Alimentación España , León, Miércoles, 04 de noviembre de 2009 a las 17:48

Científicos de León analizan cómo las gotas de agua producen erosión en el suelo por salpicadura

La velocidad de caída de la lluvia condiciona el desgaste del suelo

Antonio Martín/DICYT A través de modelos experimentales, es posible conocer de forma aproximada la erosión que se puede producir en un terreno en unas determinadas condiciones. Aunque tienen en cuenta variables relacionadas con la lluvia (como, por ejemplo, la intensidad de las precipitaciones medidas por un sencillo publiómetro), hasta ahora, estos modelos no valoraban la energía surgida del movimiento de las gotas al caer. Un grupo de físicos de la atmósfera de la Universidad de León ha realizado un experimento por el que, a través de la medición de esta energía cinética, se explica mejor la erosión producida en el suelo por la salpicadura de las gotas. Esta variable explica mejor que otras este tipo de desgaste del terreno, según los científicos.

 

La investigación fue realizada en Aveiro (Portugal) conjuntamente con personal de la universidad de esta ciudad especializado en el estudio de la erosión producida por la lluvia en zonas dañadas por incendios forestales. A través de una estancia de una investigadora del grupo de León, María Fernández Raga, los investigadores españoles proporcionaron a los portugueses el material necesario para el estudio de los fenómenos de lluvia producidos en las proximidades de esta localidad, en la fachada atlántica de Región Centro de Portugal. Los científicos pretenden trasladar este trabajo a León el próximo año, aunque están pendientes de la financiación.

 

"El trabajo en Aveiro proporciona beneficios tanto por la experiencia de nuestros compañeros de investigación en esta materia, como por el hecho de que en León no se producen lluvias tan erosivas, ya que allí no existen cordilleras que frenen el impacto de las nubes procedentes del Atlántico", explica a DiCYT Roberto Fraile, coordinador del grupo español. El trabajo está actualmente en prensa para la publicación científica Atmospheric Research, con un factor de impacto de 1'5.

 

Mediante el uso de un disdrómetro óptico, los investigadores midieron principalmente el tamaño de la gota y la velocidad de caída. En este aparato, al caer, la gota corta un haz de luz láser. Dependiendo de la energía absorbida en la caída, el tamaño del haz de luz varía, por lo que se puede calcular el tamaño de la gota. La velocidad se medía a través del tiempo que transcurría por la caída de la gota en el dispositivo. Los científicos también tuvieron en cuenta en sus investigaciones la cantidad de agua caída, la energía cinética producida y la cantidad de movimiento de las gotas.

 

Trabajos previos en Aveiro

 

El grupo de la Universidad de Aveiro, que dirige el neerlandés Jan Jacob Keizer, está especializado en simulaciones de lluvia después de un incendio para saber cuánta materia se desplazaba en las correntías, pero no tenían experiencia en trabajos con lluvia natural. Por este motivo, le interesaba la experiencia del Departamento de Física de la Universidad de León. "En las lluvias simuladas el procentaje de gotas grandes es mucho mayor que en las naturales. Cuando llueve, el porcentaje de lluvias pequeñas respecto a las grandes es muy grande, y precisamente se produce más energía cinética y cantidad de movimiento entre estas pequeñas gotas", explica el experto. El trabajo realizado en terrazas donde se cultivan eucaliptos, permitió demostrar precisamente que son las gotas pequeñas las que más contribuyen a la erosión de los terrenos.

 

Los investigadores también concluyeron que las lluvias más erosivas procedían del Oeste, llegadas directamente del Océano Atlántico y, por lo tanto, con gran cantidad de energía cinética. La parroquia de Soutelo, donde se realizó el experimento, y todo el distrito de Aveiro se localizan en una planicie costera con una altura menor de 100 metros. En el final de la primavera y el principio del verano, son comunes fenómenos importantes de lluvia. "Esta conclusión es coherente con la percepción de los vecinos de la zona", indica Fraile.

 

En cuanto a la metodología, los científicos comprobaron que los dispositivos utilizados para la recogida del agua con forma de embudo eran más eficientes que aquellos que tenían forma de taza. Esta información es "valiosa" para la realización del experimento en León. Debido a que la frecuencia de lluvias en diferente en la ciudad española, los investigadores utilizarán simulaciones en diferentes muestras de suelos de la provincia. Para ello, han recogido tomas de Chozas de Abajo (localidad del Páramo Leonés, cercana a la capital y con una variedad de terrenos que se encuentran en toda la provincia) y en la zona de La Candamia, en la ciudad de León. Los investigarores ya disponen de información del tamaño de las gotas que caen en León a través de un disdrómetro instalado en el campus de Vegazana, por lo que, cuando se realice el experimento con lluvia simulada, cruzarán estos datos.