Medio Ambiente España , Salamanca, Miércoles, 22 de junio de 2022 a las 21:10

Cristina Silva Pereira: “Imitamos a las plantas para fabricar biomateriales”

Segunda charla del ciclo ‘Common Ground Talks’ de la Unidad de Excelencia AGRIENVIRONMENT

DICYT Cristina Silva Pereira, investigadora del Instituto de Tecnologia Química e Biológica António Xavier de la Universidad Nova de Lisboa (ITQB NOVA), ha protagonizado la segunda charla del ciclo ‘Common Ground Talks’, una serie de seminarios informales organizados por la Unidad de Excelencia de Producción Agrícola y Medio Ambiente (AGRIENVIRONMENT) en el Instituto de Investigación en Agrobiotecnología (CIALE) de la Universidad de Salamanca.


A lo largo de los últimos cinco años, la investigadora portuguesa ha desarrollado su trabajo gracias a una de las prestigiosas becas ERC Consolidator Grant, destinadas a investigadores que ya atesoran una gran experiencia pero que al mismo tiempo tienen por delante una carrera científica muy prometedora, basada en propuestas de investigación excelentes y de vanguardia. En su caso, le ha permitido avanzar en el estudio de las barreras defensivas de las plantas, con el objetivo de desarrollar nuevos materiales que tengan propiedades antimicrobianas y a la vez sean compatibles con la piel humana, según ha explicado en declaraciones a DiCYT.

 

Su grupo de investigación está integrado por 20 personas y se divide en tres áreas. Una de ellas tiene que ver, precisamente, con el estudio de la barrera de poliéster de las paredes celulares de las plantas, un polímero natural. Otra se centra en la biología de los hongos, con especial énfasis en la producción de sustancias con propiedades farmacológicas. El tercero, más enfocado a la ecología, analiza las capacidades de los hongos de cara a funciones como la degradación de compuestos.

 

En definitiva, su equipo investiga diversos aspectos de la microbiología con orientación hacia la biotecnología y la química verde. Sin embargo, de todo ese abanico surgen objetivos comunes que pueden llegar a tener aplicaciones incluso en la clínica humana. Por ejemplo, “yo estoy muy interesada en desarrollar materiales que tengan las propiedades de las barreras vegetales, lo que incluye capacidades antimicrobianas”, comenta Cristina Silva Pereira. Al imitar dichas propiedades, esos nuevos materiales podrían servir como apósitos para la piel que ayuden su regeneración o a combatir infecciones.


Al margen de ese uso concreto, la aplicación más inmediata de los polímeros vegetales son los bioplásticos. “Si podemos utilizar estos polímeros para fabricar materiales, ya tendríamos la ventaja de que existen de forma natural en el ambiente y, por lo tanto, serían biodegradables, pero tenemos que aprender a controlar sus propiedades químicas para aquello que necesitamos”, explica.

 

En ese sentido, advierte de la importancia de desarrollar nuevos materiales que aporten un beneficio medioambiental real. “Hay materiales que son clasificados como bioplásticos, simplemente, porque son construidos a partir de componentes biológicos, pero cuyo proceso de polimerización puede haber involucrado sustancias químicas que los hacen poco sostenibles”, lamenta la experta. Por eso, en su opinión la economía circular pasa por la honestidad de los científicos y de la industria para “que el producto final no cree un nuevo problema” y sea realmente biodegradable y sostenible.


Cristina Silva Pereira realiza ciencia de vanguardia, pero reconoce que en líneas generales “en Portugal hay investigadores y centros de investigación fantásticos, pero fallamos en financiación y desarrollo industrial, estamos por detrás del resto de Europa”. Sin embargo, estos problemas se convierten en una ventaja porque “nos hacen ser más creativos y competitivos. Probablemente, en España la realidad es la misma”, añade.

 

En ese sentido, su grupo puede establecer sinergias con AGRIENVIRONMENT, una unidad que también estudia el mundo vegetal con diversas aplicaciones. Precisamente, las charlas 'Common Ground Talks' buscan establecer las bases para conocer, reconocer, atraer o retener talento investigador.