Crean con nanotecnología un apósito para mejorar la cicatrización
AGENCIA CYTA-INSTITUTO LELOIR/DICYT Materiales desarrollados con nanotecnología, la ciencia que manipula la materia a escalas diminutas, podría mejorar la cicatrización de las heridas. Así lo anunciaron investigadores de Mar del Plata, quienes desarrollaron un apósito (todavía experimental) que previene infecciones y permite que respire la piel.
Los vendajes comúnmente utilizados requieren ser cambiados con frecuencia, lo que produce dolor, incomodidad y lesiones sobre la piel subyacente vulnerable. Además, aumentan el riesgo de una contaminación secundaria causada por microorganismos del ambiente o de la propia piel.
Ahora, un grupo de científicos del Instituto en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA), que depende de la Universidad Nacional de Mar del Plata y del CONICET, prepararon geles con un tipo de polímero llamado polivinil alcohol (PVOH) al que integraron un 3 por ciento de nanohilos de celulosa. El efecto ha sido significativo. “Estos hilos, de un diámetro de 45 nanómetros, mejoraron las propiedades mecánicas y permitieron que tenga un comportamiento elástico similar al de la piel humana”, indicó a la Agencia CyTA la doctora en ciencia de los materiales Jimena González, del grupo de Materiales Compuestos que lidera la doctora Vera Álvarez.
González y los otros autores del trabajo, publicado en la revista “Materials Science and Engineering C”, observaron que, en experiencias de laboratorio, el material desarrollado tiene capacidad para proteger la herida. Los apósitos impedían la proliferación y traspaso de bacterias comunes (Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus y Escherichia coli), lo que podría acelerar el proceso de curación de las cicatrices.
Las mediciones también demostraron que la capacidad de “respiración” del apósito era similar a la de la piel humana. Para demostrarlo, los científicos del CONICET imitaron ese fenómeno utilizando una cámara de humedad y determinaron que el vapor de agua traspasaba el gel desarrollado para las cicatrices.
“Nuestra idea es probar este apósito a escala in vivo, probar con heridas y células para ver si realmente mejoran la cicatrización. Por ahora solo hemos tenido resultados in vitro”, señaló González, quien tiene una beca posdoctoral Premio Fundación Bunge y Born. “No creemos que lleve mucho tiempo transferirlo al medio productivo, ya que es un biomaterial externo y es un producto necesario y de bajo costo”.
En el estudio también participaron el doctor Leandro Ludueña, investigador de CONICET que integra el grupo de la doctora Álvarez; y la doctora Alejandra Ponce, investigadora del CONICET en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Mar del Plata.