Health Spain Madrid, España, Tuesday, March 03 of 2009, 13:44

Descubren por qué una variante genética protege frente a la degeneración macular asociada a la edad

La enfermedad es la principal causa de pérdida de visión en España en mayores

CSIC/DICYT Investigadores españoles y británicos han descubierto por qué una variante genética del gen factor B protege frente a la aparición de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), una enfermedad neurodegenerativa con un fuerte componente genético que afecta principalmente a personas de más de 50 años y que constituye la principal causa de pérdida de visión en España. El descubrimiento, en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), abre la puerta al desarrollo de nuevos compuestos que ayuden a prevenir la enfermedad o a retrasar su evolución.

 

La DMAE es una enfermedad crónica en la que están implicados procesos inflamatorios de la retina. Su causa es un mal funcionamiento del sistema del complemento, un componente del sistema inmune encargado, entre otras cosas, de iniciar los procesos inflamatorios. Durante la investigación, los científicos han identificado que la variante Gln32 del factor B protege frente a la DMAE porque activa este sistema un poco peor que las otras variantes del factor B. “Parece paradójico, pero esta ineficacia supone una ventaja en el caso de enfermedades que se asocian a un exceso de activación del complemento, como la DMAE”, explica el investigador Santiago Rodríguez de Córdoba, del Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC y miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras.

El sistema del complemento desarrolla un papel esencial en la defensa del organismo frente a infecciones y es crucial en el inicio de los procesos inflamatorios. Al activarse forma unos complejos multiproteicos con actividad enzimática llamados C3-convertasas capaces de amplificar el estímulo inicial y permitir una respuesta rápida y eficaz ante los microorganismos. El factor B es un componente esencial de las C3-convertasas pues aporta a ellas la actividad enzimática que permite la amplificación del sistema del
complemento.


Aunque los factores ambientales -fundamentalmente el tabaquismo- contribuyen de forma importante al riesgo de padecer DMAE, el 60% de la predisposición a DMAE se debe a factores genéticos. Rodríguez de Córdoba destaca la importancia de identificar a los individuos con mayor riesgo de padecer la enfermedad y disponer de terapias eficaces para prevenirla. “Hasta ahora, los tratamientos existentes se han centrado en fármacos que impiden la neovascularización para detener el avance de la enfermedad. Este nuevo hallazgo, junto con datos de estudios anteriores, abre la puerta al diseño y desarrollo de nuevos compuestos para actuar sobre fases del proceso más precoces, como el daño producido en el epitelio pigmentado de la retina durante el desarrollo de la DMAE. Estos nuevos fármacos irían dirigidos aaspectos del desarrollo de la patología que tienen que ver con la pérdida de control del sistema del complemento y la inflamación”, concluye el investigador del CSIC.
 

Una enfermedad en expansión


Existen dos tipos o fases de la enfermedad, la llamada DMAE seca, que afecta a un tercio de las personas mayores de 65 años, y la DMAE húmeda, más grave, que afecta al 3% de los mayores de 65. La primera es un proceso inflamatorio crónico, lento, que produce una serie de cambios neurodegenerativos en los fotorreceptores hasta causar su pérdida. Sobre este proceso crónico puede producirse una reactivación aguda, más grave –la DMAE húmeda- que conduce a un proceso de cicatrización y neovascularición en el que la retina central es sustituida por un tejido fibrovascular que ocasiona la pérdida total de la visión.
 

En España, donde cerca de siete millones de personas tienen más de 65 años, esta enfermedad tiene una enorme importancia desde el punto de vista de discapacidad. Estudios epidemiológicos recientes, realizados en EEUU, han demostrando un incremento de esta enfermedad por encima del que sería esperable si solo tuviéramos en cuenta el envejecimiento de la población en el mundo desarrollado. Se cree que en 2020 el número de afectados de DMAE se habrá incrementado un 50%.