Medio Ambiente España , Salamanca, Miércoles, 27 de noviembre de 2019 a las 17:57

Nuevas prácticas ayudan a regenerar la dehesa

La Finca Experimental Muñovela del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC) ha acogido hoy jornada del proyecto europeo LIFE Regenerate

DICYT La Finca Experimental Muñovela del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC) ha acogido hoy jornada técnica sobre prácticas agrícolas regenerativas. Agricultores, ganaderos y forestales se han dado cita junto a representantes de la Diputación de Salamanca, empresas, sindicatos e instituciones de investigación de España, Italia y Portugal en el marco del proyecto europeo LIFE Regenerate. Su objetivo era adquirir nuevos conocimientos que sirvan para proteger y regenerar la dehesa, uno de los ecosistemas mediterráneos más emblemáticos.

 

Los asistentes han conocido de primera mano nuevos métodos, por ejemplo, el conocido como línea clave o keyline. Jesús Ruiz, el mayor especialista de España en esta técnica ha explicado cómo este sistema permite reconducir el agua hacia donde se necesita y mejorar las condiciones del suelo. “”Es una técnica que permite recoger agua superficial y subir la capa freática”, ha explicado en declaraciones a DiCYT.

 

La herramienta fundamental es un arado Yeomans, que curiosamente nació para evacuar el agua en Dinamarca, pero en este caso sirve para “llevar el agua desde los sitios en los que se concentra, como las vaguadas, hasta las laderas, con lo que conseguimos un reparto más homogéneo, además de que llenamos los acuíferos”, señala.

 

Lo importante, de cara a la dehesa, es que este método ayuda a regenerar los suelos, porque consigue airearlos y hacer que haya mejores condiciones, por ejemplo, para que prosperen las raíces. Su única limitación serían las fincas con una densidad de árboles demasiado elevada.

 

Otra de las demostraciones, a cargo de la empresa Volterra Ecosystems, ha sido sobre biochar o carbón vegetal que se aplica como enmienda para el suelo, logrando que mejore en calidad o fertilidad. El biochar es biomasa de origen vegetal procesada por medio de la pirolisis y una forma de secuestrar carbono para reducir las emisiones de CO2.

 

El aprovechamiento de la dehesa para la explotación micológica es otra vía de futuro por la que apuesta este proyecto, así que en otra de las sesiones la empresa IDForest ha realizado una demostración sobre inoculación de madera procedente de la poda con shiitake (Lentinula edodes), muy valorada en la cocina, y otras especies.


Asimismo, en esta jornada organizada por el IRNASA se ha hablado del pastoreo adaptativo multiparcelas y multiespecies, un sistema que está basado en respetar los tiempos de recuperación de los pastizales, de manera que se puede maximizar la productividad, generar en los suelos un incremento de la materia orgánica y lograr otros beneficios medioambientales.

 

En la jornada han participado también la Universidad de Extremadura, la Fundación Naturaleza y Hombre (FNYH) y la Università degli studi di Sassari (NRD-UNISS), miembros del proyecto.


La necesidad de rescatar la dehesa


Todas estas novedades son importantes de cara a salvar las dehesas, ya que se encuentran bajo amenaza. El proyecto LIFE Regenerate se centra en demostrar la viabilidad del manejo integrado de estos ecosistemas basándose en los sistemas silvopastorales. El objetivo es que las dehesas sean autosuficientes y rentables a través del uso eficiente de los recursos e incorporando productos de valor añadido.


Las estimaciones actuales indican que estos sistemas generan un déficit de 200 euros por hectárea y año, ya que los precios de los productos son similares a los de hace tres décadas, las ayudas han disminuido y los propietarios tienen que afrontar pérdidas, ocasionadas en gran parte por enfermedades relacionadas con la acción del microorganismo Phytophthora.

 

Las tendencias climáticas y socioeconómicas de las últimas décadas han llevado a un gradual abandono de estas tierras y de sus prácticas agroecológicas centenarias en provincias como Salamanca.

 

Por eso, este proyecto se plantea desarrollar nuevas tecnologías biológicas destinadas a combatir la pérdida de la capacidad de regeneración natural y la degradación del suelo. También trata de evaluar el efecto biológico resultante de aplicar prácticas rotacionales de pastoreo con distintas especies en el ecosistema, con el fin de incrementar tanto la calidad del suelo y su diversidad microbiana, como aumentar la producción y calidad de los pastos naturales, permitiendo incrementar la diversidad vegetal, según la información proporcionada por Ignacio Santa Regina, investigador del IRNASA.


Otro objetivo es la regeneración de ambientes degradados, el aumento de la rentabilidad del sector rural y la promoción de su valor cultural. Para ello es necesario sensibilizar a la población acerca de la existencia y la importancia de la dehesa.

 

Resultados esperados 

 

Los responsables de este proyecto europeo estiman los beneficios que puede aportar el proyecto en más de 600 euros por hectárea al año, ya que transformará los actuales modelos de producción en sistemas rentables. La clave está en que contará con menores costos en insumos, fuentes alternativas de ingresos, reciclado de los recursos existentes, una mayor regeneración natural y menos costos veterinarios. También, en que aportará ingresos adicionales: consumo de carne de corral, setas, producción de trufas y bellotas, entre otros beneficios.

 

Asimismo, esta iniciativa mejorará la calidad del suelo entre un 30 y un 50%, incrementando su valor como sumidero de carbono, la capacidad de retención del agua, la disponibilidad de los nutrientes, los microorganismos beneficiosos, y la prevención de la erosión.

 

La producción y la calidad de los pastos podrían mejorar entre un 25 y un 50%, lo que conduciría a la autosuficiencia en la alimentación animal y una mayor rentabilidad en las prácticas de cría de ganado. Además, tendría un enfoque de economía circular, de manera que no se generarían residuos.

 

Los beneficios medioambientales también serían evidentes, al aumentar la diversidad vegetal (15%) y la biodiversidad en general (20%).

 

En cuanto a la ganadería, mejoraría general la salud animal y la productividad mediante la reducción de la mortalidad y la disminución de los intervalos de parto.