Última noche en el campamento
Mañana a las 14:00 horas viene el helicóptero a recogernos, pero como siga lloviendo vamos a tener que retirar las tiendas antes de tiempo. Es ya el último día en esta zona. Por la tarde, bajo la lluvia, recogemos y empaquetamos parte del material, todo completamente chorreando. Lo más delicado decidimos dejarlo para la madruga y la mañana siguiente, por si la lluvia nos diera una tregua y pudiéramos retirarlo sin tanto agua.
Conectamos el teléfono satelitario por si tuviéramos algún aviso o noticia de última hora. Parece que sí y no es nada buena. Nuestros colegas rusos, con los que vamos a juntarnos al terminar el trabajo en esta zona para ir a los Urales, nos mandan un mensaje urgente. Parece que continúan los problemas con las sondas que mandaban directamente de la casa alemana que los fabrica hasta Arkhangelsk, ciudad rusa en las que nos juntaremos todos. Llevan retenidos en la aduana de San Petersburgo, más de 15 días. Habían pedido pagar una cuota que suponía la mitad del valor de los instrumentos. Cuando ya tenían eso, habían solicitado algunos documentos… y después otros y otros. Parecía el cuento de nunca acabar, recibían algo y pedían más…,¿hasta cuándo iba a durar todo aquello? Pero ahora el mensaje de nuestros amigos rusos no era nada alentador. Parecía que no se iban a poder recuperar de la aduana.
Última noche: todo mojado, lloviendo sin parar, sólo parte del material empaquetado y empapado, controlando cada poco el nivel de la laguna por si tenemos que evacuar rápidamente el campamento, preocupación por si el helicóptero no puede venir a recogernos al día siguiente por causa de la niebla, duda de si el espacio que el agua de la laguna va comiendo a la extensa zona llana de la laguna seca será suficiente para que el helicóptero baje, pensando cómo realizar mañana por la mañana la recogida del material que queda bajo la lluvia tratando de evitar que se moje lo menos posible… y para colmo, la última noticia recibida de Rusia que todo parece indicar que la expedición siguiente a los Urales va a quedar truncada por falta de las sondas para instalar.
Un sueño que no es sueño, un descanso que no es descanso y lo que parece una pesadilla no lo es, es la realidad. ¡A ver qué más sucede ahora!