Descubren el primer poblado Neolítico en Asturias
CGP/DICYT Margarita Fernández Mier, profesora de Historia Medieval de la Universidad de León, ha sacado a la luz junto a los miembros del proyecto La formación del paisaje del Noroeste Peninsular, del que es la investigadora principal y en el que participan cuatro estudiantes de la ULE, el primer poblado neolítico de Asturias.
Las distintas intervenciones arqueológicas que se están llevando a cabo en la aldea de Vigaña (Belmonte de Miranda) en el marco de este proyecto de investigación, están aportando informaciones de relevancia. Entre los resultados de este proyecto, destaca la localización en varios puntos de la aldea de Vigaña de “evidencias de ocupación de época Prehistórica, con dataciones radiocarbónicas que muestran la frecuentación desde el Neolítico de este espacio de montaña. Mientras en el área de La Sienra se identificó un nivel de cultivo del III milenio antes de Cristo, en las zonas de L’Hortal y en Las Corvas se detectaron evidencias constructivas de estructuras domésticas del IV milenio antes de Cristo”, explica Margarita Fernández Mier.
Destaca la zona llamada Las Corvas, donde los arqueólogos hallaron los restos de tres hogares relacionables con ocupaciones de los grupos nómadas que habitarían las montañas cantábricas durante el Neolítico hace 6.000 años. “La interpretación de este yacimiento, en consonancia con los análisis radicoarbónicos obtenidos y el estudio de los materiales recuperados, señalarían la presencia de la primera cabaña neolítica documentada hasta el momento en Asturias”, añade la investigadora.
Además, el conocimiento de las formas de vida de las poblaciones prehistóricas de este valle sigue aumentando con la excavación, actualmente en curso, del poblado castreño de la Edad del Hierro de El Castru, donde parte del equipo en el que participan voluntarios de la Universidad de León y de otras universidades españolas, trabajan esta campaña bajo la supervisión de David González Álvarez de la Universidad Complutense de Madrid, según la información de la ULE remitida a DiCYT.
Entorno de la Iglesia de Vigaña
Por otro lado, se han reanudado las excavaciones en el entorno de la Iglesia de Vigaña que en 2011 ofrecieron datos interesantes que han llevado a este equipo de arqueólogos, a retomar los trabajos en este sector a lo largo de este mes de julio. En aquella primera campaña se documentó un cementerio de cronología medieval, estudiado por la antropóloga Candela Martínez Barrio (Universidad Complutense de Madrid), así como algunos indicios que hablan de la existencia de un hábitat tardorromano/altomedieval en su entorno, lo cual constituiría muy probablemente el núcleo fundacional de la actual aldea de Vigaña.
Actualmente los trabajos en esta zona, coordinados por Pablo López Gómez (Universidad de Oviedo), se centran en comprender la evolución constructiva de la Iglesia y la posible existencia de evidencias de hábitat previas a la misma.
Además, la realización de sondeos exploratorios en diversos puntos del terrazgo de Vigaña, así como de las brañas que se sitúan sobre esta localidad, ofrecen informaciones materiales sobre el proceso de formación del paisaje agrario. “Por ejemplo, se han documentado campos de cultivo del siglo VIII después de Cristo se han identificado los procesos de roturación y ampliación de las áreas agrícolas en época moderna y contemporánea tras la introducción de cultivos americanos como el maíz o la patata”, señala Mier al tiempo que explica que en esta campaña también se ha ha iniciado la intervención arqueológica en las inmediaciones de la capilla de Linares, situada entre los pueblos de Castañera y Vigaña, trabajos coordinados por el arqueólogo Cesar Martínez Gallardo y “que está comenzando a arrojar información que parece remitir a época medieval, datos que esperamos poder confirmar en las próximas semanas”.
Los resultados de este proyecto de investigación, financiado por el Plan Nacional de I+D del Ministerio de Economía y Competitividad, “muestran el rico patrimonio arqueológico del valle del Pigüeña, donde las gentes que habitaron este valle han moldeado el territorio que les rodea durante milenios en función de sus actividades productivas, entre las que destaca la ganadería. Como resultado de la continua interacción entre las actividades productivas y el medio circundante, el paisaje se ha ido modificando generación tras generación, hasta dar lugar a su forma actual”, concluye la profesora de Historia Medieval.