Alimentación España , Salamanca, Jueves, 19 de enero de 2006 a las 14:42

Científicos del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias trabajan en la mejora de la producción de la acuicultura en Castilla y León

Mejorando las especies más demandadas e, incluso, utilizando algunos peces para obtener sustancias que forman parte de algunos medicamentos

Ana Victoria Pérez/DICYT El sector acuícola en Castilla y León produce, según datos del Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación, unas 6.615 toneladas de pescado al año, y de esa cifra el 99% de la producción es trucha arco iris, aunque cada año se detecta una mayor demanda de tencas; una especie propia de las charcas cuya producción se estima en 44 toneladas anuales, y que tiene como destino principal los fogones de muchos restaurantes especializados en cocina tradicional castellana. Ahora la Ciencia se ha propuesto dar un nuevo impulso a este sector a través de la biotecnología.

Desde que hace unos años el Plan Nacional de Investigación, Desarrollo e Innovación Tecnológica (I+D+i) incluyese entre sus líneas prioritarias el desarrollo de estudios biológico-moleculares en especies con interés comercial, los científicos del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias se pusieron manos a la obra para definir protocolos de manipulación genética que hiciesen a las especies con mayor repercusión comercial más resistentes a las enfermedades y más productivas durante la época de cría.

Tal y como ha explicado el investigador del Departamento de Biotecnología del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias Julio Coll Morales, "se trabaja esencialmente para mejorar los animales producidos como alimento, incrementando su tolerancia ante factores ambientales como la concentración de oxígeno, la temperatura o salinidad del medio en el que se desarrollan". Paralelamente, otros equipos del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias están estudiando algunas mejoras biológicas que desembocarán en la mejora del ritmo de crecimiento de los peces, así como de las condiciones organolépticas en aquellos ejemplares destinados al consumo humano.

Factorías con branquias y aletas

Pero la dinamización de este sector necesita un espíritu innovador y nuevas oportunidades de negocio. Apoyándose en las mismas técnicas de manipulación genética, los científicos se han propuesto transformar en auténticas fábricas vivas a las especies más comunes de las piscifactorías. "El desarrollo de la biotecnología nos ha permitido plantear investigaciones orientadas a convertir algunas especies en fábricas de hormonas", comenta Julio Coll. A partir de esta iniciativa sólo ha sido necesario aplicar el ingenio para abrir otras posibilidades en el campo de la salud, como por ejemplo lograr que los organismos de algunos peces produzcan moléculas utilizadas por las empresas farmacéuticas en la fabricación de vacunas o sustancias antitumorales.

Dentro del campo biomédico ha surgido una iniciativa para generar modelos animales que faciliten la tarea a los científicos. De la misma manera que se utilizan ratones modificados genéticamente para simular alteraciones o patologías humanas y realizar en ellos ensayos clínicos, los peces podrían ser útiles en el ámbito de la investigación básica o en el estudio de las bases genéticas de algunas enfermedades humanas.