Ciencias Sociales España , Burgos, Lunes, 16 de noviembre de 2009 a las 18:23
SEMANA DE LA CIENCIA 2009

Atapuerca y la revolución de las teorías sobre evolución humana de Europa

Los últimos hallazgos encontrados en los yacimientos burgaleses han obligado a los investigadores a replantearse las teorías clásicas sobre evolución humana

Elena Rodríguez Montes/DICYT María Martinón Torres, miembro del equipo de excavaciones de los yacimientos del pleistoceno de la Sierra de Atapuerca e investigadora del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, CENIEH, participa mañana en el ciclo de conferencias científicas organizadas por la Universidad de Burgos con motivo de la Semana de la Ciencia. La investigadora impartirá la ponencia ‘Nuevas teorías sobre la evolución humana de Europa’ en las que la aparición de una nueva especie, a la que se denominó Homo Antecessor, gracias a los hallazgos que han aparecido en los últimos tres años en los yacimientos burgaleses, está “escribiendo un capítulo que hasta ahora no existía y en el que Europa es protagonista”, señala María Martinón en declaraciones a DiCYT. La conferencia tendrá lugar mañana martes a las ocho de la tarde en la Sala Capitular del Monasterio de San Juan. 

 

Tradicionalmente ha sido África el continente hacia el que todos los ojos han mirado para hablar de evolución humana. Hasta los descubrimientos de Atapuerca estaba vigente la teoría de la cronología corta, esto es, que no había ningún humano en Europa con una antigüedad superior al medio millón de años. Sin embargo, los fósiles encontrados en la sierra burgalesa dan lugar al nombramiento de una nueva especie, el Homo Antecessor, de cuya aparición se hace eco la prestigiosa revista Science, en 1997, y que retrasa la fecha de presencia humana en Europa hasta los 860.000 y 900.000 años. La historia de los homínidos europeos se remonta al Pleistoceno Inferior, cuando hasta ahora se había quedado en el Pleistoceno Medio con el origen de los neandertales.

 

El Homo Antecessor presenta una serie de características muy primitivas, sobre todo en la mandíbula y la dentición, pero también posee otros rasgos considerados modernos por los científicos, es decir, que hasta ahora no habían aparecido en el registro fósil. Estas características lo diferencian de las especies ya catalogadas, motivo por el que se le concede un nuevo nombre. La cara de este nuevo homínido presenta una morfología de aspecto moderno, muy similar a la de nuestra especie, el Homo Sapiens, y su capacidad craneal es mayor a la de ejemplares de especies anteriores.

 

Diez años después del descubrimiento del Homo Antecessor, el yacimiento de la Sima del Elefante hace que Atapuerca bata su propio récord: aparece una mandíbula humana perteneciente a un individuo que habitó estas tierras hace 1'3 millones de años. Este hallazgo “hace que nos superemos a nosotros mismos y nos permite certificar que la historia de los humanos en Europa es aún más antigua”, apunta María Martinón. Pero todo esto va más allá porque estos fósiles, que fueron portada de la prestigiosa revista Nature, no sólo se asignan a la nueva especie Homo Antecessor sino que garantizan que el origen de esta nueva especie se encuentra en Europa. Y es más, una colección de más de 200 huesos fósiles ha permitido realizar una reconstrucción de la anatomía de estos individuos y llegar a otra conclusión: que el Homo Antecessor representa el mejor candidato a ser el ancestro común del Homo Sapiens y el Homo Neanderthalensis.

 

Esta conclusión ha obligado a investigadores de todo el mundo a replantearse las teorías clásicas sobre evolución humana y que hasta los hallazgos de Atapuerca se consideraban evidentes. Durante mucho tiempo, Europa había sido un mapa en blanco y negro y se pensaba que era un continente vacío, al margen de los neandertales, pero el Homo Antecessor revoluciona este panorama. “Para algunos científicos ha constituido un auténtico ‘problema’ porque han tendido que encajar estos nuevos protagonistas europeos y aceptar que las hipótesis y teorías que mantenían hasta ahora ya no funcionan”, señala la investigadora del CENIEH. “Es un momento de revolución, que siempre resulta estimulante para un científico aunque implique muchos quebraderos de cabeza. Nosotros no tenemos verdades, tenemos hipótesis y esas hipótesis tienen que ser continuamente contrastadas. En definitiva, se está abriendo una etapa de catarsis de nuestras ideas clásicas, no sólo en España, sino a nivel mundial”, sentencia María Martinón.