Salud Argentina , Buenos Aires, Lunes, 16 de diciembre de 2013 a las 15:21

Desarrollan técnicas de diagnóstico y un tratamiento contra la deficiencia de coenzima Q10

La deficiencia de coenzima Q10 participa en numerosas enfermedades, algunas extremadamente graves

Amalia Beatriz Dellamea/UBA/DICYT Son expertos de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (FFyB-UBA), que trabajan en colaboración con médicos del Hospital de Pediatría “Juan P. Garrahan” y del Hospital de Clínicas “José de San Martín”, también de la UBA. Desarrollaron técnicas de diagnóstico para enfermedades primarias y secundarias causadas por el déficit de la coenzima Q10. En América Latina, solo dos laboratorios efectúan los análisis, el CIDEC de la Universidad de Buenos Aires, y el Centro de Biomedicina de la Universidad Central de Ecuador, dirigido por el doctor Enrique Terán. Antes, las muestras eran remitidas a los EE.UU., con los consecuentes costos y demoras, de especial importancia porque el diagnóstico temprano puede evitar o aletargar los deterioros neurodegenerativos.

 

En España, también se han alcanzado grados notables de desarrollo, en particular en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIVERER) del Instituto de Salud Carlos III, de la Universidad Pablo Olavide/CSIC, de Sevilla. El equipo está dirigido por el doctor Plácido Navas Lloret, actual presidente de la Internacional Q10 Association (ICQA).


Las enfermedades primarias afectan, principalmente, a niños y adolescentes. Como parte de la oferta tecnológica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, desde hace un año se realizan los análisis diagnósticos en el país. También están desarrollando una formulación líquida de coQ10, que los pacientes pueden ingerir por vía oral, lo que simplifica grandemente su administración.


Es archiconocida por una crema antienvejecimiento que fabrica un centenario laboratorio multinacional de cósmetica, quien actualmente tiene en el aire un spot publicitario en la que se escucha a mujeres en diferentes situaciones expresar “Sí, esa es mi edad… pero no hay arrugas que lo demuestren”. Claro, eso sí, las mujeres del aviso apenas superan –con suerte— los 30 años, dicho sea de paso. Se trata de la coenzima Q10, que además de tener efectos antioxidantes, interviene en diferentes patologías. Mejor dicho, su déficit es responsable, directa o indirectamente, de enfermedades primarias, tales como síndrome de Leigh, ataxia de Friedreich, MELAS (mitocondrial encephalopaty lactic acidosis and stroke-like episodes), y otras que aunque comienzan a ser descriptas aún no han recibido nombre También, de patologías secundarias, como las asociadas con el Parkinson, el Huntington, las fibromialgias, las dislipemias, la infertilidad masculina, las cardiopatías, las migrañas, entre otras muchas.
 

“La coQ10 es fundamental para la producción celular de energía celular y es considerada un potente antioxidante endógeno. La deficiencia está asociada con numerosas patologías, que con la suplementación terapéutica con coQ10 revierten total o parcialmente, en especial cuando es administrada en niños”, explica la doctora Valeria Trípodi, doctora en Bioquímica por la UBA, profesora asociada de Calidad de Medicamentos de la FFyB e investigadora independiente del CONICET.


“Pero, en la Argentina la coQ10 es considerada un suplemento dietario y para el tratamiento solo se encuentra disponible comercialmente una formulación sólida –comprimidos—que no solo posee baja biodisponibilidad, sino que además es inadecuada para uso pediátrico, con lo que no se obtiene una buena respuesta terapéutica”, señala, por su parte, Silvia Lucangioli, doctora en Farmacia por la UBA, profesora titular de Farmacotecnia I de la Facultad de Farmacia y Bioquímica e investigadora independiente del CONICET.
 

Trípodi y Lucangioli, junto con Fabián Buontempo, quien es doctor en Farmacia por la UBA y profesor adjunto de Farmacotecnia I, dirigen el Centro de Investigación, Desarrollo y Control Farmacéutico (CIDEC) de la Facultad de Farmacia y Bioquímica. La deficiencia de coQ10 puede ser primaria o secundaria. “La primera es relativamente poco frecuente. Fue asociada con mutaciones autosómicas recesivas de diversos genes involucrados en su biosíntesis”, relata Trípodi. Y agrega: “Ocasiona enfermedades neuromusculares, mitocondriales y degenerativas. Tienen una presentación clínica grave que involucra degeneración motriz progresiva, pérdida de la memoria, dificultad para tragar y diferentes grados de retraso mental. Se presenta principalmente en niños y adolescentes”.


Las deficiencias secundarias tienen mayor frecuencia y presentan cuadros clínicos más leves. Se asocian con diversas patologías primarias, como fibromialgias, enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, infertilidad masculina, embarazos de riesgo, y enfermedades neurodegenerativas, tales el Parkinson y el Huntington, entre otras. “El tratamiento con coQ10 tiene grandes beneficios. En los casos de enfermedades primarias, las revierte grandemente y hasta puede llegar a curarlas, siempre y cuando se tenga un diagnóstico certero y precoz”, sostiene Lucangioli. En los casos de enfermedades secundarias, con la terapia de suplementación con coQ10 se logra mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes. 

