Salud México Iztacala, Estado de México, Miércoles, 28 de julio de 2010 a las 11:56

Desarrollan en la UNAM una prueba que detecta errores de tipo disléxico en niños

Se trata de un instrumento de evaluación que analiza los errores cometidos y al que acompaña una terapia individualizada

UNAM/DICYT En México se estima que el diez por ciento de los niños de las escuelas primarias tienen problemas de aprendizaje; ante ello, la académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) de Iztacala, Laura Edna Aragón Borja, ha desarrollado una prueba para detectar errores de tipo disléxico. Se trata de un instrumento de evaluación cognitivo-conductual que analiza en cada infante el tipo de errores que comete: de lectura, copia, dictado, por omisión, inserción, secuenciación, confusión por la posición o dirección de las letras, o pronunciación similar, entre otros. "Además mediante esta prueba se trata de dar una terapia individualizada", explicó Aragón Borja.

 

La también coordinadora de la Unidad de Evaluación Psicológica de Iztacala refirió que con su aplicación, a lo largo de un período de seis meses, se lograron resultados sorprendentes. El pequeño eliminó gran parte de sus errores de tipo disléxico, revirtió su bajo rendimiento escolar e incrementó su aprendizaje; además, se trabajó en su autoestima.

 

La prueba fue validada con, aproximadamente, seiscientos menores de treinta diferentes escuelas públicas de la zona metropolitana de la Ciudad de México, y de los niños que fueron tratados con terapia individualizada (entre cincuenta y ochenta), sólo en dos casos no se registraron avances debido a que su problema era de tipo neurológico. Sin embargo, "los demás mejoraron su desarrollo en las aulas", aseguró la experta.

 

La dislexia y los niños

 

La dislexia es la incapacidad de un niño para hacer frente a las demandas que exige la escuela; confundiendo unos grafemas o fonemas por otros. "No se trata de un pequeño que no pueda aprender a leer y escribir, sino que lo ha hecho de una manera inadecuada", especificó Aragón Borja.

 

Estos infantes son diferentes porque forman parte del grupo de “fracaso escolar”: tienen baja autoestima; se sienten menos que los demás porque no pueden ir a la par; sus compañeros reciben elogios y ellos sólo regaños, malas notas y maltratos en casa y, cuando hacen la tarea, sus padres se desesperan porque creen que no atienden ni entienden, pero lo que en realidad ocurre es que no se les ha enseñado a corregir sus errores.

 

Con más de 20 años de investigaciones y dos libros publicados sobre el tema, la universitaria señaló que en algunas ocasiones a la dislexia se le ha tratado, médicamente, como un problema de origen neurológico; incluso, hay pruebas en las que “supuestamente” detectan daño o inmadurez de ese tipo.

 

Este instrumento para detectar fallas de tipo disléxico (IDTIT-LEA) ayuda a estudiar de qué índole son los errores que cometen los pequeños, en qué universos de generalización o áreas de contenido se encuentran, y dar un tratamiento adecuado de acuerdo a sus características específicas, trabajar con cada uno de ellos y determinar las repercusiones.

 

"No se trata de una prueba estandarizada", aclaró, "sino más bien de una 'referida al criterio', donde se localizan los errores de tipo disléxico que el menor comete para remediarlos." Se elaboró para infantes de segundo a quinto grado de primaria –considerando que en el primer año, apenas inician la lecto-escritura–, y analiza el tipo de contenidos en ese nivel, las estructuras gramaticales y su dificultad. La académica de la FES Iztacala refirió que ésta es una herramienta que va de lo más a lo menos, desde el análisis por medio de vocales y sílabas, hasta enunciados, prosas o versos, para descubrir desde el nivel inicial de dificultad, hasta el grado mayor.

 

"Con ello, añadió, se establecen matrices en las que se anota, de acuerdo a los errores que el niño comete, dónde ocurre la falla y en qué consiste." Esto ayuda, por ejemplo, a establecer objetivos y planear la intervención. 

 

Un problema discriminativo

 

"Más que un problema neurológico, es de tipo discriminativo, porque el infante no ha aprendido esa 'discriminación fina' que se adquiere con la práctica", puntualizó. Se inicia con la formación incidental que las madres brindan a los infantes antes de entrar a la escuela, y ya en las aulas, se va afinando para distinguir entre grafemas que parecen iguales, y entre sonidos que se escuchan semejantes. Esa discriminación perceptual requiere, además, de la maduración biológica y psicológica, y de adecuadas técnicas de enseñanza.

 

Se les llama disléxicos, pero los disléxicos no son los pequeños, sino los errores que cometen. Si una persona piensa que el menor lo es, lo estigmatiza, y considera que ya no se puede hacer nada, y en ese error incurren muchos maestros, apuntó.


"Si la dislexia fuera de tipo biológico, se daría en la totalidad de las naciones, así que no puede considerarse como un problema neurológico, sino de aprendizaje. Hay pequeños que presentan daños de ese tipo, pero son los menos, y por qué tratar a todos como si tuvieran esa complicación, cuando se puede hacer de manera psicopedagógica", cuestionó la universitaria.

 

Además, Aragón Borja concluyó que, si no se ve de manera oportuna, se agudizará, porque el infante se atrasará más con respecto a sus compañeros, tendrá más lagunas de conocimiento y presentará dificultades en la escuela. Puede llegar a tal grado, que a veces se verá impedido para continuar sus estudios o terminar la primaria, y si la concluye, en la secundaria, con más materias y diferentes profesores, registrará mayores obstáculos.