Ciencia Colombia , Bogotá D.C., Miércoles, 09 de enero de 2019 a las 08:13

Lado lejano de la Luna acercará la ciencia al espacio profundo

Con la misión Chang'e 4 es la primera vez que se explorará el otro lado de Luna, cuya corteza es más gruesa que la del lado visible y es mucho menos contaminada por ondas de radio emitidas desde la Tierra

UN/DICYT Aunque en más de 100 misiones anteriores se había explorado la superficie lunar o se había intentado llegar a ella, “es la primera vez que un vehículo lunar, o Rover, recorrerá el lado lejano de la Luna, o la cara que nunca logra verse desde la Tierra”, destaca el profesor David Tovar, codirector del Grupo de Ciencias Planetarias y Astrobiología de la Universidad Nacional de Colombia (UN).

 

Al referirse a la misión china, que marca un nuevo hito en la carrera espacial, el docente advierte que como la Luna es un escudo natural de las emisiones de radio que se generan en la Tierra, los estudios para el emplazamiento de instrumentos radioastronómicos serán muy importantes para analizar el espacio profundo.

 

Agrega que el análisis del comportamiento y la evolución de las estrellas, las galaxias, y el conjunto del universo, tendrían mucho mayor alcance y precisión, además del paso de cometas y astroides, junto con otros planetas y hasta el propio Sol en diferentes frecuencias.

 

La depresión de Aitken, situada en el Polo Sur lunar, es una cuenca de 2.500 km de diámetro que se extiende a lo largo de casi un cuarto de la Luna, producto de la colisión con un asteroide hace unos 4.500 millones de años, y cuya exploración podría arrojar nuevas luces sobre la conformación del satélite.

 

“Como en esta zona existe gran cantidad de material correspondiente a las capas internas de la Luna, más específicamente del Manto, se espera contar con nuevos hallazgos respecto a la constitución de la corteza y de su interior”, precisa el docente.

 

En esta oportunidad también se ha enviado una serie de muestras conformadas por huevos de gusano de seda, semillas de papa y un vegetal del género Arabidopsis, cuyo genoma fue secuenciado por completo con el fin de estudiar lo que ocurrirá en este microecosistema.

 

La idea es estudiar cómo se desarrollan estos seres vivos durante la fase de Luna nueva, debido a que en ese momento la cara oscura recibe toda la radiación del Sol, a lo largo de 14 días.

 

Misterios por resolver

 

A partir de los diversos estudios y análisis geológicos y geofísicos realizados desde que el hombre pisó por primera vez la Luna, hace cerca de 50 años, se estima que el satélite se pudo haber formado a raíz del impacto de un cuerpo de tamaño similar al de Marte contra la Tierra, hace aproximadamente 4.500 millones de años, en el eón geológico conocido como Hadeano.

 

El material que resultó de este impacto terminó aglutinándose hasta formar la Luna, que a partir de entonces comenzaría a orbitar alrededor de la Tierra.

 

Sin embargo existen otras hipótesis que plantean la posibilidad de que la Luna hubiera sido capturada gravitacionalmente por la Tierra, lo cual se ha cuestionado porque se ha comprobado que el satélite tiene una tendencia a alejarse.

 

También se contempla la posibilidad de que la Luna sea el producto de fragmentos que se habrían desprendido de la Tierra durante una época en la que su movimiento de rotación era mucho más rápido y violento.

 

Interés comercial y científico

 

Junto con los nuevos horizontes que abrirá esta misión en el campo de la ciencia, también se espera ahondar en el estudio de materiales como el Helio 3, con potencial para ser empleado en actividades industriales, y que es muy abundante en la Luna, pero escaso en la Tierra.

 

“Se trata de un elemento empleado para generar ‘energías limpias’, a partir de procesos asociados con fusión nuclear, por lo que este es otro campo de interés dentro de los objetivos de la misión”, afirma el profesor Tovar.

 

Aunque las muestras recolectadas no se enviarán a la Tierra, sí se tiene previsto adelantar análisis geoquímicos junto con levantamientos cartográficos de la superficie lunar, a partir de una serie de recorridos.

 

Hasta ahora se tiene conocimiento de la presencia de rocas basálticas de origen muy primitivo con alto contenido de hierro, magnesio y titanio, además de materiales producto del impacto de asteroides con la corteza lunar, y de una esférula de colores verdes y rojizos.