 

La necesidad de un diagnóstico temprano


Desde 2010, el equipo de investigadores de la FFyB viene ensayando técnicas de diagnóstico en laboratorio con diferentes muestras biológicas. “Desde 2012, los análisis diagnósticos ya forman parte de la oferta de servicios de la Facultad, y son solicitados por profesionales de instituciones hospitalarias públicas y privadas”, expresa Trípodi.

 

Debe destacarse que también forman parte del equipo de investigación y desarrollo expertos del Hospital de Clínicas “José de San Martín” de la UBA, y del Hospital “Prof. Dr. Juan P. Garrahan” (Ver Ficha técnica del equipo).
 

Antes de que los investigadores desarrollaran la técnica, había que remitir las muestras a los EE.UU., con los consiguientes costos y la demora en obtener los resultados, que podían llegar hasta un año. Ese tiempo es crucial para los pacientes, en especial quienes sufren de déficit de origen genético, niños pequeños o adolescentes. Un año sin diagnóstico ni tratamiento efectivo realmente hace la diferencia en la evolución de la enfermedad y la calidad de vida.

 

En la actualidad, en América Latina, la confirmación en laboratorio del diagnóstico se realiza solamente en Ecuador y en la Argentina. “El método que desarrollamos se aplica a diferentes matrices y fluidos biológicos, como plasma, células musculares, plaquetas, fibroblastos de la piel y otros tejidos”, describe Lucangioli. Ha demostrado ser de alta precisión, selectividad y funcionalidad.


Ahora, los expertos de CIDEC están desarrollando una técnica que trabaja con muestras de saliva, obtenidas con un hisopado bucal. Un aspecto que la hace más fácil y no invasiva. Piénsese en que las afecciones de origen primario son padecidas normalmente por niños pequeños.

 

Desarrollo de terapias


En la actualidad, en la Argentina las formulaciones de coQ10 no son consideradas como especialidades medicinales, sino como suplementos dietarios. La razón de que las farmacopeas todavía no las incluyan es que recién comienzan a obtenerse datos clínicos en poblaciones numerosas.
 

Recientemente, investigadores de la Universidad de Florida, en colaboración con la Food and Drug Administration (FDA), ambas de los EE.UU., finalizaron la fase III de un estudio clínico que evalúa la seguridad y el efecto terapéutico de la CoQ10 pacientes con patología mitocondrial.


“Dado que no pueden desconocerse los beneficios terapéuticos informados en numerosos trabajos de investigación de distintos países, los especialistas recomiendan su uso, si bien a las preparaciones solicitadas se las conoce como ´formulaciones huérfanas´”, sostiene Trípodi. Las formulaciones disponibles en el mercado internacional son varias: cápsulas duras que contienen coQ10 sólida, cápsulas blandas con suspensiones oleosas autoemulsionables, micelas, complejos con ciclodextrinas, microemulsiones, nanoemulsiones, nanopartículas.


En la etapa actual, los investigadores de la UBA desarrollan, controlan y ensayan formulaciones líquidas, a partir de emulsiones, que se ingieren por vía oral, que facilitan su administración, especialmente en  pacientes pediátricos. En las evaluaciones realizadas, estas formulaciones han mostrado, además, ser biodisponibles, es decir más aprovechables por el organismo. Próximamente comenzarán a investigar y desarrollar formulaciones con nanopartículas. “Pero –advierte Trípodi—este es un largo camino, en el que solo dimos los primeros pasos”.


Un tratamiento temprano a elevadas dosis de coQ10 podría cambiar radicalmente la historia natural del grupo de las patologías primarias. “Si bien todos los pacientes experimentan mejorías, los síntomas cerebrales son solo parcialmente aliviados”, dice Lucangioli. Y aporta: “Probablemente esto se deba al daño cerebral estructural causado antes de que el paciente reciba el tratamiento y también a que la penetración de la coQ10 a través de la barrera hematoencefálica es baja”.

 

Estudios clínicos del equipo


Investigaciones desarrolladas en diversos países ya han mostrado que el déficit de coQ10 está asociado on Parkinson, Huntington, fibromialgias, dislipemias, cardiopatías, infertilidad masculina, migrañas, entre otras. Por su parte, los investigadores de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, el Hospital de Clínicas y el Hospital Garrahan demostraron que el déficit de coQ10 está involucrado en diversas patologías hepáticas, como colestasis intrahepática del embarazo, cirrosis biliar primaria, hepatopatías autoinmune y hemocromatosis. “Ahora—concluyen las investigadoras—nuestro interés está centrado en averiguar en qué otros grupos de patologías participa”.