Salud Perú , Perú, Martes, 23 de octubre de 2018 a las 07:34

Nuevos datos sobre cómo las poblaciones antiguas de los Andes se adaptaron a la agricultura y a la vida a gran altitud

Han sido presentados en la Reunión Anual de 2018 de la American Society of Human Genetics (ASHG) celebrada en San Diego

DICYT - Poblaciones antiguas de los Andes de Perú se adaptaron a su entorno de gran altitud e introdujeron la agricultura de forma distinta a otras poblaciones que se enfrentaron a circunstancias similares, según los hallazgos presentados en la Reunión Anual de 2018 de la American Society of Human Genetics (ASHG) celebrada en San Diego, California (Estados Unidos).


John Lindo, profesor de la Universidad de Emory y un grupo de colaboradores internacionales encabezados por Anna Di Rienzo, de la Universidad de Chicago y Mark Aldenderfer, de la Universidad de California, expusieron los resultados del estudio de siete genomas completos de 7.000 años de antigüedad obtenidos recientemente, que han permitido extraer datos sobre cómo estas poblaciones antiguas de los Andes se adaptaron a su entorno.


Compararon estos genomas con 64 genomas modernos de poblaciones andinas procedentes de las tierras altas y de poblaciones de las tierras bajas en Chile, con el fin de identificar las adaptaciones genéticas que tuvieron lugar antes de la llegada de los europeos en torno al año 1500, según la información de la ASHG recogida por DiCYT.


"El contacto con los europeos tuvo un impacto devastador en las poblaciones de América del Sur, con la introducción de enfermedades, guerras y trastornos sociales", explica Lindo. "Al concentrarnos en el período anterior, pudimos distinguir las adaptaciones ambientales de las adaptaciones derivadas de estos eventos históricos", precisa.


Descubrieron que los genomas de las poblaciones andinas se adaptaron a la introducción de la agricultura, por ejemplo, a un aumento en el consumo de almidón de manera diferente a otras poblaciones. Por ejemplo, los genomas de las poblaciones agrícolas europeas muestran un mayor número de copias del gen que codifica la amilasa, una enzima en la saliva que ayuda a descomponer el almidón. Si bien los andinos también siguieron una dieta con alto contenido de almidón después de que comenzaran a cultivar, sus genomas no tenían copias adicionales del gen de la amilasa, lo que originó preguntas sobre cómo podrían haberse adaptado a este cambio.


Asimismo, mientras que los genomas tibetanos -que se han estudiado ampliamente por sus adaptaciones a la vida a gran altura-, muestran muchos cambios genéticos relacionados con la respuesta a la hipoxia -cómo responde el cuerpo a los bajos niveles de oxígeno-, los genomas andinos no muestran tales cambios, lo que sugiere que este grupo se adaptó a la gran altitud de otra forma.


Los investigadores también encontraron que, después del contacto con los europeos, los andinos de las tierras altas experimentaron una reducción de la población del 27 por ciento, muy por debajo del 96 por ciento estimado para las poblaciones de las tierras bajas. Los hallazgos arqueológicos anteriores mostraron cierta incertidumbre en este punto, y los resultados genéticos sugieren que, al vivir en un entorno más hostil, las poblaciones de las tierras altas amortiguaron el alcance y los efectos del contacto europeo. Los resultados también detectan cierta selección de genes relacionados con el sistema inmunológico después de la llegada de los europeos, lo que sugiere que los andinos que sobrevivieron pudieron responder mejor a las enfermedades introducidas, como la viruela.


No obstante, se trata de una aproximación a un interesante campo de investigación, que se ampliará con un nuevo conjunto de muestras de ADN procedentes de la ciudad inca de Cuzco y de otro grupo cercano de las tierras bajas. “Queremos futuros estudios que involucren una mayor cantidad de genomas para obtener mayor precisión sobre las adaptaciones genéticas a lo largo de la historia”, concluye el investigador.