Alimentación España , Salamanca, Lunes, 05 de abril de 2004 a las 10:35

"Hay que mejorar la gestión de las aguas subterráneas en Castilla y León para evitar la contaminación de los acuíferos"

Juan Manuel Cachaza, director del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico del Agua de la Universidad de Salamanca

AVPR/DICYT Según ha advertido a DICYT el director del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico del Agua de la Universidad de Salamanca, Juan Manuel Cachaza, "hay que mejorar el uso y la gestión de las aguas en la Comunidad Autónoma, pero especialmente el de las aguas subterráneas". La utilización masiva de las aguas subterráneas para facilitar el riego en zonas de cultivo está provocando, según Cachaza, una bajada del nivel freático, o lo que es lo mismo, cada vez que se pretende abrir un pozo subterráneo hay que excavar a mayor profundidad para encontrar agua. El nivel freático varía según la época del año, ya que se ve alterado por la evaporación y las lluvias.

Las consecuencias que se derivan de este proceso son bastante graves, ya que una bajada en el nivel de las aguas subterráneas supone a menudo la infiltración de sales que contaminan el acuífero. Un problema que ya han sufrido, tal y como ha informado Juan Manuel Cachaza a DICYT, en la zona de Los Arenales de Valladolid, "donde por el momento se ha prohibido la apertura de nuevos pozos subterráneos".

Otro problema similar fue detectado hace cerca de dos años en 44 municipios de las provincias de Ávila, Segovia y Valladolid, donde un estudio hidrológico realizado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León detectó la presencia de arsénico en las aguas de los acuíferos de estas localidades. Posteriormente se pudo comprobar que se trataba de una 'contaminación natural' producida por el contacto entre las capas de pirita de los pozos subterráneos con el oxígeno. Finalmente, el problema se solucionó tomando agua del río Eresma a nivel freático mediante la construcción de una pequeña presa y tratando dichas aguas en una potabilizadora.

"Si analizamos la media de las precipitaciones registradas en Castilla y León en los últimos 25 años y el nivel de explotación de las aguas subterráneas, nos daremos cuenta que es imposible alcanzar un nivel de renovación adecuado", advierte Juan Manuel Cachaza. Además, hay que tener en cuenta que entre el 60% y el 65% del agua de la cuenca del Duero se utiliza para el riego agrícola, con lo que un segundo problema de contaminación de los acuíferos está motivado por la filtración de sustancias químicas, fertilizantes y pesticidas que se utilizan en la agricultura. "Las comunidades de regantes son muy conscientes del problema, y la mayoría aboga por sistemas de riego más eficientes y por trazados que fomentan un mejor aprovechamiento de los recursos hídricos".