de agua, la escasez hídrica se ha convertido en un tema esencial en cualquier ciudad. Frente a tal panorama, la ampliación y la diversificación de las fuentes de agua y el incentivo al empleo de nuevas tecnologías con miras a mejorar el sistema y disminuir las pérdidas forman parte de la agenda para la seguridad hídrica.

 

Ésta fue la opinión de los científicos participantes en el evento intitulado “El Futuro del Agua”, organizado el pasado marzo en São Paulo, Brasil, por la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo – FAPESP y el Instituto del Legislativo del Estado de São Paulo (ILP). En dicho encuentro, el cuarto del Ciclo ILP-FAPESP de Ciencia e Innovación, tomaron parte la diputada estadual Célia Leão, Vinicius Schurgelies, director presidente del ILP, y Carlos Américo Pacheco, presidente del Consejo Técnico Administrativo (CTA) de la FAPESP. "Nos acordamos del agua sólo cuando llueve mucho o cuando abrimos el grifo y nada sale. Pero el agua es un tema absolutamente necesario y urge adoptar una mirada severa al respecto de esta cuestión", dijo la diputada.

 

A juicio de José Carlos Mierzwa, director técnico del Centro Internacional de Referencia en Reutilización del Agua (Cirra) de la Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo (Poli-USP), “cuando pensamos en la gestión de recursos hídricos en las áreas metropolitanas, deben considerarse todas las opciones de suministro, y la reutilización inclusive”.

 

De acuerdo con Mierzwa, la reutilización constituye una opción con miras a minimizar la demanda de recursos hídricos, sobre todo aquélla proveniente de las actividades industriales y urbanas que permiten la utilización de agua de una calidad inferior a la potable.

 

“La Región Metropolitana de São Paulo afronta problemas de escasez natural y la principal acción implementada ha sido la de traer agua cada vez desde más lejos. Esto la vuelve más cara, aparte de aumentar la intensidad de la contaminación. Y sin contar que la reutilización no planificada es actualmente una realidad en varias ciudades brasileñas”, dijo.

 

Mierzwa se refiere al hecho de que los cauces están contaminados por aguas de alcantarillado sin tratamiento. Básicamente, la reutilización no planificada se produce cuando una ciudad arroja sus aguas residuales en los cursos fluviales y esa misma agua se utiliza nuevamente diluida río abajo, de manera no intencional o no controlada.

 

“En la medida en que las aguas residuales ya sea tratadas o no se arrojan al medio ambiente, también se propagan diversos contaminantes químicos sin que pasen por el sistema de tratamiento. En diversos países se discute actualmente la presencia de estos componentes en las estaciones de suministro”, dijo.

 

Mierzwa subraya que actualmente existe tecnología suficiente como para garantizar que esa agua sea segura efectivamente. “Lo que debemos cambiar quizá son los parámetros del monitoreo de ese líquido. Muchas veces los estándares que se aplican no implican la detección de determinados contaminantes o de su acción combinada. Ésta es una preocupación tanto con respecto al sistema de suministro como al respecto del agua de reutilización”, dijo.

 

La alternancia de fuentes

 

El mejor aprovechamiento de la diversidad de fuentes de agua también fue el tema de la disertación de Ricardo Hirata, del Centro de Investigaciones de Aguas Subterráneas (Cepas), del Instituto de Geociencias de la USP.

 

“Para que las ciudades se vuelvan más resilientes, es necesario investigar los recursos hídricos disponibles. Lo que sucede es que muchas aguas que podrían utilizarse no lo son por puro desconocimiento. Esto sucede no sólo con la población en general sino también con los que ostentan el poder de decisión”, dijo.

 

Hirata presentó los resultados de un estudio que muestran que lo ideal para la Región Metropolitana de São Paulo sería dosificar durante el año el uso de aguas superficiales (ríos y reservorios) con el de aguas subterráneas (acuíferos). “De esta forma sería posible asegurar el suministro de agua todo el año, incluso durante los períodos de sequía, sin sobrecargar a los acuíferos cuando los ríos y los reservorios se encuentran con un nivel bajo”, dijo.

 

Madrid, la capital de España, por ejemplo, ha puesto en práctica esa alternancia programada de fuentes. De acuerdo con Hirata, durante el período de crecidas el excedente de las aguas superficiales se inyecta en los acuíferos a los efectos de aumentar la disponibilidad de agua meses después, durante el período de sequía. “Esto podría hacerse acá en São Paulo también. A decir verdad, ya estamos haciéndolo, pero en forma totalmente individual”, dijo.

