Medio Ambiente Brasil São Paulo, São Paulo, Martes, 01 de junio de 2021 a las 10:29

Científicos identifican las causas de la extrema sequía que afectó al Pantanal de Brasil

Un estudio indica que el estiaje severo registrado en el bioma entre 2019 y 2020 fue el resultado de un fenómeno meteorológico natural similar al que desencadenó la crisis hídrica en el estado de São Paulo entre 2014 y 2016

AGENCIA FAPESP/DICYT – La sequía extrema registrada entre 2019 y 2020 en el Pantanal, el bioma de tierras anegadas situado en la región centro-occidental de Brasil −considerada como la peor de los últimos 50 años– fue causada por un fenómeno meteorológico natural similar al que provocó la crisis hídrica en el estado de São Paulo entre los años 2014 y 2016.

 

Esta fue la constatación que efectuaron científicos brasileños ligados al Centro Nacional de Monitoreo y Alerta de Desastres (Cemaden), al Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) y a la Universidade Estadual Paulista (Unesp) en el marco de un proyecto que cuenta con el apoyo de la FAPESP a través del Programa de Investigaciones sobre Cambios Climáticos Globales (PFPMCG). Y los resultados de este estudio salieron publicados en la revista Frontiers in Water.

 

“La sequía reciente en el Pantanal fue provocada por un fenómeno al que denominamos bloqueo meteorológico, caracterizado por el surgimiento de un área de alta presión que impidió la formación de lluvias en toda la región centro-occidental de América del Sur. Por consiguiente, la temperatura permaneció muy alta y la humedad relativa del ambiente muy baja”, dice José Marengo, investigador del Cemaden y coordinador del estudio.

 

“La combinación de la falta de lluvias con las altas temperaturas y una humedad relativa muy baja derivó en un aumento del riesgo de incendios, que se extendió no solamente sobre áreas agrícolas sino también sobre áreas naturales del bioma”, explica Marengo.

 

El uso del fuego para limpiar terrenos destinados a la ganadería contribuye con la expansión de los focos de incendios en la zona, cuyo combate se hace más difícil en razón de la falta de lluvias, sostiene el investigador. “El fuego provocado por el aire más caliente y por la falta de lluvias en el Pantanal, por una parte, y por la quema de áreas destinadas a la ganadería en la región, por otra, resultó en el desastre ambiental que vimos en el bioma”, afirma Marengo.

 

Las fuentes de los datos observacionales

 

Con el fin de investigar las causas hidroclimáticas de la sequía en el Pantanal, los investigadores utilizaron una amplia gama de fuentes de datos observacionales de la hidrología (referentes al nivel del río Paraguay) y también sobre la lluvia, el clima y los índices de teleconexiones atmosféricas (una estimación de la conexión de los fenómenos climáticos extremos) para identificar alteraciones en la circulación de los vientos. Asimismo, se valieron de información referente al uso de la tierra y emplearon índices derivados de fuentes de teledetección para caracterizar el estrés hídrico y la sequía en el bioma.

 

Con base en este conjunto de datos, fue posible describir la variabilidad interanual de las precipitaciones, del flujo del río Paraguay y de variables relacionadas con la sequía. Los análisis de los datos indicaron la existencia de una compleja combinación de teleconexiones hidroclimáticas que influyó sobre la reciente sequía registrada en la región. “La falta de lluvias durante los veranos de 2019 y 2020 en el Pantanal estuvo relacionada con la merma del transporte del aire cálido y húmedo del verano de la Amazonia hacia la región”, afirma Marengo.

 

Parte de la lluvia del Pantanal, que es una de las mayores áreas húmedas del mundo, proviene del transporte de vientos que parten desde el Atlántico Norte, entran en la Amazonia, cruzan ese bioma y se dirigen hacia el centro-oeste de Brasil, donde se sitúa el Pantanal.

 

La formación del área de alta presión impidió que esa humedad proveniente de la Amazonia llegase al Pantanal y bloqueó el paso de los frentes fríos del sur hacia la región. De esta forma, predominaron masas de aire más calientes y más secas que contribuyeron para la escasez de lluvias de verano en el Pantanal durante el pico de la estación de los monzones, vientos estacionales asociados a la alternancia entre la estación de lluvias y la sequía que surgen en grandes áreas costeras tropicales y subtropicales.

 

Este cuadro derivó en las condiciones extremas de sequía prolongada en todo el Pantanal, lo cual impactó severamente sobre la hidrología del bioma, según explica Marengo. “Este fenómeno es natural y ocurrió de un modo similar durante la sequía que se registró en São Paulo entre los años 2014 y 2016”, compara.

 

Los impactos amplificados

 

De acuerdo con Marengo, aún no es posible prever si el Pantanal enfrentará otras sequías severas en los próximos años. Para que esta situación no se repita, es necesario que las lluvias en el bioma comiencen y abunden en el momento justo.

 

“De nada sirve que llueva en marzo, al final de la estación lluviosa, y después entre diciembre de este año y febrero de 2022, por ejemplo. De esa forma, la estación lluviosa queda comprometida y aumenta el riesgo de que se incrementen los focos de incendios en el Pantanal”, dice.

 

La sequía en ese bioma tampoco puede relacionarse con los cambios climáticos globales porque constituye un evento meteorológico de causas naturales, en tanto que las alteraciones en el clima constituyen un proceso a largo plazo.

 

Con todo, algunas de las diferencias entre la sequía reciente en el bioma al comparársela con las que sucedieron durante las décadas de 1950 y 1960 tienen que ver con que, en aquella época, el planeta no era tan cálido como ahora, pondera Marengo.

 

“Lo que está ocurriendo ahora es que esas sequías de causas naturales están sufriendo los efectos de la inestabilidad climática y los impactos son entonces peores, pues en aquella época en esa región no había mucha ocupación humana como la hay actualmente. Por consiguiente, la población del Pantanal es hoy en día más vulnerable a los impactos provocados por las sequías”, compara Marengo.