Alimentación Ecuador , Guayas, Jueves, 02 de mayo de 2019 a las 07:38

Puná, una isla con alta diversidad genética de ganado criollo

La diversidad hallada supera los índices reportados en la literatura científica del ganado criollo de Iberoamérica, de la zona de Loja (Ecuador), de la amazonia ecuatoriana y en razas autóctonas españolas

UN/DICYT Sin embargo, ese potencial podría estar en riesgo de perderse debido a los cruces indiscriminados que algunos habitantes de la isla están empezando a hacer con razas especializadas, afirma Lauden Geobakg Rizzo Zamora, candidato a doctor en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira.

 

“Algunos productores, buscando beneficios económicos, han empezado a introducir razas como el Brahman y han permitido que la reproducción entre ese ganado y el criollo se dé al azar. No saben del potencial que tienen los bovinos criollos”, advierte el experto.

 

En la isla ecuatoriana, el bovino criollo tiene un promedio de 8.18 alelos por locus —lugar que ocupa un marcador o un gen dentro de un cromosoma—, cifra que evidencia una alta diversidad interracial. Tal característica es fuente de adaptación a condiciones adversas y oportunidades productivas.

 

Los bovinos criollos —descendientes de los traídos en el periodo colonial que no han sido cruzados en gran medida con razas especializadas— no dependen de grandes extensiones de pasto, pues se alimentan de semillas y del follaje de árboles jóvenes de especies como el samán, el ceibo y el algarrobo, entre otra vegetación de bosque seco que está disponible sin necesidad de cultivarla.

 

Según el doctorando, existen grandes posibilidades de conservar y potenciar las características del ganado criollo de esta isla, gracias a la alta diversidad identificada.

 

“Cuando hay baja diversidad se puede producir endogamia —reproducción entre padres estrechamente relacionados genéticamente—, que conlleva a aumentar la probabilidad de aparición de enfermedades genéticas, menor fertilidad, baja resistencia a cambios de condiciones ambientales y poco margen para la conservación del potencial genético.”, destaca.

 

La investigación, realizada en convenio con la Universidad Técnica Estatal de Quevedo, de Ecuador, fue dirigida por el profesor Jaime Eduardo Muñoz y codirigida por la docente Luz Ángela Álvarez, ambos de la U.N. Sede Palmira.

 

Conservar para enfrentar la vulnerabilidad

 

Según el investigador, en los 919 km² que tiene la isla (área similar a la del municipio de Tuluá, en el Valle del Cauca) habitan alrededor de 7.200 personas y hay entre 4.000 y 5.000 cabezas de ganado criollo, utilizadas solamente para la producción de carne. Las unidades productivas ganaderas allí, se encuentran junto a los reservorios de agua, debido a que no existen ríos naturales.

 

Para la investigación se trabajó con cuatro comunidades: Cauchiche, Campo Alegre, Río Hondo y Aguas Piedras. Inicialmente, se realizó un análisis socioeconómico en el que se consultó el acceso a servicios básicos, el número de hijos y la edad de los productores.

 

“En estas comunidades, con altos niveles de pobreza, la ganadería representa una de sus principales fuentes de ingresos y alimentación. Las familias tienen entre uno y dos hijos que cuando crecen migran hacia otras partes del país, por lo que no hay relevo generacional, además la edad promedio de los productores supera los 58 años”, detalla el doctorando Rizzo.

 

A partir de este marco socioeconómico, se considera que ante una hipotética pérdida de diversidad genética y de características de resistencia de su ganado criollo, se podría poner en riesgo la seguridad alimentaria de la comunidad.

 

Después del análisis se trabajó con 100 bovinos en una caracterización morfológica y faneróptica. Se tomaron medidas de altura, diámetro (ancho), longitud; el ancho y largo de la cabeza; y se observó el color del pelo. “Estos animales son homogéneos, es decir, son muy similares entre sí, lo que indica que el ganado criollo de la isla no ha atravesado por procesos de cruzamiento relevantes”, subraya el investigador Rizzo.

 

A su vez, se tomaron muestras de sangre para la caracterización genética, a las cuales se les hizo extracción de ADN y estudios con microsatélites —técnica empleada para determinar la diversidad genética.

 

A partir del estudio, el doctorando Rizzo proyecta presentar al Gobierno de Ecuador un programa de conservación para la isla, buscando garantizar la protección de la diversidad del ganado criollo y evaluar posibilidades de cruzamientos controlados con razas latinoamericanas y algunas especializadas, bajo protocolos y condiciones controladas.