 

Durante su disertación, Hirata puso de relieve una realidad poco conocida de los habitantes del Gran São Paulo. “Nuestros estudios demostraron que en la Región Metropolitana de São Paulo, en lugar de que el 1% de la producción de agua provenga de la aguas subterráneas, éstas son responsable del 20%”, dijo.

 

Para el investigador, este dato constituye una muestra de la falta de regulación del sector, en el cual el 1% es operado por la empresa de abastecimiento y otro 19% está constituido por iniciativas individuales, muchas veces no autorizadas.

 

“Son soluciones individuales y no regladas. Si se los suma, los pozos responden por más de 10 mil litros de agua por segundo. En otras palabras, constituyen el cuarto productor de agua de esa cuenca. Es una solución integrada, pero no organizada y regulada, lo que convierte al modelo en algo problemático”, dijo Hirata.

 

Para el profesor Ademar Romeiro, del Núcleo de Economía Agrícola y Ambiental del Instituto de Economía de la Universidad de Campinas – Unicamp (São Paulo, Brasil), es necesario que la preservación esté incluida en el costo del agua. “La factura de agua debería contemplar también el precio del agua, es decir, el costo de mantener la disponibilidad del recurso en la cantidad y en la calidad adecuada”, dijo.

 

Según Romeiro, el precio del agua –que en la actualidad se calcula con base en el costo de su distribución y en el del tratamiento de los desagües– debería contemplar el costo de la gestión de producción de agua de calidad en la naturaleza, junto al costo que implica mantener la infiltración del agua de las lluvias.

 

Romeiro hizo mención a un estudio realizado por el Instituto de Economía en la zona de Serra da Cantareira, donde se encuentra la mayor fuente de agua del Gran São Paulo. Se verificó que el 40% de la región está constituido por pasturas degradadas, que no contribuyen a la recarga de los acuíferos.

 

“Para lograr una gestión más adecuada, es necesario incluir aquello a lo que denominamos costo de oportunidad. Verificamos que en el caso de Serra da Cantareira, se necesitarían 150 millones de reales por año para mejorar esas pasturas, para pagarles a los productores rurales a los efectos de que inviertan en los bosques. No es un costo elevado –no sería necesario subir el valor de la tasa– y tendríamos el beneficio de aumentar así la capacidad de producción de agua”, dijo.

 

Existe también otro gran problema relacionado con la escasez hídrica: en Brasil se pierde en promedio un 40% del agua tratada. Es un problema relacionado fundamentalmente con escapes en las tuberías (que constituyen el 60% de los casos de pérdidas).

 

Se estima que las pérdidas por sí solas ocasionan perjuicios económicos que rondan los 8.000 millones de reales por año. “Si el 20% de ese volumen no se perdiese, se podría abastecer a toda la población brasileña que no tiene acceso al agua actualmente”, dijo Marília Lara, directora ejecutiva de Stattus4, una startup que desarrolló la tecnología Fluid con el apoyo del Programa FAPESP de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (PIPE).

 

Este equipamiento detecta automáticamente los escapes de agua en las redes y en los ramales de distribución. La empresa desarrolló un sistema de inteligencia artificial que logra analizar los datos y clasificarlos en las muestras captadas por el colector móvil.

 

El objetivo del ciclo ILP-FAPESP es divulgar estudios de impacto social y económico relevante realizados por investigadores del estado de São Paulo que puedan dar origen a políticas públicas que beneficien a la sociedad.

 

“La FAPESP financió en estos últimos años alrededor de 1.100 proyectos mediante ayudas y becas en el tema recursos hídricos. Asimismo, existe un crecimiento de la cantidad de pequeñas empresas innovadoras que trabajan en soluciones relacionadas con la mejora de la eficiencia de la gestión en recursos hídricos. En la actualidad el programa PIPE congrega a decenas de empresas innovadoras financiadas por la FAPESP que trabajan en soluciones en esa área”, dijo el director presidente del CTA de la FAPESP durante la apertura del evento.

 

Sobre la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo (FAPESP)

 

La Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo (FAPESP), creada en 1962, se ubica entre los más importantes organismos de fomento de la ciencia y la tecnología de Brasil. La Fundación selecciona y brinda apoyo a proyectos de investigación que presentan científicos vinculados a instituciones de educación superior e investigación científica del estado de São Paulo en todas las áreas del conocimiento: ciencias, tecnología, ingeniería, artes y humanidades. La FAPESP también apoya investigaciones en áreas consideradas estratégicas en Brasil, mediante programas orientados a grandes temas, tales como biodiversidad, cambios climáticos y bioenergía. FAPESP: http://www.fapesp.br.