Asteroide Bennu podría ofrecer respuestas sobre origen del sistema solar
UN/DICYT La sonda espacial estadounidense Osiris-REx llega al asteroide Bennu después de casi 27 meses de viaje. Lo hace equipada con cinco instrumentos para escudriñar y mapear al asteroide hasta 2021. En ese tiempo tomará una muestra de su superficie rocosa mediante un instrumento que expulsará aire y levantará partículas de polvo, llamadas regolito, el cual será recogido por la sonda mediante un brazo robótico. En 2023 emprenderá el viaje de regreso a la Tierra.
El análisis de esas partículas puede arrojar luz sobre la composición química de Bennu, pero también sobre la formación del sistema solar, e incluso sobre cómo podría haber comenzado la vida en la Tierra. La nave también buscará polvo y gas. El astro está ubicado en el cinturón de asteroides, entre la órbita de Júpiter y Marte, tiene 500 km de diámetro.
Uno de los principales objetivos de la misión Osiris-REx, que se adelanta de manera conjunta entre la NASA y la Universidad de Arizona (Estados Unidos), es encontrar compuestos complejos formados por largas cadenas de carbono, fundamentales en la generación de proteínas y aminoácidos, junto con el mapeo de la superficie del asteroide, y de esta manera caracterizar su composición química general.
Los tres aspectos principales considerados por la NASA para hacer la selección fueron composición, tamaño y distancia en relación con la Tierra, con los cuales se procedió a su exploración por parte de la Misión OSIRIS-REx.
El profesor Tovar menciona que “esta es una sonda programada para hacer un sobrevuelo sobre la superficie del asteroide, de tal manera que pueda extender un pequeño brazo dotado con una ‘aspiradora a la inversa’ que genera un flujo de aire para levantar material de la superficie y almacenarlo en mallas especiales que serán enviadas al desierto de Utah”.
Se trata de un proceso en el que las muestras llegarán en una cápsula hermética y esterilizada, para luego hacer estudios sobre secciones delgadas, de tal manera que se pueda establecer su composición mineralógica.
Posteriormente, equipos especiales permitirán conocer la cantidad y proporción de los elementos presentes, para establecer la composición química del polvillo que hay sobre el asteroide, también conocido como regolito.
Un asteroide particular
Para el caso del sistema solar, el cinturón de asteroides establece una distinción entre planetas rocosos –Mercurio, Venus, Tierra y Marte– y gaseosos, también conocido cono sistema solar exterior –Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
Con tamaños de asteroides que pueden variar entre algunas decenas de metros hasta kilómetros, el cinturón de asteroides está conformado por cientos de miles de estas formaciones. El más grande se conoce como Ceres, cuyo diámetro se estima en 952,4 km.
A diferencia de un asteroide, los cometas son cuerpos cuya composición es de grandes fragmentos de hielo, provenientes de regiones que se encuentran más allá de Plutón.
“Mientras que un asteroide está orbitando el Sol, si alguno de sus fragmentos producto de una colisión llegara a ingresar a la atmósfera, recibirá el nombre de meteoro; si además sobrevive al proceso de fricción y llega a encontrarse en la superficie de la Tierra o cualquier otro planeta, pasará a denominarse meteorito”, precisa el docente.
La misión constituye un ejemplo de los logros alcanzados en programación a partir de conceptos como mecánica celeste y mecánica astrodinámica, los cuales harán posible hacer un constante seguimiento a la misión, además de contar con la certeza de que las muestras podrán llegar a la Tierra.